Apesar de que la crisis migratoria y de refugiados venezolanos sigue en aumento, y es por algunos criterios la de mayor magnitud en el mundo, esta sigue siendo subfinanciada. Así lo advierte el centro de investigación sin fines de lucro Brookings, con sede en Washington, que recopiló esas cifras de 2020 en todo el mundo. La organización precisa que el financiamiento total por refugiado sirio asciende a $ 3,150 dólares, a $1,390 dólares por sursudanés y solo $ 265 dólares por cada refugiado venezolano.
En otras palabras, la financiación para los refugiados sirios ha sido más de 10 veces mayor que la de los venezolanos, en términos per cápita, puntualizan los analistas económicos de Brookings, Dany Bahar y Meagan Dooley. Destacan que a pesar de la notable similitud en términos de magnitud y evolución entre estos dos grupos de refugiados (sirios y venezolanos), sigue existiendo una brecha enorme en lo que respecta al financiamiento de la comunidad internacional para ayudar a los países receptores.
“En el caso de Siria, con cifras actualizadas a fines de 2020, ha habido más de $ 20,8 mil millones de financiamiento (en total) desde el comienzo del éxodo. En el caso de Venezuela, para 2020, la cifra era de solo 1.400 millones de dólares, una cifra mucho menor a pesar de la similitud en la cantidad de refugiados”, detallan en la investigación.
Como otro punto de comparación, Bahar y Dooley encontraron que la asistencia internacional a los 2,3 millones de refugiados de Sudán del Sur asciende a $ 3,2 mil millones.
Si generosamente el llamamiento de la ONU para 2021 se cumple en su totalidad, la cantidad total de fondos para la crisis de refugiados venezolanos alcanzaría los $ 3 mil millones, lo que se traduce en menos de $ 600 por persona, enfatizan los analistas. “Incluso, en el mejor de los casos, la crisis de refugiados venezolanos seguirá estando muy mal financiada”, alertan.
La falta de financiamiento para los refugiados venezolanos y los países que los acogen ha tenido bastante trascendencia en medios de comunicación y en las conferencias de donantes, pero no ha recibido lo que necesita: recursos con pocas o ninguna condición. De los $ 2790 millones de dólares en asistencia prometida en mayo de 2020, sólo unos $ 650 millones fueron en realidad subvenciones. El resto de los fondos está en forma de préstamos del Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo, según constataron los analistas.
«Si bien a los refugiados venezolanos y sus países de acogida les vendría bien un poco más de simpatía, lo que realmente necesitan es que el mundo dé un paso al frente e invierta en ellos, en las comunidades de acogida y en su futuro»
Sin embargo, a pesar de la falta de financiamiento — añaden los investigadores de Brookings — muchos países receptores de la región han continuado dando una lección al mundo al mantener su postura de bienvenida general hacia los venezolanos. Y en este sentido, mencionaron como anfitrión regional a Colombia, que alberga la diáspora venezolana más grande del mundo y les permitirá a más de un millón de refugiados tener una condición migratoria regular gracias a las medidas anunciadas el 8 de febrero por el gobierno colombiano.
En esta misma línea refieren la experiencia de Perú, a pesar de haber colocado algunos obstáculos de entrada en los cruces fronterizos, esencialmente ha otorgado una visa temporal de dos años y estatus migratorio regular para los venezolanos que viven allí y en los próximos meses planea implementar una segunda fase que probablemente llegue a la totalidad de los inmigrantes venezolanos irregulares en el país.
Por su parte, Brasil y México , aunque albergan a un número mucho menor de venezolanos que otros países, les ha otorgado el estatus de refugiado, implementando implícitamente en la Declaración de Cartagena de 1984 que reconoce a los refugiados como aquellos que huyen por violaciones masivas de derechos humanos.
Finalmente, la organización Brookings reitera que los países de la región necesitan una afluencia masiva de fondos de la comunidad internacional. “Esta financiación no solo es necesaria para las necesidades humanitarias, que son muchas, sino también para la inversión en comunidades y empresas locales que requieren mejoras en la infraestructura y acceso al crédito para absorber e integrar a los migrantes y refugiados venezolanos en la fuerza laboral formal”, insisten.
Por: Proyecto Migración Venezuela @MigraVenezuela
