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Se debe optimizar el único consulado de Venezuela en Colombia

Daniella Monroy Argumedo. Investigadora del Observatorio de Venezuela de la Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos de la Universidad del Rosario e investigadora principal del RADAR Colombia-Venezuela en alianza con la Fundación Konrad Adenauer. Consultora asociada de Diálogo Ciudadano Colombo Venezolano.
Daniella Monroy Argumedo. Investigadora del Observatorio de Venezuela de la Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos de la Universidad del Rosario e investigadora principal del RADAR Colombia-Venezuela en alianza con la Fundación Konrad Adenauer. Consultora asociada de Diálogo Ciudadano Colombo Venezolano.

Daniella Monroy Argumedo

Investigadora del Observatorio de Venezuela de la Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos de la Universidad del Rosario e investigadora principal del RADAR Colombia-Venezuela en alianza con la Fundación Konrad Adenauer. Consultora asociada de Diálogo Ciudadano Colombo Venezolano.

Después de cuatro años de rompimiento de relaciones diplomáticas y consulares entre Colombia y Venezuela, la esperanza volvió cuando los presidentes Petro y Maduro decidieron reconectar a dos naciones que nunca debieron haberse separado. Los más beneficiados con esta decisión podían llegar a ser los migrantes venezolanos en Colombia y colombianos residentes de frontera al tener la posibilidad de acudir a los consulados.

Sin embargo, pronto fue evidente que la gestión binacional se inclinó a impulsar lo referente en temas comerciales y los consulados no llegaron a consolidarse rápidamente.

Cúcuta vio hace pocos días la reinstalación del primer consulado venezolano que estará al servicio de más del 11,6% del total de los migrantes venezolanos, los que se encuentran en Norte de Santander. Algunos elementos para tener en cuenta con el fin de que la puesta en marcha del consulado en Cúcuta sea exitosa:

La operatividad debe considerar la alta demanda

El cónsul Sergio Ramón Arias indicó que se encuentra a la espera de que lleguen más funcionarios para que la sede diplomática entre en pleno funcionamiento, sobre todo, conociendo la alta demanda para obtener pasaportes y apostillas.

Si bien el consulado fue abierto en los últimos días, apenas en la mañana del pasado 2 de mayo inició la atención al público. Después de cuatro años de inactividad, la normalidad de las operaciones se retomará poco a poco, aunque con un reto mucho mayor que antes al tener una mayor cantidad de nacionales venezolanos en Colombia que, según cifras de Migración Colombia, en octubre de 2022 eran 2,9 millones.

(Más información en: ¿Qué tan difícil es encontrar trabajo para los migrantes venezolanos en Colombia?)

Es necesaria la adaptación del consulado al servicio de los ciudadanos

Ante la acumulación de trámites pendientes para los ciudadanos venezolanos y colombianos que acuden al consulado después de años de ausencia y considerando que el Consulado de Cúcuta es el único representante de Venezuela en Colombia hasta el momento, se hace necesario actualizar el registro consular. Esto con el fin de planificar las posibles adaptaciones que requerirá la sede para flexibilizarse ante el alto número de personas que acudirán próximamente a sus servicios.

Según Keila Vílchez, periodista venezolana del diario La Opinión y residente en Cúcuta, uno de los servicios que más se ha solicitado en estos primeros días de actividad del consulado ha sido la renovación de documentos, aunque se debe aclarar que en el consulado no se puede renovar la cédula venezolana.

Un reto: la desconfianza en la institucionalidad de Venezuela

Es importante tener en cuenta que, a pesar de las múltiples necesidades consulares de la diáspora venezolana en Colombia, se han presentado suspicacias en torno a una de las primeras representaciones del Estado vecino en el país.

El consulado, como instancia protectora de los ciudadanos venezolanos, está bajo el ojo crítico en el cumplimiento de sus labores de forma eficiente.

Se debe tener presente que esta sede está acéfala en el sentido en que no se ha reinstalado la embajada venezolana en Colombia todavía, apenas se posesionó el embajador Carlos Martínez y no hay pistas de que el edificio de la representación diplomática en Bogotá se restablezca pronto.

Es requerida con apremio la reinstalación de los ocho consulados restantes en Colombia, quizá priorizando los de Arauca y Riohacha en la zona fronteriza y los de Medellín, Barranquilla y Bucaramanga por su alta presencia de venezolanos.

(Tal vez sea de su interés: La migración, la gran ausente del restablecimiento de las relaciones colombo-venezolanas)

Evaluar la capacidad del SAIME

La función del consulado en la expedición del pasaporte se limita a la entrega, pues el trámite de solicitud debe hacerse por la página web del SAIME, según explicó a diferentes medios el cónsul Arias. Ya en Chile y en Perú, países con menos venezolanos hospedados que Colombia, se han presentado problemas para dar abasto con las citas digitales para el pasaporte venezolano.

El director del SAIME explicaba hace pocos días que, si una persona paga su trámite ahora, la cita le será concedida en 2028. En Perú, la espera puede ser de seis meses a un año y luego de hasta seis meses para obtener el pasaporte en físico. Se teme que la página del SAIME, que hace poco fue renovada, no tenga la infraestructura para soportar las solicitudes de emisión de pasaportes a las que ahora se sumarán las que provienen de Colombia.