Las dificultades de sobrevivir fuera de Venezuela sin pasaporte

Jornada de entregas masivas de Permisos de Protección Temporal a migrantes venezolanos. (Colprensa - Álvaro Tavera)
Jornada de entregas masivas de Permisos de Protección Temporal a migrantes venezolanos. (Colprensa - Álvaro Tavera)

La falta del documento de identidad dificulta conseguir trabajo y acceder a servicios esenciales. Dos venezolanas que están en Colombia han tenido que enfrentar esa situación.

Por Angélica Antía Azuaje – periodista de Te lo Cuento News

Casi 3 millones de venezolanos han llegado a Colombia en los últimos años. Para quienes ha sido más difícil esta experiencia es para quienes no tienen documentos en regla, entre ellos el pasaporte.

Este documento, esencial para establecer el estatus migratorio, solicitar visas y acceder a servicios básicos, se ha convertido en una barrera para aquellos venezolanos que desean rehacer sus vidas en el exterior. 

Es el caso de Génesis Básalo y Florangel Osorio Carrillo, migrantes que han tenido que sobrevivir sin el pasaporte y han sobrellevado las repercusiones que esta situación tiene para ellas. Sin este documento, les resulta casi imposible obtener permisos de trabajo, solicitar visas de residencia o renovar su estatus migratorio, lo que limita drásticamente sus oportunidades de empleo y bienestar.

En noviembre del año pasado, Génesis Basalo ingresó a Colombia por la trocha. “Solo tenía mi cédula de identidad. Me arrepiento de haber entrado de esa manera, pues se me ha hecho muy complicado para encontrar un empleo, para que me atiendan por falta de permiso y ahora más que estoy embarazada de mi cuarto hijo”.

Por fortuna, sus otros tres hijos sí tienen sus papeles en regla y hasta les salió su Estatuto Temporal de Protección.

Génesis, de apenas 23 años, recalca que su experiencia ha sido difícil y por eso desea regresar a Venezuela. “Me quiero ir nuevamente a mi país. Estoy embarazada, quiero dar a luz a mi hijo allá. Además, su papá  en estos momentos se encuentra allá”.

Cuenta que por temor no ha buscado ayuda con ONG o entes que dirigen venezolanos y tratan de ayudar a sus compatriotas. “Mi hermana me ha acompañado a varias gestiones con el empleo, pero nada todavía, sigo esperando”, añade.

“Me siento afligida porque si me brindaran un poco de apoyo laboral mientras estoy en proceso de los trámites sería mejor. Uno sale de su país con un propósito, cuando no se cumple uno se decepciona”.

Una lista que crece

Florangel Osorio Carrillo, de 22 años de edad, narra que salió junto a su familia (papá, mamá, abuela y hermana) en junio de 2019 por diferentes motivos, entre ellos porque la salud tanto de su mamá como de su abuela estaba comprometida.

Para ella, las dificultades de no contar con un pasaporte válido han implicado no poder acceder fácilmente a ningún empleo, ni a una atención en el área de la salud, ni poder estudiar. “Hay que adaptarse a la poca oferta de empleo informal o en casa como persona de servicio”, afirma.

“Sin el pasaporte no se puede hacer un simple curso de manipulación de alimentos, y la atención médica es nula solo por jornadas que hacen los organismos internacionales como la Cruz Roja, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el Comité Internacional de Rescate, entre otras”.

Sobre cómo ha logrado sobrevivir económicamente sin acceso efectivo a empleos formales que podrían requerir un pasaporte, Florangel dice que ha trabajado en lo inimaginable que una joven de 18 años recién graduada podría hacer. “He limpiado casas, cuidado adultos mayores, he trabajado en restaurantes, panaderías con horarios de 12 y hasta 14 horas por una paga diaria inferior a la establecida en la ley, por ser migrante irregular”. 

Por los altos costos, a Florangel se ha hecho cuesta arriba buscar alternativas o soluciones para obtener un pasaporte válido mientras se encuentra en el extranjero. “En este momento es imposible, pero si espero, más adelante, poder acceder a mis documentos de identidad de mi país, que además es un derecho constitucional”.

Florangel, a diferencia de Génesis, sí ha recurrido a redes de apoyo para resolver situaciones relacionadas por la falta de dicho documento. “Afortunadamente, acá en Medellín hay organizaciones de base comunitaria como Anauco que desde hace varios años están trabajando de la mano con las asociaciones internacionales para brindar apoyo en todos los aspectos a la población migrante en situación migratoria irregular y ellos nos ayudaron al principio en todo lo que fue el tema de salud”.

Ella no oculta su molestia con el gobierno venezolano, “porque el no poder acceder a este es una violación de mi derecho fundamental a la identidad”.

En cuanto a sus expectativas a largo plazo con el estatus migratorio, dice que “gracias a Dios y al gobierno del expresidente Iván Duque, muchos venezolanos pudieron regularizar su situación migratoria y pasar a tener un documento que les permite acceder a toda la oferta laboral y de servicios que se brinda en Colombia. Por lo pronto, ya estoy en camino a organizarme con todos estos detalles que están pendientes para obtener mi pasaporte”.

Florangel cree que los gobiernos tanto de origen como de destino podrían seguir tomando acciones para ayudar a los migrantes venezolanos que están sin pasaporte en el exterior. “Nosotros estamos ansiosos de aportar cosas buenas a las sociedades dónde nos encontramos y dejar de ser una carga, porque aunque suene cliché, los venezolanos buenos somos más”.

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