A través de su cuenta de Instagram ha podido apoyar a quienes como ella viven lejos de su tierra.
Por Martha Cotoret – Periodista Te lo Cuento News
Yulia Torres es una mujer guerrera que ha sabido salir adelante con la mejor actitud, buscando siempre la mejor versión de sí misma, puliéndola y aprendiendo de las experiencias buenas o malas.
Cuando decidió migrar su primer destino fue Colombia, ya que por sus venas corre sangre colombiana, su mamá es barranquillera y cuenta que en su casa se celebraban dos años nuevos, el de Venezuela y Colombia. “Siempre he tenido en mí ambas culturas y afortunadamente tengo la ciudadanía”.
Llegó a Colombia en el 2016, después de que pasó por un aborto espontáneo en Venezuela. “Vine con la mayor ilusión de poder hacer vida y crear familia acá. Sin embargo, a los meses de estar aquí me separé del que era mi esposo y aunque en lo personal hubo ese acontecimiento, en lo laboral mi situación mejoró muchísimo. Me tocó crecer de golpe y dejar las comodidades de vivir con mis papás, lo cual me convirtió en una mujer independiente”.
Al llegar trabajó durante siete meses para una empresa, hasta que emprendió en el área de la publicidad y las redes. “He trabajado con mi profesión como tecnólogo en informática, modelo, influencer, publicista, organizadora de eventos, entre otros”, señala.
Sus primeros pasos como migrante
Cuando Yulia decidió migrar, contactó a un primo para que la ayudara en su llegada. Él estaba en Bogotá y ella no conocía la capital, pero se arriesgó al evaluar que en esa ciudad hay más oportunidades.
“Como no conocía nada ni a nadie, decidí abrir una cuenta llamada Yulia, una venezolana en Bogotá, para hacer amigos y contar mi experiencia desde el punto de vista de alguien que por primera vez conocía la ciudad, que venía de Venezuela y que contaba cómo venir de manera segura y con todas las de la ley”.
Actualmente, divide su tiempo entre el modelaje, la creación de contenidos y la cuenta en Instagram Venezolanos en Bogotá (@Venezolanos_en_bogota). Dice que siempre es difícil hacer tantas cosas, pero lo disfruta, le gusta y lo hace con la mayor energía. “Entiendo lo afortunada que soy al ser mi propia jefa y que mi trabajo sea ayudando a mis paisanos venezolanos, así como enalteciendo nuestra gastronomía y esfuerzo en un país nuevo a través de las redes y mis actividades”.
Lo que más extraña de Venezuela, dice, es la unión familiar y lo más difícil, la distancia, porque muchos de los suyos han tomado rumbos distintos. “La migración nos separó. Antes nos reuníamos a hacer sopa todos los domingos y eran unas seis familias. Hoy tenemos años sin vernos, muchos están regados en diversos países y esos domingos, y diciembres no podrán ser como lo eran”.
Al preguntarle por su mayor miedo, habla de estar lejos de sus padres, que están radicados en Barranquilla, mientras ella se asentó en Bogotá. “Estar lejos de ellos, precisamente en su vejez, me asusta mucho. Dejar de disfrutarlos como antes sí podía hacerlo”, afirma con cierta nostalgia.
Aun así, Yulia se ha enfocado en lo positivo que le ha traído la migración a su vida. “Definitivamente, @Venezolanos_en_bogota, una cuenta que está presta a la ayuda de los paisanos que se sienten solos y desorientados, ella me ha dado excelente experiencia: emotivas, divertidas, alegres, de gran experiencia profesional, a nivel personal. El tener la oportunidad de ayudar a muchos y conocer tantas personas. Sentir que mi paso por esta vida y este mundo no fue en vano porque apoyé y ayudé a muchos”.
Cómo adaptarse
Según su experiencia, lo que debe hacer un migrante para adaptarse a su nuevo país es tener en cuenta la base fundamental de todo: el respeto y el agradecimiento por el país que te recibe. “Nadie tiene la obligación de abrir las puertas de su casa. Y si lo hacen debemos retribuir con esfuerzo, buenas acciones, respeto y mucho agradecimiento”, señala.
Actualmente, ha adoptado costumbres y modismos de Colombia, su acervo se define entre Bogotá y Barranquilla: “Siempre digo por Ajá!, que es algo muy costeño. En Bogotá, por ejemplo, me adapté a salir dos horas antes a cualquier parte, el hecho de salir preparada para todas las estaciones climáticas en un mismo día porque el clima es muy cambiante, a entender que las charcuterías se llaman salsamentarias… y muchas cosas más!”
Como mujer migrante, pero sobre todo como una persona que se ha dedicado a apoyar y consolar a los Venezolanos en Colombia, Yulia aconseja: “Lleven como eslogan y estandarte la frase que siempre me recuerdo a mí misma: el que obra bien, le va bien”.