El basquetbolista, de padre colombiano y madre dominicana, tuvo la oportunidad de jugar por la selección venezolana, pero las cosas se dieron de otra manera y hoy piensa que fue lo mejor que le pudo pasar.
Por Angélica Antía Azuaje – Periodista de Te lo Cuento News
Resulta maravilloso ver cómo los deportes pueden unir a personas de diferentes orígenes y más cuando un país se convierte en el epicentro para el desarrollo de las habilidades competitivas que en muchas ocasiones son adquiridas desde temprana edad. Ese es el caso del basquetbolista venezolano, Luis Almanza, de padre colombiano y madre dominicana, quien juega en la selección colombiana.
El vínculo creado con el básquet colombiano trascendió las fronteras hace muchos años. Con sus 1,98 metros de altura, Luis cuenta que su último partido en Colombia se jugó en World Cup – Americas qualifiers.
“Crecí en Venezuela, pero obtuve mi nacionalidad colombiana a través de mi papá, y es así cómo he logrado evolucionar en ambos países”, enfatiza.
Recuerda cuál fue el punto en su vida en que decidió que iba a dedicarse al baloncesto. Fue cuando se le presentó la oportunidad de jugar con el equipo Gigantes de Guayana. Lo firmaron y ahí entendió un mensaje de un entrenador.
“Me dijeron que si en tres años yo le dedicaba tiempo suficiente al baloncesto y le daba resultados, lo podía tomar como una profesión. De no ser así, la situación sería seguir estudiando o buscar otro trabajo. Así que me preparé y me esforcé en destinar el tiempo a esto, y miren ahora donde estoy”.
Con la selección de Colombia disputó los cuatro encuentros de la selección en las Ventanas Eliminatorias al Mundial 2023, promediando 7.3 puntos, 3.3 rebotes y 0.8 robos.
Experiencia imborrable
Cuando la selección colombiana lo convocó inicialmente dijo que no, porque pensaba que tenía una oportunidad más de que lo llamaran en Venezuela. “Pero ese año al entrenador de los Gigantes de Guayana no le gustó mucho como jugaba y al final no quedé en la selección venezolana, así que retorné a Colombia a participar en la liga. Se dio el segundo chance, así que no lo pensé dos veces y viéndolo en retrospectiva, fue de las mejores decisiones que pude haber tomado, porque ha sido un hito importante en la trayectoria de mi carrera”.
El momento que destaca Luis como el más memorable como jugador se dio en el 2017 con la selección de Colombia en la AmeriCup en Medellín. Ahí debutó con el conjunto y los representó.
“Colombia me dio la oportunidad de brillar, de seguir desarrollando mi juego y de poder representar a ese hermoso país. Es una adrenalina que se siente escuchar el himno nacional junto a dos o tres mil personas que también lo están cantando, y saber que cuando eres un jugador que te gusta darlo todo y más, sientes un gran compromiso con la afición y con la gente que te apoya”.
Prefiere ser mentor
Sobre su objetivo a largo plazo en relación con este deporte, el alero del equipo Cafeteros de Armenia es lapidario: “no me gustaría ser entrenador una vez terminada mi carrera como basquetbolista. Soy el tipo de persona que le gustan los retos, pero creo que es un compromiso muy grande saber que tienes que lidiar con más de 15 mentes. Prefiero ser un skills training o un mentor, el que inspira a los chamos a que no dejen de luchar por sus sueños y a que se preparen de la mejor manera”, explica.
Tiene en mente hacer una especie de laboratorio, “que no sea una academia común y corriente de 30 jugadores. No. En todo caso, quiero cinco o seis jugadores que yo sé que puedo ayudarlos a avanzar, pero por ahora el objetivo a breve plazo es ser campeón y mantenerme fijo en una organización, en la cual pueda ser ese jugador, franquicia o emblema de un equipo”, concluye Luis Almanza.
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