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El reto de las migrantes para acceder a servicios de salud sexual y reproductiva

Mujeres venezolanas reciben atención y consultas prenatales en diferentes centros de salud del país. | Por: GUILLERMO TORRES | SEMANA

En la Encuesta Pulso de la Migración, hecha por el Dane, el 41,2% de los migrantes venezolanos (hombres y mujeres) manifestaron que no usan ningún método anticonceptivo y el 23% de las mujeres tuvo dificultades económicas para atender su periodo menstrual.

Actualmente en Colombia están radicados 1.742.000  refugiados y migrantes venezolanos, de las cuales el 49,57% son mujeres, quienes en su mayoría llegan al país con múltiples necesidades sociales, como desconocimiento en las rutas de atención sobre salud sexual y reproductiva, según precisa la nota estadística Población migrante venezolana en Colombia, un panorama con enfoque de género, publicada recientemente por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane).  

Los resultados de la Encuesta Pulso de la Migración  —realizada por el Dane, con el apoyo del Banco Mundial y la Universidad del Rosario — también reflejan cómo la población migrante venezolana se está viendo afectada en varios aspectos sociales, incluyendo la planificación sexual y los métodos para atender la menstruación por parte de las mujeres.

En este levantamiento de información, que se hizo en una cobertura del 87% a nivel nacional durante julio y agosto de 2021, se encontró que el  37,4% de las mujeres venezolanas encuestadas dijeron que no usaron ningún método para evitar un embarazo o enfermedades de transmisión sexual en el último mes. Y el 79% manifestó que no lo necesitó.

Una cifra que se mantiene alta es la necesidad de acceso a servicios de planificación de las mujeres venezolanas al llegar al país, hecho también evidenciado por Profamilia en su informe de Desigualdades en salud de la población migrante y refugiada venezolana en Colombia, realizado con apoyo de la Oficina de Asistencia de Desastres Extranjeros de los Estados Unidos (OFDA) y USAID.

Alicia Melgarejo, profesional en psicología que trabaja con mujeres migrantes en Soacha, explicó al Proyecto Migración Venezuela que existen diferentes factores que vulneran los derechos reproductivos de esta población. 

“Desde Venezuela, muchas mujeres no tienen ningún acceso a métodos anticonceptivos para tener un parto respetado o controles prenatales, ni mucho menos tener un aborto. Además en las trochas muchas pudieron ser víctimas de violencia sexual, por lo que las mujeres llegan en situación de vulnerabilidad al país”, asegura Melgarejo. 

De igual forma, otras necesidades que han manifestado las mujeres venezolanas, según Profamilia, son la falta de información sobre la oferta de servicios de salud sexual y reproductiva para migrantes; servicios de aborto seguro y de atención post-aborto; información sobre servicios para víctimas de violencia sexual y prevención del embarazo adolescente y servicios amigables para jóvenes. 

La organización, por medio de su informe sobre inequidades en la atención y prevención de la violencia sexual en mujeres y niñas migrantes venezolanas, mostró que muchas están expuestas a diferentes formas de violencia sexual y basada en género que se articulan con experiencias previas antes de migrar. 

La venezolana Dayana Mendoza, directora de la ONG Mujeres de Nueva Luz, que atiende a población desplazada y migrante en Bogotá, apunta que gran parte de las mujeres que llegan a su organización desconocen de rutas de atención en servicios de planificación familiar y por eso necesitan una guía.

“La mayoría son madres muy jóvenes que no pasan los 25 años y que tienen tres, cuatro hijos”, dice Dayana, quien busca alianzas con organizaciones internacionales para atenderlas.

La ONG Mujeres de Nueva Luz les brinda talleres sobre planificación familiar, menstruación y les ofrecen herramientas para que aprendan a entender la importancia de su salud sexual y reproductiva. Sobre este aspecto, la Encuesta Pulso de la Migración del Dane reveló que el 23% de las mujeres venezolanas  tiene dificultades económicas para adquirir los elementos necesarios para atender su periodo menstrual.

La Fundación Comparte por Una Vida Colombia también recalca que la población migrante venezolana llega al país con desconocimiento de la salud menstrual sexual y reproductiva, ante la vulneración de sus derechos en Venezuela, y la incapacidad para aquirir métodos anticonceptivos debido a tantos años de crisis social y humanitaria. 

Esta organización descubrió que muchas jóvenes y niñas migrantes venezolanas no pueden hablar con comodidad de estos temas en sus hogares ya que  no tienen un lugar seguro donde aprender y hacer preguntas. 

Es por eso que esta fundación creó un proyecto en alianza con la Embajada de Nueva Zelanda, con una población objetivo de 30 jóvenes y mujeres entre las edades de 14 y 19 años que viven en Villa del Rosario, Norte de Santander.  Mediante el fortalecimiento de habilidades de autocuidado y autoprotección han hecho capacitaciones donde promueven la salud y la higiene menstrual, derechos sexuales y reproductivos, prácticas de protección y empoderamiento. 

El mayor reto de las mujeres al llegar a Colombia es el desconocimiento de herramientas, y rutas de atención de salud, es por eso que diferentes organizaciones se han encargado de trabajar en estas dificultades. 

Si bien se ha avanzado en programas sobre este tema con las mujeres migrantes venezolanas, Profamilia recomienda que se debe tratar los enfoques interseccionales para abordar las necesidades de la población migrante en contextos de crisis humanitaria, y es también fundamental el compromiso del sector privado para abordar efectivamente la violencia basada en género y la violencia sexual.

Por: Laura Sierra Musse @lausierramusse