“Migrar también es saber cuándo queremos movernos y cuánto tiempo queremos estar en un sitio para buscar una estabilidad”, expresa.
Por Sandra Flores – Periodista Te lo Cuento News
El talento y la vocación no tienen fronteras geográficas ni de idioma. Quien lo dude puede preguntarle al escritor venezolano Eduardo Alfonso Elechiguerra Rodríguez, quien desde enero pasado vive en Atenas sin hablar griego y mantiene intacta su disposición y constancia para escribir, pese a que su prioridad, como la de cualquier adulto responsable de sí mismo, es alcanzar la estabilidad laboral.
Para él, su proceso migratorio, que inició en 2014, tiene mucho de inesperado, de imprevisto. Lo ha llevado por Argentina y España, pero por ahora quiere permanecer más tiempo en Atenas porque está satisfecho con su empleo en el área de registro de clientes para una entidad de pago. Además, le gusta estar en una de las cunas de la cultura y, más aún, hay algo en la capital griega que le recuerda a su natal Caracas.
“Yo no manejo el idioma, pero ahí está el origen del español y hay palabras que están hermanadas, así que comparten los mismos vocablos”, explica al ser cuestionado sobre las similitudes que encuentra entre las capitales de Grecia y Venezuela, y abunda: “Una razón más concreta es que Atenas es una ciudad caótica donde conviven mucho la naturaleza y el concreto, y Caracas también es así”.
La escritura y el cine lo acompañan
Nacido en Caracas, en agosto de 1987, Eduardo Elechiguerra tiene un recuerdo “pueril” de la Venezuela de su infancia, pero afirma que la situación se vivió con “agudeza” cuando Nicolás Maduro llegó al poder. Él, entonces, estudiaba en la universidad.
“En 2014 me fui a Buenos Aires, presionado por algunas razones gubernamentales y la situación del país”, rememora después de casi diez años sin volver a su tierra.
Sin embargo, parte de su equipaje fueron su talento y vocación para las letras. Él tenía menos de siete años cuando creó sus primeros cuentos, luego surgieron de su inspiración la novela negra y de detectives, y en la actualidad escribe diarios y crítica de cine.
“Hoy en día también hago talleres”, apunta, “pero mi primera escuela fue haber estudiado letras”.
De hecho, comparte que está participando en un taller de cuentos, género que retomó durante la pandemia después de tenerlo relegado durante años. Con sus creaciones cuentísticas aspira a publicar un libro, que sería el segundo después de “Nombres, heridas del mundo”, que fue su tesis de grado y se publicó en 2012.
“Aunque lo fundamental ha sido conseguir una estabilidad, la escritura y el cine siempre han estado ahí”, revela. “Busco mantenerme en el mundo de la escritura y de las películas en los sitios en los que estoy”.
Volvería a Venezuela solo de visita
Eduardo estuvo en Buenos Aires hasta julio de 2021, cuando viajó a Estados Unidos para reencontrarse con su familia materna. En octubre de ese año viajó a Madrid y año y medio después se trasladó a Atenas para atender una oferta laboral con mejor ingreso.
En septiembre de 2022 regresó a Madrid, pero en enero de 2023 volvió a Atenas, donde se siente tan bien pese a que no habla griego que aspira a prolongar su estancia.
“Disfruto mucho poder decir que resido acá y me gustaría vivir un tiempo prolongado, pero todavía no sé por qué la migración que yo viví es más por imprevisto”, sostiene el escritor, quien considera que ha logrado en Grecia una estabilidad laboral.
Sobre la posibilidad de volver a Venezuela, Eduardo admite que se ha hecho el planteamiento, pero solo para visitar a familiares y amigos que aún están en su país, pues considera que el viaje tendría un costo económico y emocional muy elevado.
“Está la cuestión de la expectativa, no solo de lo que voy a conseguir cuando yo vuelva, sino cómo me voy a sentir ante lo que estoy reencontrando”, dice, y después de una breve reflexión sostiene: “Si algo me ha enseñado el migrar es que tiene mucho de inesperado, pero por ahora, el paso de los años me ha dicho que iría solo de visita”.