Hay un componente intrínseco en los procesos de migración del que rara vez se discute en la esfera pública: el duelo migratorio.
Por Redacción MigraVenezuela
Detrás de las historias de éxito y perseverancia de los migrantes, se esconde un dolor silencioso que acompaña a quienes emprenden la búsqueda de una vida mejor lejos de su hogar.
El duelo migratorio es un proceso de elaboración de la pérdida que comienza cuando una persona emigra. Este proceso desafía los recursos y estrategias de adaptación de cada individuo, desencadenando emociones ambiguas comúnmente asociadas al duelo mismo.
De acuerdo con Belky Dalila Hernández, psicóloga y profesional de orientación psicosocial con enfoque de género del centro Intégrate de Bucaramanga, cuando una persona emigra, se generan “expectativas que, al no cumplirse o al no llevarse a cabo, generan un sinfín de emociones o reacciones como tristeza, nostalgia, frustración o decepción que se viven de acuerdo a esas expectativas que tiene cada persona”.
Lo anterior sugiere que el duelo migratorio no sigue un patrón lineal; es un proceso complejo que se manifiesta de diversas maneras en cada individuo: “la nostalgia y tristeza de dejar un país no se manifiestan igual en todas las personas ni al mismo tiempo; cada uno experimenta algunos les lleva más tiempo o les toma más tiempo estabilizarse”, dijo la psicóloga. También depende de qué tan satisfechas tengan las personas sus necesidades primarias, “un duelo se resuelve de una manera, estando acompañado y teniendo necesidades básicas resueltas, a diferencia de cuando no se cuenta con esas cosas básicas”.
El duelo migratorio también se ve afectado por la posibilidad que tuvieron las personas al planificar su viaje hacia otro país. “Las personas que salen sin planificar son un gran porcentaje. Muchas personas llegan tras un rumor, simplemente me dijeron que un amigo estaba allá, mi amigo me puede recibir, entonces no hay una planificación y cuando no hay una planificación se encuentran con mayores barreras”, concluyó Hernández.
El desarraigo: Un viaje hacia lo desconocido
Cada paso en tierras extrañas lleva consigo el pesar de lo que se dejó atrás, las tradiciones que se diluyen y las raíces que se desprenden.
A menudo, el duelo migratorio se ve exacerbado por la lucha constante contra la discriminación y la xenofobia, agregando capas adicionales de dolor a una experiencia ya de por sí difícil. La invisibilidad de este duelo complica aún más la situación, ya que quienes migran a menudo se ven obligados a ocultar su sufrimiento detrás de una fachada de fortaleza.
“En este enfoque, lo que asistimos a reconocer es que atraviesa un periodo de duelo mientras se adapta a un entorno, una comunidad y una realidad distintos. La gestión del duelo es crucial, ya que comprender esos sentimientos también nos permitirá centrarnos en los objetivos o metas que fueron la inspiración para iniciar este viaje”, afirmó Hernández.
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Una mochila llena de emociones, pérdidas y renuncias
El duelo tras dejar atrás un país está marcado por la pérdida y la adaptación a nuevas realidades. Se entrelaza de manera única con experiencias de vulnerabilidad, especialmente para mujeres y miembros de la comunidad LGBTQ+.
Para las mujeres migrantes, el duelo se complica con desafíos de género, incluyendo la pérdida de roles familiares tradicionales y la exposición a riesgos como la violencia de género.
Al llegar a Colombia, algunas mujeres migrantes confiesan haber sido víctimas de violencia basada en género intrafamiliar, y según Belky Hernández, “para todos estos temas, entonces, lo importante es poder identificar lo que a la persona más le conviene hacer en la ruta, es decir, si es una mujer, por ejemplo, que viene siendo madre cabeza de hogar, migró con sus hijos y no tiene una red de apoyo”.
Por otro lado, la comunidad LGBTQ+ que migra se enfrenta a un proceso de duelo que se ve agravado por la búsqueda de aceptación y seguridad en entornos que podrían no ser completamente inclusivos.