La vulnerabilidad de los venezolanos en Bucaramanga es compleja, como en muchas zonas de Colombia. Con cerca de 75.846 en migrantes en su área metropolitana, son miles los que se han visto obligados a subsistir con pocos o nulos recursos, en especial en el contexto de la pandemia por la covid-19. Por eso varias organizaciones humanitarias, tanto fundaciones, universidades y organismos internacionales se han encargado de dar una mano a esta población.
Una de estas organizaciones es la Fundación Entre Dos Tierras que ha tenido como principal labor, en los últimos meses, dar asistencia humanitaria con tres comidas diarias a los migrantes que fueron desalojados de sus viviendas y que se encuentran hacinados en el Parque del Agua, uno de los puntos con más aglomeración de venezolanos en la ciudad.
Durante sus siete años de funcionamiento, ‘Entre Dos Tierras’ ha resuelto asuntos para migrantes como el registro civil, estatus migratorio, junto con la defensa y acompañamiento en derechos humanos, entre otros. Además dan cobertura a tres rutas para caminantes con asistencia humanitaria.
Su presidenta, Alba Cecilia Pereira, chef e instructora de cocina, trabaja junto con otros 12 voluntarios venezolanos para poder cocinar y entregar los alimentos a los que se encuentran en este parque público. Del 23 de marzo al 7 de julio han entregado más de 40.000 comidas a los migrantes en el Parque del Agua, las cuales son preparadas con todas las medidas de bioseguridad en un espacio dado por el gobierno municipal. Estos son repartidos por ellos mismos, muchas veces con la ayuda de vehículos de voluntarios.
La ONG trabaja bajo sus propios recursos, principalmente a través de donaciones de algunas empresas de comida u otras organizaciones que ayudan, como la Fundación Banco de Alimentos Bucaramanga. A inicio de este 2020, recibieron una donación por parte del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) de alrededor de 40 millones de pesos en especies, es decir, en comida e implementos, para atender la crisis migratoria.
Pereira comenta que son muchos los caminantes que siguen llegando a la capital santandereana y que “la situación en Venezuela cada día va a peor”. Además, insiste en que “todavía, después de cinco años con este fenómeno, aún hay fallas en las rutas de atención”.
«Aunque nos exijan que no debemos dar atención, ya que fomenta que lleguen más personas al Parque del Agua, nosotros no podemos hacernos la vista gorda con 180 a casi 200 niños que han llegado a estar ahí a pasar hambre. No podemos mirar otro lado con los ancianos y las personas que necesitan el apoyo»
Alba Cecilia Pereira, presidenta de la ONG Entre dos Tierras
Pero la atención humanitaria no solo es en temas alimenticios, son muchos los venezolanos que entran a Colombia sin papeles de identidad y pasaportes vencidos. Por eso existen instituciones que los atienden en los temas jurídicos, tal como lo hace la Clínica Jurídica de la Universidad Autónoma de Bucaramanga (Unab).
De forma totalmente gratuita, los migrantes y refugiados pueden acceder a una asesoría virtual en este link con el fin de regularizar mejor su estancia y acceder a derechos de salud y educación en Bucaramanga. Muchos llegan con dificultades en temas laborales, desalojo, registro civil de infantes, refugio, acceso a derechos básicos, entre otros. La metodología de la clínica jurídica es hacer un acompañamiento continuo a cada caso.
En junio atendieron 45 casos y en lo corrido del 2020 han sido entre 200 a 250 novedades. Aunque, debido a la pandemia, han puesto sus servicios de forma virtual a través de su página de Facebook o correo electrónico. Su otra metodología era a través de brigadas para acercarse a la población migrante directamente, sin embargo, esta se ha detenido por la cuarentena.
“Está paralizado el sector laboral y las personas están pasando gran necesidad, eso les lleva a tener una necesidad mayor frente al tema jurídico y acceso a derechos”, comentó Diana Carolina Pinzón Mejía, coordinadora de la Clínica Jurídica de la UNAB.
La Clínica Jurídica inició en 2014 y hace parte del Consultorio Jurídico UNAB. Lo que destaca es que este trabajo con la población migrante es realizado por estudiantes universitarios, estos son capacitados para este tipo de atención. Son alrededor de 200 estudiantes hasta la fecha, la mayoría de las carreras de derecho y psicología.
El apoyo internacional en la crisis migratoria ha sido un factor importante para el desarrollo de iniciativas de respuesta, en especial de asistencia humanitaria. Uno de estos organismos es Acnur, que en Santander, junto a otros departamentos, tiene habilitado un Call Center para brindar atención. “Esta fue una respuesta por la pandemia, al ver cómo continuamos con un espacio de atención al público que habíamos iniciado en octubre de 2019”, explicó Rafael Zavala, jefe de la oficina de Acnur, en Cúcuta.
A través de un número único (037) 5942633, se han logrado atender a 700 núcleos familiares, aproximadamente 2.600 personas. El Call Center se encarga de brindar asesoramiento en las rutas a seguir para acceder a derechos como salud, educación, asilo, regularización migratoria, entre otros.
Otra estrategia del organismo internacional fue la creación de un albergue temporal en el Barrio Los Pinos. Este era administrado por la Compañía de Jesús y atendió a 50 familias, cerca de 170 personas, muchas en riesgo de condición de calle. Sin embargo, “ese proyecto está en su fase final y ya está cerca de clausurar (…), aunque se cierre, no quiere decir que el acompañamiento acabe para las familias”, comentó Zavala.
ACNUR también se ha encargado de destinar recursos a organizaciones para realizar ciertos proyectos. El primer socio es la Corporación de Profesionales para el Desarrollo Integral Comunitario (CORPRODINCO), que se encarga de dar acompañamiento psicológico profesional a los migrantes y refugiados, buscando mitigar afectaciones psicológicas a estos grupos vulnerables.
Muchos casos están relacionados con violencia de género, duelos migratorios y problemas en la adaptación a un nuevo entorno. La mayoría de afectaciones psicológicas se dan porque “siempre que una persona debe abandonar su país, implica un desprendimiento como ser humano, suelen ser episodios bastante complicados cuando no se tiene un apoyo económico o cercanos como familiares y amigos”, explica un profesional de CORPRODINCO.
Desde octubre de 2019, fecha que está operativa la línea de atención (0057) + 76 + 324708, se han atendido más de 900 núcleos familiares de forma gratuita.
El segundo socio de Acnur es Aldeas Infantiles SOS, quien es operador del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar-ICBF. Esta ONG se encarga de establecer un Centro de Desarrollo Infantil (CDI) para niños venezolanos que están en corta permanencia. Actualmente son atendidos 165 niños. Sin embargo, la pandemia ha obligado replantear el trabajo desde casa, dando asesoría a los padres para atender a sus hijos durante la cuarentena. La ONG volverá a la actividades una vez acabe el asilamiento obligatorio.
Todas las organizaciones concuerdan que la situación migratoria en Bucaramanga es preocupante, mientras la cuarentena y el aislamiento social ha acrecentado la vulnerabilidad de los venezolanos. Para esta población en riesgo, cada vez se dificulta más el acceso a derechos y muchos optan por regresar a Venezuela a través de traslados humanitarios realizados por el gobierno departamental.
Por: Daniel José Galvis @danielgalvisj