Satisfacer el antojo de comer en Colombia, una verdadera hamburguesa venezolana le dio vida al negocio de los Marcano, una familia que unida ha superado obstáculos y conquistó la cima.
Por Nora Sánchez – Periodista Te lo Cuento News
De sus 40 años de vida, Javier Marcano, venezolano, de Cabimas, estado Zulia, siete los ha vivido en el departamento de Antioquia.
Como muchos venezolanos, la situación país de Venezuela lo obligó a salir de su país en el que trabajó en la construcción y como vendedor y promotor de reconocidas empresas de bebidas.
Llegó a Medellín un día martes, vino con la intención de conocer y ese deseo se transformó en su nuevo hogar. En Medellín fue recibido por una hermana quien vivía en una zona céntrica, pero como no quería quedarse cruzado de brazos, al siguiente día de pisar suelo paisa salió en búsqueda de trabajo y tal fue su suerte que ese mismo día logró insertarse en la construcción, en una obra que ejecutaban cerca de donde comenzó a vivir.
Javier empezó a hacer vida en Colombia, su experiencia en leer planos le abrió las puertas para ser encargado de una obra en el sector El Poblado de la ciudad y sus primeros meses como migrante transcurrieron trabajando en un oficio que desempeñó en Venezuela, por lo que la felicidad y la satisfacción estuvieron presentes junto a su esposa y sólo dos de sus cuatro hijos.
A Sabaneta por la iglesia
Javier está casado con Asleida Romero y desde muy jóvenes se hicieron padres. Hoy su familia la integran cuatro hijos, dos hembras y dos varones.
Es cristiano y con una fe inquebrantable, tanto que al llegar a este país se congregó en una iglesia cristiana ubicada en el municipio de Sabaneta, que conforma el valle de Aburrá del departamento de Antioquia, y desde ese momento se enamoró de la ciudad, al punto que hoy vive allí y su negocio, Los Marcanos, ubicado en el Mercado de Sabaneta, es uno de los más visitados por venezolanos y colombianos.
Llegar a tener su propio local de comida rápida venezolana con una amplia carta que le hace agua la boca a cualquiera y en la que el reencuentro de los venezolanos con sus sabores, música y cultura es el eje principal, no ha sido fácil para Javier y su familia, componente importante en el desarrollo de su emprendimiento, pues Los Marcanos es un ejemplo real del éxito que da crecer y desarrollarse junto a la familia.
De la construcción, Javier pasó a la gastronomía, al dejar de trabajar entre cemento, cabilla, arena y estructuras, comenzó a vender arepas de forma ambulante, le dijo a su esposa que hiciera arepas, pues las vendería en la calle y así incursionó en la venta de comida.
Recuerda que en el año 2016 diariamente vendía entre 30 y 35 arepas a 3.500 pesos colombianos a las afueras de la estación del metro La Estrella y por las calles de Sabaneta junto a su hijo. “La gente se sorprendía, me reconocían venezolano por mi acento, me decían que sabía lo que ocurría en el país y me compraban arepas de pollo, de carne mechada y hasta quesillo para probar y para ayudarme, porque sabían lo que vivíamos en Venezuela”.
Oportunidad y pandemia
Por un largo tiempo, Javier vendió comida en la calle, trabajó otro poco en la construcción y hasta se las ingenió para servir a los venezolanos que requerían enviar remesas o hacer transferencias a Venezuela y su esposa, encontró trabajo como cocinera principal en un restaurante.
En medio de esas experiencias en las que se las vieron difíciles para pagar el arriendo, los servicios y cubrir necesidades de la familia en Sabaneta y Cabimas, Javier fue surgiendo y en el año 2017 regresa a Venezuela para buscar a sus otros dos hijos, quienes habían quedado a cargo de una tía (su cuñada) y la abuela (su mamá).
Ya con toda la familia Marcano Romero viviendo en Sabaneta, surge la posibilidad de vender de nuevo comida y a través de la modalidad de cocina oculta vendieron almuerzos “eso fue un boom, una locura, teníamos mucha clientela”, recuerda gratamente para contarnos los pasos siguientes, los cuales no fueron otros que vender hamburguesas, empanadas y arepas en un local en horas de la noche.
Después de varios meses Los Marcanos se pasaron a otro local un poco más grande, gracias a sus contactos producto de las transferencias de dinero a Venezuela y de quienes ya habían probado la sazón de su esposa, no les resultó difícil cultivar e incrementar la clientela, pero en medio de ese crecimiento hubo obstáculos con organismos como Espacio Público, vino la pandemia por Covid-19 y hubo que vender apegados a las restricciones. Pese a ello, el negocio siguió creciendo.
El sueño de la migración
Javier Marcano se abrió paso en el mundo de la gastronomía y aunque estaba satisfecho con su negocio y sus clientes, deseaba tener un local bajo techo, con sillas y mesas donde pudiera recibir cómodamente a sus comensales.
Tras varias experiencias, ensayos y errores, Javier logró abrir desde hace dos años Los Marcanos en Mercado de Sabaneta, una especie de calle del hambre, en un local iluminado, con baños, con mesas y sillas, bajo techo y muy bien ubicado en Sabaneta.
La familia entera se dedica a sacar adelante este emprendimiento gastronómico que tiene firma y sello zuliano desde el 23 de enero de 2020, fecha en la que en Venezuela se celebra el derrocamiento de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.
Javier, su esposa Asleida, sus hijos Ana, Tito, Javielis y Javier Antonio forman parte del team Los Marcanos, en total son 9 las personas venezolanas quienes integran esta familia gastronómica y un joven colombiano.
En el año 2011 Javier conoció al Señor: “ha sido una bendición”, dice como buen cristiano al enumerar sus bendiciones como por ejemplo la recuperación de su matrimonio, por eso Dios y las bendiciones siempre están en sus palabras, “Dios es lo más importante de todo”, asegura.
Tiempo en pareja
La historia de amor de Javier y Asleida es muy larga, se hicieron padres muy jóvenes, él trabajó siempre, ella se encargó de criar a sus hijos, la migración les ha hecho seguir trabajando muy duro para alcanzar sus sueños y ya con sus cuatro hijos grandes, independientes, bachilleres, ahora esta pareja se dedica a vivir un nuevo idilio.
Desde hace dos meses por primera vez viven solos, disfrutan de su vida de pareja junto a su perrito Mateo y quizás a futuro se encarguen juntos de Los Marcanos sede Cabimas, Zulia, Venezuela.
Es un sueño de este hombre de la construcción, de tener su propio local en su país natal, agradece estar en Colombia, ama el lugar en el que vive, pero “quiero tener lo mío en mi tierra” y en ese proyecto va andando en Cabimas, en un local alto, en un tercer piso estilo mirador para que la gente disfrute de la ciudad y los mechurrios que queman el gas que abunda en esa tierra petrolera.