Migrantes venezolanos son más propensos a padecer depresión y ansiedad

Profamilia destaca que se requiere asistencia en salud mental, sexual y reproductiva para los migrantes. | Por: CORTESÍA PROFAMILIA

Vivir con una sensación constante de que perdieron el control de su vida por no cubrir sus necesidades básicas, la ruptura familiar — sumado a la xenofobia en las ciudades de acogida en Colombia— ha hecho más propensos a los migrantes venezolanos a desarrollar enfermedades mentales como depresión, ansiedad, trastornos del sueño, ira y tristeza.

“La atención en salud mental de los migrantes y refugiados venezolanos debe ser una prioridad dentro de la agenda sanitaria pública del gobierno nacional, territorial y local, pero desafortunadamente continúa invisible y sin reacción dentro de la emergencia humanitaria por la covid -19”. Así lo revela el estudio Desigualdades en salud de la población migrante y refugiada venezolana en Colombia, relizado por Profamilia, con apoyo de la Oficina de Asistencia de Desastres Extranjeros de los Estados Unidos (OFDA) y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).

Entre noviembre de 2019 y enero de 2020 se realizó esta investigación en seis ciudades priorizadas por su alto flujo migratorio: Bogotá, Barranquilla, Cartagena, Cúcuta, Riohacha y Santa Marta. Se centró en el análisis de la salud sexual y reproductiva, salud materna, salud infantil y adolescente, enfermedades trasmisibles y no trasmisibles, violencia contra las mujeres y salud mental. 

De acuerdo con el estudio de Profamilia, el 59,3% de los venezolanos radicados en Colombia que usó los servicios del sistema de salud acudió por ansiedad, el 38,1%  por depresión, y el 2,6% por intentos de suicidio. 

El estudio precisa que en el año 2019, 169.942 personas utilizaron los servicios de salud por diagnósticos asociados a depresión; 550 personas fueron migrantes y refugiadas venezolanas y 169.392 personas de la comunidad de acogida.  Por ansiedad atendieron a 857 venezolanos.

Bogotá fue la ciudad que registró el mayor número de personas migrantes y refugiadas venezolanas atendidas por depresión: 128 durante el año 2018, y 325 en el año 2019.  Por trastornos de ansiedad, a nivel departamental fue posible identificar la mayor cantidad de venezolanos atendidos por esta causa,  Norte de Santander (83) y La Guajira (80).
 


«Los intentos de suicidio se pueden incrementar durante el proceso de migración, debido a que éste está acompañado de situaciones de estrés y sufrimiento psíquico: la preparación del viaje, la separación de los grupos familiares, la búsqueda de asilo y la reinstalación pueden devenir en distintas circunstancias que pueden llevar a pensamientos suicidas o intentos de suicidio».

Investigación de Profamilia


Profamilia destaca en el documento que se debe brindar especial asistencia de salud mental a los migrantes venezolanos, en particular en apoyo a la respuesta Covid-19, ya que el miedo y pánico pueden ponerlos en riesgo de sufrir depresión, ansiedad y otros trastornos mentales.

En este sentido recomiendan fortalecer la colaboración intersectorial entre sector salud, educación, trabajo y asistencia social para ofrecer un apoyo psicosocial básico y con un enfoque diferencial.  “El tipo de apoyo ofrecido debe abarcar los primeros auxilios psicológicos, la gestión del estrés, y la ayuda a los afectados para enseñarles métodos de afrontamiento positivos y posibilidades de apoyo social, de forma virtual y remota en momentos de aislamiento preventivo y distanciamiento social”. 

Sugieren prestar mayor atención a los diagnósticos de depresión y la ansiedad, en particular mediante nuevos protocolos y directrices clínicas a través de la telemedicina y salud móvil a adultos y niñas, niños expuestos a traumas o a la pérdida de seres queridos, separación familiar y abandono durante las dinámicas de migración forzada.   Asimismo poner en marcha clínicas móviles en salud mental y apoyo psicosocial en contextos de emergencia como el que se está viviendo actualmente con la covid-19. 

MIGRACIÓN SEGURA

En síntesis, el estudio Desigualdades en salud de la población migrante y refugiada venezolana en Colombia plantea que alrededor de 184.455 niñas migrantes y refugiadas venezolanas están expuestas de manera particular a las inequidades etarias y de género, que limitan su seguridad y fomentan escenarios de discriminación donde pueden ser víctimas de violencias físicas y psicológicas como malnutrición, abandono, trata de personas con fines de explotación sexual y diferentes formas de violencia sexual.

Enfatiza que se requiere asistencia en salud mental, en salud sexual y salud reproductiva y el restablecimiento de derechos para 475 mujeres víctimas de violencia de género, algunas de ellas adolescentes gestantes.

Marta Royo, directora de Profamilia, apunta que los resultados de esta investigación tienen el propósito de apoyar la migración segura, efectiva y libre de discriminación dentro de la respuesta humanitaria, al tiempo que hace un llamado por mejorar la cobertura en salud de las comunidades de acogida.

“Llama la atención sobre la necesidad de orientar el flujo de recursos del financiamiento en salud nacional a los territorios, la movilización de estrategias y recursos de las agencias internacionales y ONG para contribuir con el logro de la Cobertura Universal en Salud de esta población que se encuentra en el territorio colombiano como derecho humano y meta catalizadora del desarrollo sostenible a 2030”, dice.

Royo afirma que estamos en un momento crítico de la respuesta humanitaria y no puede haber ninguna complacencia con prejuicios y xenofobia en los servicios de atención en salud. Completa: “No hay tiempo que perder, Profamilia está comprometida para ayudar a aumentar nuestra comprensión del fenómeno migratorio y su impacto diferencial sobre la salud de estas personas”.

Por: Milagros Palomares @milapalomares