Cada mañana, de camino a su trabajo, el empresario Emiliano Moscoso escuchaba de la voz de sus protagonistas las historias de venezolanos que migraban caminando más de 600 kilómetros desde la frontera de Cúcuta hasta Bogotá. Impresionado por la valentía y el nivel de desesperación de esta población se dijo a sí mismo: “¡Tengo que hacer algo!”.
Así, Moscoso comenzó a investigar sobre los mecanismos de contratación de los extranjeros, cómo incluirlos en el sistema de seguridad social a través del Permiso Especial de Permanencia (PEP), y decidió integrarlos laboralmente en su empresa Sierra Nevada, una cadena de restaurantes de comida rápida — que inció como una heladería y que ya cuenta con 150 empleados— de los cuales 18 son migrantes venezolanos, y el resto es población vulnerable afectada por el conflicto armado, comunidad LGTBI, aprendices, estudiantes y personas con discapacidad (sordos).
Esta iniciativa de inclusión laboral a la población vulnerable fue difundida en redes sociales, apoyada por campañas de Acnur y la Alianza Tent para Refugiados, de Nueva York, una fundación creada en 2016 como una coalición de más de 100 empresas multinacionales que se han comprometido a ayudar refugiados alrededor del mundo. La empresa colombiana Sierra Nevada asumió el compromiso de emplear a 100 migrantes, y en un diálogo virtual con la Ileana Cruz, gerente senior de Alianza Tent, Moscoso detalló el pasado jueves esta experiencia de éxito en Bogotá.
“Actualmente es muy fácil contratar a un venezolano, porque el Gobierno ha hecho un gran esfuerzo con los mecanismos de identificación como los permisos especiales de permanencia que les dan oportunidades laborales y de salud a esta población”, aseguró el empresario.
En conjunto con la Alianza Tent, Emiliano implementa un proyecto tangible que respalda la integración de los migrantes y refugiados en sus países de acogida. Incluso, durante la pandemia por la covid-19, el fundador de Sierra Nevada creó la campaña #MenúSolidario uniéndose a otras 40 empresas, incluyendo Coca-Cola, Rappi y Terpel, para entregar comida preparada a familias venezolanas y colombianas de escasos recursos en las principales ciudades de Colombia.
Emiliano Moscoso ha compartido momentos de capacitación, distracción y en familia con sus empleados.
El año pasado, Emiliano Moscoso viajó a Washington para recibir el premio Ciudadano Corporativo de las Américas 2019. Le fue otorgado por The Trust for the Américas y la Organización de Estados Americanos (OEA) por promover la sostenibilidad y el impacto social en la región de América Latina y el Caribe.
A pesar de la difícil situación por la que atraviesan los restaurantes debido a la pandemia, este empresario colombiano destaca el entusiasmo con el que trabajan sus empleados en esta contingencia. A futuro planea ofrecerles a sus trabajadores un plan de estudios profesionales dentro de la compañía, y para eso actualmente busca el financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
«La nacionalidad no debe ser un factor que acelere o frene el proceso de contratación laboral en una empresa. Hay que ayudar a nuestra gente sin importar su raza, condición social o nacionalidad. Hay que aprovechar el talento de los migrantes y refugiados para impulsar la economía de los países».
Emiliano Moscoso, presidente y CEO de Sierra Nevada
La discapacidad auditiva con la que nació Diego Ángel Martínez no ha sido obstáculo para desempeñarse como un buen empleado de atención al cliente en Sierra Nevada. Tiene habilidades en la cocina y es el segundo al mando en una de las tiendas de la empresa. Le dieron la oportunidad de integrarse y ascender. “Ha sido una experiencia muy enriquecedora, muy buena y me siento muy feliz, gracias a Dios que esta empresa fomenta la inclusión independientemente de la ideología, nacionalidad, raza o discapacidad”, expresó Diego en lenguaje de señas que tradujo la intérprete Sonia Cubillos.
Diego no ha tenido dificultades con los clientes. Cuando llegan se comunica de manera especial con ellos, a veces por mensajes escritos. Les hace señas entendibles y llama a uno de sus compañeros oyentes para que lo apoyen, también le señala a los clientes los productos en la carta del restaurante y así eligen el plato que desean. “Me siento muy orgulloso de trabajar aquí. A las empresas les aconsejo que acepten a los empleados con discapacidad, que copien el modelo de Sierra Nevada, que den la oportunidad de incluir laboralmente a las personas con discapacidad”, manifestó Cubillos en nombre de Diego.
Otro ejemplo de superación es la historia de Candy Farías, una migrante venezolana de 29 años que llegó caminando a Bogotá, desde Cúcuta, en agosto de 2018, y por más de dos meses recorrió a pie las calles de la capital colombiana en busca de un empleo. Por redes sociales se enteró de una oferta de auxiliar de cocina en la empresa Sierra Nevada y de inmediato se postuló. Al día siguiente la llamaron a una entrevista, y ya cumplió un año y cinco meses en este trabajo.
“Ha sido una experiencia muy grande porque he podido surgir, ya me ascendieron a administradora del local donde estoy. Me parece muy bien que empresas como Sierra Nevada contraten a los extranjeros, ellos no se paran en estereotipos, ni se fijan de qué país es uno o que condición social tenemos. Nos dan la oportunidad y uno ve si la aprovecha”, relató Candy, quien cursó en su natal Caracas tres semestres de ingeniería civil.
Como la vida le cambió a esta migrante, ahora Candy desea lograr la meta de completar una carrera universitaria. En Bogotá descubrió su vocación por la cocina y por el área administrativa de los establecimientos de comida. Tiene fe en que lo conseguirá y dice estas palabras de agradecimiento: “Los venezolanos somos un gran aporte, merecemos la oportunidad de rehacer nuestras vidas y de aportar a la economía de los países que nos recibieron”.
Soy incluyente es la filosofía que manejan en la empresa Sierra Nevada, en Bogotá.
Por: Milagros Palomares @milapalomares