Una de las causas de la migración desde Venezuela es la crisis sanitaria de ese país, donde hay escasez de medicamentos e insumos médicos. Por eso, cientos de profesionales de ese sector buscan un futuro mejor en otros países, con la esperanza de ejercer su profesión. Aunque algunos lo logran, otros encuentran obstáculos normativos y económicos para cumplir sus sueños.
Estas son las historias de Ángel Ávila y Dubraska Duque, que muestran dos caras de la migración de médicos venezolanos y las problemáticas que aquejan al sistema de salud de Venezuela, pero también a Colombia.
Ángel Ávila
En Barranquilla, Ángel vende manillas en inmediaciones de centros comerciales mientras convalida sus títulos. ©| Azharys Hazbún Corro
“Hola, yo soy médico cirujano y aún no puedo ejercer mi profesión en Colombia. Vendo estas manillas con piedras fabricadas en vidrio para subsistir y ayudar a mi familia que sigue en Venezuela”. Todos los días escuchamos palabras como estas, de migrantes venezolanos que se juegan su sustento en las calles de Barranquilla y otras ciudades de Colombia. Parecen frases de cajón, que a fuerza de repetición a veces reciben como respuesta un sentimiento de indiferencia e incredulidad.
Entre los soleados días y las cálidas noches de Barranquilla, acompañado por el sonido estruendoso de los vehículos en las calles durante las horas pico y el afanado andar de las personas, se encuentra Ángel David Ávila. Este joven procedente de Caracas es comunicador social y periodista, titulado de la Universidad Central de Venezuela, y espera su título como Médico Cirujano de la misma universidad. Pero su historia en Colombia parece la de otra persona, pues ofrece manillas y bolígrafos a los transeúntes de los centros comerciales y el mercado público de Barranquilla.
Detrás de sus lentes, que le dan un toque intelectual, se puede ver el brillo en los ojos de este soñador, que conserva un obstinado entusiasmo, a pesar de extrañar su país y a su familia, a quienes dejó atrás para poder ayudarlos, sobre todo a su pequeño hijo de 5 años.
¿Por qué decidiste estudiar medicina después de Comunicación Social?
Ángel Ávila: por necesidad y por las inmensas ganas de salvarle la vida a un familiar.
¿Qué te motivó a salir de Venezuela?
A.A: la disparidad política y la distorsión económica que hay en Venezuela desde hace 4 años, por culpa de las necesidades que hay en el país.
¿A qué te dedicabas antes de venir a Colombia?
A.A: tenía un trabajo estable, era gerente de una franquicia de comida rápida, lamentablemente el salario no alcanzaba para el alto índice de inflación del país.
¿Has podido ejercer tu profesión como médico en Colombia o en algún otro país latinoamericano?
A.A: no, no he podido, porque necesito un certificado en Venezuela que compruebe que me gradué como médico cirujano y hay mucha complicación en eso, ya que el costo de los documentos es elevado y ahora no tengo esa posibilidad.
Cada viaje a su natal Venezuela, Ángel lleva la necesidad de ayudar a su familia. Cada visita significa un encuentro glorioso con los suyos pues les lleva alimentos, medicinas y otras necesidades básicas que ya no pueden suplir. “Lo difícil es tener que salir nuevamente, cada viaje es una aventura peligrosa, donde las circunstancias pueden ser inesperadas”, asegura.
A sus 35 años, los suficientes para haber vivido un poco de aventura y estar cerca de culminar dos carreras universitarias, Ángel tiene la fuerza suficiente para las largas horas en las calles bajo el inclemente calor del mediodía. Aunque algunas cosas han cambiado, como su tono de piel que se ha tornado oscuro, aún no pierde el marcado acento venezolano.
Para Ángel, la mayor dificultad en Colombia es que no puede ejercer su profesión, pues tiene que convalidar los títulos obtenidos para ejercer cualquier carrera, incluida medicina. Ese trámite exige certificados de calificaciones y el pensum de la carrera, además de un pago de 700.000 pesos.
La situación de Ángel es la misma que vive gran parte de sus compatriotas profesionales, que han llegado a Colombia en los últimos 5 años. Un dato de Migración Colombia revela que de los venezolanos que llegaron a Colombia, un 32 por ciento son profesionales, pero solo el 5 por ciento tiene un trabajo con prestaciones sociales. Sin embargo, Ángel dice que seguirá paseándose por las calles de Barranquilla, luchando para subsistir.
Los derechos humanos quebrantados
La crisis de Venezuela, que llevó a Ángel a cruzar la frontera, también es una cuestión de derechos humanos. Faltan menos de 11 años para cumplir con los objetivos de desarrollo sostenible (OSD). Como 193 países firmaron un acuerdo para trabajar por el cumplimiento de la agenda 2030 de la ONU, el cumplimiento de estos objetivos es una prioridad para los gobiernos.
Desde el 15 de noviembre de 1945, la República Bolivariana de Venezuela es miembro de la ONU; por ello, firmó el compromiso para desarrollar los ODS. Sin embargo, el informe interno de la ONU titulado ‘Visión general de las necesidades humanitarias prioritarias’, obtenido por la agencia AFP, detalla el acelerado aumento de la desnutrición y las enfermedades, en consonancia con el deterioro de las condiciones de vida en el vecino país.
“Se estima que 7 millones de personas, o alrededor del 24 por ciento de la población total que vive actualmente en el país, tienen necesidades prioritarias urgentes de asistencia y protección”, señala el informe de 45 páginas, que presenta datos detallados sobre la magnitud de la crisis humanitaria en Venezuela.
En su defensa, el gobierno venezolano culpa a Donald Trump, presidente de Estados Unidos, por las sanciones impuestas que congelaron activos del país y le impiden importar productos de primera necesidad, incluyendo medicinas.
Las protestas en el sector de la salud son comunes en Venezuela, donde la escasez de medicamentos llega al 80 por ciento, según la Federación Farmacéutica. © | Twitter Ismael Mata
El desafío de ser médico en Venezuela y el terror a enfermarse
El Hospital General Dr. José Ignacio Baldó de Caracas, también conocido como ‘el Algodonal’, fue escenario de protestas por parte del gremio de la salud. Se unieron también familiares de los pacientes, no solo por la falta de insumos médicos, sino por la crisis alimentaria que existe en el centro hospitalario. Además, no hay suficiente personal médico para atender los partos, ni medicinas para aliviar los dolores posteriores.
Dubrazka Duque González
Dubraska Duque convalidó sus estudios y practica la psiquiatra en Colombia. © | Azharys Hazbún Corro
La vida de Dubraska transcurre en Barranquilla entre una clínica de salud mental, pues es psiquiatra, y las aulas de una universidad. Dubraska nació en Mérida, una pequeña y fría ciudad estudiantil y turística por excelencia que tiene uno de los centros educativos más importantes de Venezuela, la Universidad de los Andes.
Su vida en Colombia comenzó llena de felicidad y esperanza. Casada con un colombiano, psiquiatra también, llegó a Barranquilla a la casa de familiares de su pareja. A sus 42 años, Dubraska aún extraña lo más sencillo de su país: la cultura, la comida y hasta el acento, aunque adaptarse fue sencillo porque siente cercana a su tierra.
¿Donde estudió medicina?
Estudié medicina y luego me especialicé en psiquiatría, mi posgrado lo realicé en el hospital de la Universidad de los Andes y trabajé como especialista en el manejo de las adicciones.
¿Qué fue lo más difícil de salir de Venezuela?
Es complicado salir de tu país después de tener todo lo necesario para vivir: una casa, un auto y un trabajo estable. Lo verdaderamente difícil fue dejar todo en el país, no puedes empacar tu vida en una maleta.
¿Cómo ve la situación de la medicina en Venezuela?
Muy complicada. La situación del país por escasez de medicamentos e insumos médicos hizo que muchos profesionales de la salud emigraran.
¿Hay alguna diferencia entre el sistema de salud de Venezuela con el sistema en Colombia?
En Venezuela había era distinta la atención médica especializada en comparación con Colombia, era mucho más fácil acceder a esos médicos, entonces los tratamientos tenían mejores resultado y eran más eficaces.
¿Cómo es su experiencia como docente de medicina en Colombia?
La educación en Colombia me encanta. Sin embargo, hay cosas que deben cambiar, como la interrupción de la entrega de medicamentos, que afecta la recuperación de las personas.
La hija de Dureska tiene 4 años y es su motor para seguir adelante. Además, reconoce que por lo menos puede ejercer su profesión. En cambio, parte de sus familiares profesionales no ejercen en los países a los que migraron.
Hace más de 3 años Dureska no visita Venezuela, pero eso no le impide recordar el frío de su ciudad. Recuerda con nostalgia los días en los que junto a sus colegas visitaba un lugar llamado ‘El valle’. Allí estaban rodeados de montañas. “Desayunar juntos era glorioso: comida típica, la cercanía y el paisaje que más extraño”.
Ella seguirá esperando el día en que toda su familia esté reunida. Mientras tanto, su propósito es trabajar para ayudar a los pacientes con enfermedades mentales y enseñarle a los futuros médicos colombianos la importancia de reconocer el valor de cada ser humano en su labor.
la historia en Colombia
El panorama de la salud en Colombia tampoco es alentador. Carol Ann Figueroa, autora del libro Sala de espera, lo describe en el primer capítulo de ese texto: “no buscaba una aguja en un pajar, sino un paciente que no tuviera tiempo que perder, uno entre los más de 200.000 que anualmente reciben diagnósticos terminales tras luchar largo tiempo contra una enfermedad, y que pese a la gravedad de su condición, deben esperar horas a ser atendidos en las salas de urgencias de las clínicas y hospitales de Bogotá”.
La verdad del sistema de salud en Colombia se ve reflejada en las largas filas al frente de los hospitales públicos y la poca atención médica especializada. Además de lo tardío en las citas médicas y diagnósticos de enfermedades.
Los problemas en el sistema de salud de ambos países, aunque diferentes en contexto, muestran que su raíz es el mal manejo de los recursos por parte del gobierno, y la poca importancia del bienestar de los ciudadanos de cada país.
Una solución para minimizar y contener los efectos de migrantes profesionales en el área de salud desempleados en Colombia es otorgando el permiso para ejercer y convalidar los títulos. Su integración a Colombia es importante, pues, como asegura Germán Umaña Mendoza, “la experiencia internacional ha demostrado que la migración puede ser virtuosa y una oportunidad para fomentar el crecimiento y el desarrollo de los países y las regiones”.
Esta crónica es el resultado del Encuentro de comunicación sobre migración mixta, realizado por Acnur y el Proyecto Migración Venezuela en Barranquilla, los días 9, 23 y 30 de marzo de 2019. El encuentro contó con el apoyo de Vokaribe Radio y con la tutoría del periodista Ángel Unfried.
Por: Azharys Hazbún Corro