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Día de la Madre en Colombia: celebrar lejos de casa

Dos mujeres migrantes por las carreteras de Colombia. Foto: Camilo García.
Dos mujeres migrantes por las carreteras de Colombia. Foto: Camilo García.

Para muchos migrantes, esta fecha, tan relevante en ambos países, es una conmemoración agridulce porque deben hacerla a la distancia. Kimberly, María Elena y Milagros son tres de ellos, que salieron de su país buscando un mejor destino para sus hijos.

Por Te lo Cuento News

Al igual que en Venezuela, en Colombia el Día de las Madres se celebra el segundo domingo de mayo, y aunque para la mayoría de las personas de ambos países es una fecha de júbilo, para las migrantes venezolanas tiene una connotación diferente porque a muchas les tocó despedir a sus hijos y algunas dejaron a sus madres cuando decidieron moverse al país vecino.

En esta fecha tan importante es cuando aumenta la melancolía y en algunos casos se intensifica el sentimiento de desarraigo. Esto es parte de lo que siente Kimberly Nori, ella tiene tres hijos: Reymond, de 18 años, Valentina, de 15, y Hannah, de seis, quien tiene síndrome de Down. Cuando Kimberly decidió migrar el 17 de septiembre de 2019, su hijo varón se quedó en Venezuela y ella viajó junto a sus dos hijas a Medellín, Colombia.

Cuando Kimberly se enteró del diagnóstico de su hija menor, decidió nunca lamentarse y trató de salir adelante en su tierra, pero cuando se agudizó la crisis económica buscó migrar para darle a sus hijas una mejor vida. Jamás pensó que el camino sería tan difícil al principio.

“La vida no fue fácil, pese a que en Colombia, teóricamente, las personas con esta condición tienen derecho a una inmediata y especial protección, luché para que a mis hijas se le brindaran el acceso a los servicios de educación y salud, y para que Hannah se insertara en la sociedad”, dice.

De tanto gestionar solicitudes burocráticas de ayuda para su hija y derribar barreras para garantizar el acceso a los derechos a la salud y una educación equitativa para los migrantes, se convirtió en una trabajadora comunitaria, una líder social y en miembro del equipo de la ‘Fundación Anauco Migrantes Medellín’.

“Me inicié como gestora comunitaria independiente, conté con el apoyo de ACNUR y desde entonces he conseguido llevar a la Comuna 13, del barrio Juan XXIII, jornadas de vacunación, de asistencia sanitaria, capacitación, empleo, planificación familiar y actividades para los jóvenes. “Soy consejera, asesora. He recorrido Medellín a punta de jornadas y me encanta mi nuevo enfoque”.

Aunque la lucha de Kimberly comenzó con el propósito de ayudar a su hija, se convirtió, de alguna manera y junto con otras mujeres, en una madre para todo aquel que necesita atención especial.

Para animar el corazón

Otro caso es el de la caraqueña María Elena Carrillo, quien se convirtió en madre hace 27 años y arribó a Colombia el 18 de junio de 2019. “Salí por un tema de salud de mi mamá y, además, para conseguir una mejor calidad de vida para mi familia”.

Relata que por fortuna tiene a su madre a su lado. “La salud de ella fue una de las principales razones que me movieron a dejar Venezuela. Ella necesitaba un marcapasos”.

En ese proceso consiguió la atención básica que necesitaba su progenitora. Durante ese tiempo conoció a Mónica Sequera, una líder social que promueve jornadas de salud junto a las organizaciones internacionales, a través de ella logró conseguir el marcapasos para su progenitora.

“Mientras fuimos migrantes irregulares recibimos la atención médica pertinente. Gracias a Dios tenemos una situación migratoria regular y mi madre está vivita y coleando. No ha dejado de ser atendida, le dan sus medicamentos, al igual que yo que tengo remisión de cáncer de tiroides”, dice.

Para María Elena, el Día de la Madre es un día muy especial porque celebra el amor y la dedicación que ella tiene hacia su madre y a sus hijos. “Acá estamos, haciendo vida en una patria distinta a la nuestra”.

Tenía que sobrevivir

A más de 990 kilómetros de distancia desde Venezuela, en Manizales, región ubicada en la región central de Colombia, vive Milagros Rosell, una venezolana que salió vía terrestre y llegó al vecino país el  22 de abril de 2019 con sus dos hijas.

Para ella, el Día de la Madre es una fecha agridulce porque su mamá falleció en Venezuela en septiembre de 2020 en plena pandemia del COVID-19. Emigró porque no tenía cómo comprar alimentos. Lo que ganaba trabajando no le daba para sobrevivir.

“Fui madre por primera vez a los 28 años y luego, en el 2016, tuve otra niña. El hecho de sortear la crisis en Venezuela, me motivó a emigrar”, indica.

Sobre las mayores dificultades que como madre migrante ha enfrentado, ha sido conseguir un empleo estable y tener a una persona que le cuide a su hija pequeña. 

“Mi hija grande tiene 16 años y estudia, la segunda niña, tiene seis años y no tengo con quien dejarla. Eso ha sido muy duro, porque estoy entre la disyuntiva de si trabajo en algo estable y dejarla con alguien de mi entera confianza o quedarme en casa cuidándola personalmente”. 

Tanto Kimberly, María Elena y Milagros se definen como unas madres guerreras. “Aquí en Colombia el que no lucha se muere en el intento. Me ha tocado salir adelante por ellas. Su papá ha estado algunas veces, pero viaja a otros países y es muy poco con lo que aporta. Pero lo más importante es que a ellas no les falta amor, su plato de comida y la educación”, expresa Milagros.

Las tres coinciden en que afortunadamente se han topado con personas muy buenas y ONG dispuestas a ayudarlas.

Aseguran que lo más importante para ellas, y más cuando se celebra el Día de la Madre, es estar bien con sus hijos y sus seres queridos.

“Celebrar el Día de las Madres representa una fecha para dejarse consentir”, señala María Elena. Por ello, busca siempre estar en contacto con otras madres en Medellín. 

Milagros, por su parte, resalta que los residentes de Manizales han entendido su circunstancia y la han apoyado, con ellos celebra este día. Aconseja a las madres que evalúan migrar, que traten de venir con su pasaporte legal, asesorarse a través de grupos de apoyo, indagar sobre las rutas de atención y “siempre hacer las cosas por el camino correcto”.

Entretanto, Milagros recomienda a las madres venezolanas que están pensando en emigrar a Colombia que deben aprender a adaptarse, ya que sí ve que se puede salir adelante, pues cree que este país cuenta con oportunidades tanto en materia sanitaria como educativa.