“¡Usurpador!”, “¡asesino!”, “¡dictador!”, “¡violador de derechos!”, “¡ilegítimo!”… Así se oían las arengas de unos 500 manifestantes a las afueras del Consulado de Venezuela en Colombia, en el norte de Bogotá, pero también en varios puntos de Cartagena, Bucaramanga y Medellín, horas después de oficializarse la posesión de Nicolás Maduro como presidente hasta 2025. La protesta, cargada en buena medida de impotencia por el progresivo colapso de la migración masiva (que la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados, Acnur, ya calcula en 3 millones) y por el crecimiento de la xenofobia en Colombia, se mantuvo entre el enojo, la solidaridad y el llanto.
© Esteban Vega La-Rotta
Las peticiones tras la prolongación del chavismo en manos de Maduro se convirtieron en súplicas, no solo por el pronóstico de una crisis más aguda en Venezuela sino ante el probable aumento de la migración, que en datos oficiales de Colombia ya alcanza 1.102.000 de venezolanosy 400.000 colombianos retornados.
En Bogotá, el denominado plantón se inició a las cuatro de la tarde en medio de banderas ondeantes, consignas amplificadas con megáfonos, canciones alusivas a Venezuela y pancartas. Hubo presencia de la Policía y no se provocaron cierres viales, cosa que agradecieron a los manifestantes pues cientos de conductores que cruzaban a esa hora por el habitual trancón de la Autopista Norte con Calle 103 les expresaron su solidaridad con pitazos y pulgares arriba.
Lo que se convocó en algún momento como una marcha se convirtió en un plantón. Comenzaron oficialmente a las cuatro de la tarde, con la presencia de la Policía. ©Esteban Vega La-Rotta
Entre las voces de protesta estaba Julio Roberto Gómez, presidente de la Confederación General del Trabajo (CGT), la segunda organización sindical más grande de Colombia. Gomez explicó que desde la CGT se propusieron los encuentros para el rechazo a un “Gobierno ilegal”, llamó a la unidad de la oposición venezolana para que “el dictador” no dure mucho más tiempo en el poder e instó a que “se retire de Colombia el cuerpo diplomático de Venezuela”.
Lo que propone Gómez se materializó con más fuerza este mismo jueves, pues el cerco político para no reconocer la nueva administración es ahora una postura del Grupo de Lima, la Organización de Estados Americanos (OEA), Estados Unidos y la Unión Europea.
Durante el plantón, Ricardo Núñez, director general del Voluntariado Democrático Venezolano y quien está exiliado en Colombia, aseguró que la opción adecuada para frenar a Maduro es “una intervención militar por razones humanitarias”. Núnez forma parte del grupo de oposición que alerta sobre un supuesto saqueo al erario venezolano producto de actividades ilegales: “hay por lo menos 400.000 millones de dólares del Tesoro Nacional en paraísos fiscales, producto de la narcotiranía y el narcoterrorismo”, denunció.
La también exiliada Gaby Arellano, diputada de la Asamblea Nacional de Venezuela, afirmó desde la manifestación que este viernes el organismo unicameral comenzará a asumir la representatividad del Estado en las relaciones internacionales. Hay que recordar que las funciones del Parlamento, que se declaró en emergencia ante el actual periodo de Maduro, están en poder de la Asamblea Constituyente, entidad controlada por el oficialismo y que se las atribuyó mediante un decreto. Arellano aprovechó para exhortar a los militares al mando de Maduro a fin de que respondan a la soberanía concretada en la Constitución y no a las órdenes de la Presidencia.
La venezolana Francine Howard,coordinadora del partido de oposición Voluntad Popular en Colombia, indicó que con este tipo de protestas quieren que el mundo se dé cuenta de la violación a los derechos humanos de los venezolanos. Este movimiento político ha sido liderado por Leopoldo López, en arresto domiciliario desde 2017 luego de ser encarcelado y condenado a casi 14 años de prisión —tras ser acusado de incitar a la violencia—.
El abogado venezolano miembro del Foro Penal Venezolano, Miguel Armando Alcántara, lamentó que “Maduro pretende permanecer por encima del dolor de un pueblo y empujado por unas elecciones que violentaron todos los principios”.
El Consejo Nacional Electoral de Venezuela publicó, a manera de ratificación oficial, que Nicolás Maduro había sido reelegido con más de 6 millones de votos. ©Esteban Vega La-Rotta
Cuba, al igual que Bolivia, El Salvador y Nicaragua respaldaron a Maduro. ©Esteban Vega La-Rotta
Mientras en las principales ciudades colombianas se oían estas voces de rechazo al nuevo periodo, en Caracas se ratificaba el resultado consolidado del Consejo Nacional Electoral, y que oficializó la reelección de Maduro con más de 6 millones de votos frente a los cerca de dos millones que logró el entonces candidato Henri Falcón, en los comicios del 20 de mayo de 2018, cuestionados después de la convocatoria unilateral y anticipada de una Asamblea Nacional Constituyente, y que desencadenó múltiples denuncias por fraude.
Los que sí respaldaron este jueves el nuevo periodo fueron Cuba, Bolivia, El Salvador y Nicaragua; sus presidentes asistieron a la investidura. México, que forma parte del Grupo de Lima, envió a un representante y China, Rusia y Turquía también se mostraron como aliados.
“Mis seres queridos están dispersos en el mundo por la crisis”, contó entre lágrimas María Castro —a la izquierda—, una migrante venezolana que vive hace tres meses en Bogotá con siete de sus familiares. La mujer, de padres colombianos, está convencida de que la manera de frenar este nuevo periodo es a través de una“integración de naciones contra Maduro”.
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Deivis Correa, comediante venezolano que llegó a Colombia hace un año y dos meses, aseguró que tuvo que salir de Venezuela tras recibir amenazas del Gobierno e instituciones de seguridad de su país: “No puedo entrar allá. Voy preso de una vez por ser conocido y haber pertenecido a la resistencia. Estuve en las protestas de 2017, pero utilizaba máscaras y escudos. Cuando vine a Colombia destapé mi rechazo, sin esconder nada, y recibí advertencias”.
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Correa resumió buena parte de la intención de los manifestantes en Bogotá y en otras latitudes que cumplieron la cita en las calles: “Quiero que la gente entienda que la lucha no se ha acabado”.
Es un llamado a los venezolanos que ven con resignación el nuevo mandato pero también a Nicolás Maduro: si vienen seis años más de gobierno, vendrán seis años más de protestas.
Por: Proyecto Migración Venezuela @MigraVenezuela