Aunque el Gobierno de Nicolás Maduro quiera hacer ver que la situación económica mejoró en el vecino país, el éxodo masivo de personas migrantes y refugiadas sigue aumentando cada día.
Vivir en Venezuela representa un desafío constante, que en muchas ocasiones, termina desgastando las fuerzas de los ciudadanos que viven de un sueldo mínimo, el cual se ubica actualmente en 130 bolívares (8,34 dólares), que no alcanza para cubrir los productos más básicos.
Entre otras causas estructurales, estas son las cinco razones más preocupantes por las cuales los venezolanos toman la decisión de abandonar su país y buscar mejores condiciones de vida en 17 países de América y el Caribe.
Hiperinflación
El Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) de Venezuela se incrementó en diciembre un 37,2 % en términos mensuales y la inflación interanual se sitúa ya en el 305,7%, según precisó el Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), organismo independiente de información económica.
Este incremento mensual supone el más elevado de los últimos 20 meses y la cifra interanual traduce unos niveles próximos a la hiperinflación.
Bajos sueldos
La organización no gubernamental y defensora de los derechos humanos Provea alertó recientemente sobre los impactos que generará en el costo de vida de las familias venezolanas este 2023, con un salario mínimo que no supera los 10 dólares, y que no es capaz de mitigar las necesidades básicas de la mayoría de la población venezolana. El precio de la canasta alimentaria básica se encuentra en 7.146 Bs. (459 dólares), y el salario mínimo en Venezuela se ubica en 130 Bs. (8,34 dólares).
Según la Encuesta Sobre Condiciones de Vida (Encovi), elaborada por tres de las principales universidades del país, cuatro de cada cinco venezolanos no pueden cubrir la canasta alimentaria.
Dolarización
Venezuela se convirtió formalmente en una economía dolarizada a partir del mes de septiembre de 2018, aunque la dolarización financiera se inició desde hace décadas y la transaccional podría decirse que comenzó con fuerza a partir del cuarto trimestre de 2017, cuando la economía entró en un ciclo de hiperinflación.
El economista Aarón Olmos explica que en el caso de Venezuela la moneda de curso legal es el bolívar, pero esta se encuentra muy devaluada, tiene catorce ceros menos que le quitaron en tres reconversiones monetarias, las cuales no han servido para hacerle frente a la inflación.
“No hay confianza en la moneda nacional, por lo cual sus ciudadanos han buscado métodos alternos de pago”, dice el economista Olmos describiendo que Venezuela no solo es un país dolarizado, sino que además es un país “multimoneda”, y dependiendo de la ubicación geográfica se utilizan otros medios de pago. Por ejemplo, en los estados andinos como Barinas, Trujillo, Táchira, Mérida se usa más el peso colombiano que el dólar y el euro.
Escasez de gasolina
A pesar de tener las mayores reservas de petróleo del mundo, Venezuela experimenta escasez de combustible (gasolina y gasoil) desde el año 2014, debido a que no cuenta con disolventes para refinar su propio crudo y así poder suministrar su combustible en el mercado interno.
Durante la administración de Nicolás Maduro, el país ha sufrido una escasez crónica de gasolina por diversos factores: desinversión y falta de mantenimiento de las refinerías en el país; pérdida de la producción nacional de crudo; escasez de personal técnico calificado; politización de la industria; corrupción y una fijación de precios de venta al público por razones políticas.
La escasez de gas de uso doméstico para la preparación de alimentos, también se ha hecho evidente durante esta crisis, al extremo que se ha hecho popular uso de la leña para cocinar.
Deterioro de los servicios básicos
Tomás Páez, coordinador del Observatorio de la Diáspora Venezolana, afirmó que las causas son múltiples que obligan a los venezolanos a huir de su país. Principalmente, indica que estas personas emigran por el deterioro de los servicios públicos, electricidad, suministro servicio de agua, y transporte. En este último punto, en algunas ciudades de Venezuela persiste la escasez de combustible, lo cual obliga a los ciudadanos a hacer largas filas.
“Si bien es cierto ha aumentado la presencia de productos de primera necesidad no ha aumentado en la misma proporción los ingresos de la gente para poder adquirirlos. Los grandes bodegones son simplemente boutique que quedan para ser mirados por los ciudadanos”, reconoció el analista Páez.
Por: Milagros Palomares @milapalomares