La primera candidata transexual a unas elecciones presidenciales en Venezuela propone ayudar a los retornados a reintegrarse proporcionándoles educación, atención médica y oportunidades de empleo.
Por Angélica Antía Azuaje – Periodista de TelocuentoNews
La abogada y política venezolana Tamara Adrián es una de las candidatas de las primarias que se realizará en octubre del corriente año 2023, de cara a los comicios generales de 2024. Al inscribirse formalmente, ella enfatizó que su proyecto no es propiamente LGBTIQ+, sino que está basado en el bienestar común a escala nacional, lo que incluye también a los migrantes venezolanos.
Con la visión de lograr un cambio positivo en el país, la exdiputada y activista transexual en defensa de los derechos humanos, ha propuesto una política migratoria de retorno inclusivo, el cual tiene como objetivo facilitar el regreso de los ciudadanos venezolanos que han migrado a otros países.
A su juicio, debe atacarse las causas que originan la migración, como la ausencia de instituciones públicas fuertes y transparentes y diversificar la economía local, lo que conlleva a incrementar la inversión social para los migrantes que regresen y para que la población en general tenga condiciones dignas de vida.
Peor crisis humanitaria
De acuerdo con las estadísticas oficiales, la migración venezolana en el mundo alcanzó en marzo de este año la cifra de 7’239.957 personas, “lo que, en definitiva, demuestra que se trata de la peor crisis humanitaria por lejos, de la que se tenga conocimiento en un país no en guerra”.
Enfrentar esta realidad pasa necesariamente por reconocer las causas y validar que no será posible el retorno de algunas de estas personas a pesar de que progresivamente se superen los problemas.
“De manera tal que en el contexto presente, si bien hay un pequeño número de compatriotas que ha regresado voluntariamente, la realidad histórica demuestra que en los países que han sufrido migraciones, solo alrededor de un 10 o 15% de las personas que tienen como 15 años fuera, regresa en algún momento. El resto no retorna”, explica.
“Por ende, debemos pensar cómo reconstruir el país con las personas que quedan en Venezuela y eventualmente abrir las puertas a los migrantes que retornen con la finalidad de suplir y llenar esos vacíos que fueron dejados por esos millones de personas que se concentran en una edad entre 20 y 45 años en más del 90%, es decir, la de más productividad”, recalca la activista.
Zona fronteriza
Con relación al tema de la zona fronteriza con Colombia, Tamara menciona que la reciprocidad económica permitía un excelente intercambio, sobre todo en el tiempo en que Venezuela formaba parte de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), con las ventajas que esto representaba.
En la medida en la que se crearon asimetrías entre la situación económica, social y de producción, el intercambio se hizo cada vez más inviable, y esas asimetrías todavía nos afectan a pesar de la tímida y fallida apertura de la frontera con Colombia.
“En el presente, Venezuela tiene muy poco que ofrecer debido a la parálisis técnica y tecnológica en la producción nacional, lo que hace imposible que nuestro país exporte hacia el vecino país”, sostiene.
Garantizar derechos básicos
Para los venezolanos en el extranjero es necesario garantizar una serie de derechos que no se pierden por la lejanía, como son el derecho a la identidad y a la identificación, lo que significa tener cédula y pasaporte; el derecho a una eventual repatriación y el derecho a una ayuda económica en circunstancias específicas.
Tamara señala que nada de esto se está logrando en este momento “y por ende es una tarea general de todos los que creemos que este proceso de reconocimiento de derechos tiene que hacerse rápido para que puedan los venezolanos gozar de su ciudadanía en el extranjero, y el derecho al voto”.
La dirigente política recordó que cuando se establecieron las normas para el derecho al voto en el extranjero, que se limita al tema presidencial, el Consejo Nacional Electoral dictó una norma que jamás ha sido modificada, la cual exige que para poderse inscribir en un país extranjero, tiene que hacerse en una sede consular; la persona debe tener residencia legal permanente y debe cumplir con otra serie de requisitos. “Entonces, hay que acometer una reforma de esa norma, para así permitirle a los migrantes venezolanos su derecho al voto, en el caso de las elecciones presidenciales”.
Detener la diáspora
Ahora bien, Tamara plantea una alternativa para que la gente no migre: “la única solución que existe es progresivamente generar un incremento de beneficios sobre la situación económica de la población”.
Para ello, señala, “hay que ejecutar un plan de nuevas inversiones que incluya la reconstitución del Estado de Derecho, esto significa, una reforma del poder judicial, tener un sistema de presupuesto y rendición de cuentas, poseer un mecanismo que logre la transparencia en todo lo que tenga que ver con la contratación pública y acabar con la esquizofrenia impositiva que hay”.
De igual forma, agrega, se necesita reconstruir los servicios públicos, electricidad, agua potable, de educación, salud, transporte, “ya que todos ellos están destruidos actualmente. Nuestra propuesta incluye que al menos para dos de estos servicios, la salud y la educación, se destine una parte del IVA, para que financie de manera exclusiva esas dos actividades del Estado”.
Finalmente, insiste en la inclusión social, pues la realidad “es que existe un altísimo grado de exclusión social. Venezuela es un país donde la brecha salarial entre hombres y mujeres es alta y el proceso de obtención de puestos dignos de trabajo para las mujeres es menor”.
“El tronco común de todo esto es el restablecimiento de la democracia perdida. La recuperación pasa por un camino largo y difícil, pero que puede llevarse a cabo mediante una amplia coalición”.
La defensora de los DDHH piensa que Venezuela y Colombia están destinadas a entenderse, pues sin eso, es imposible que se logre una situación fluida. “La clave está en recuperar nuestra economía, y disminuir o eliminar las asimetrías económicas, pues, no hay posibilidad de que haya un intercambio equilibrado entre ambos países. Es indispensable crear bienestar en Venezuela, lo que daría paso a una reciprocidad en las relaciones con Colombia”, concluye.
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