Una promesa del baloncesto al que no dejan jugar por no ser colombiano

Harrinson David Colmenares, promesa del basquetbol.
Harrinson David Colmenares, promesa del basquetbol.

Harrison Colmenares es venezolano. Aunque su madre es colombiana retornada, por un asunto de trámites, ella no ha podido reclamar la nacionalidad y él no ha podido jugar en los Torneos Nacionales.

Por Moisés Sánchez – periodista Te Lo Cuento News

13 de noviembre de 2023. El Club Legendarios se enfrenta en la final de un torneo al equipo que representa a Panamá, es un campeonato internacional. Harrinson se mueve con maestría entre sus compañeros, juega en la posición de alero, con su ayuda y el trabajo colectivo, logran superar en canastas a los competidores de Brasil, Puerto Rico y Venezuela. 

Aunque es un campeonato internacional, los Lengendarios no son selección nacional de baloncesto, son un equipo que con esfuerzo y dedicación se encarga de formar a las jóvenes promesas que podrían llegar a jugar en la categoría sub-15 nacional o en la sub-16.

Harrinson David Colmenares cumple el próximo 15 de marzo 16 años, mide un metro noventa y desde hace siete años se dedica a entrenar baloncesto. En 2020, junto a su familia, se mudaron desde Tame, en el Arauca colombiano, hasta Villavicencio, en el departamento del Meta. 

El talento no se improvisa

Definitivamente hay personas que nacen con talentos especiales. Este es el caso de Harrinson. Cuando llega a Villavicencio un día cualquiera lo observan jugar en una cancha del barrio La Rosita a donde se habían mudado. Allí le proponen formar parte del Club Legendarios y desde entonces fue perfeccionando su técnica en el deporte. 

La constancia, el esfuerzo y la dedicación lo han convertido en uno de los mejores jugares del equipo. Todo ello se debe al trabajo propio, pero también a la entrega de su entrenador, el profesor Eduardo Toro. 

El talento no se improvisa y para llegar a ser uno de los mejores es necesario sufrir caídas, levantarse, volver a comenzar, seguir adelante. Esto es lo que Harrinson cree, “que cuando se tiene una capacidad especial, se puede explotar hasta convertirse en un campeón”.

El obstáculo más grande: ser venezolano

Esta pequeña, pero gran estrella del baloncesto que ha vivido en Colombia desde que tiene ocho años, no ha podido participar en campeonatos nacionales, ni ha podido ser fichado por grandes equipos departamentales como la selección del Departamento del Meta, o la selección del Departamento del Guaviare, que se han interesado en él, por una simple razón: es venezolano y no tiene ciudadanía colombiana. 

Pese a su talento y su ímpetu deportivo, su nacionalidad venezolana se ha convertido en una traba importante para seguir creciendo dentro de este deporte.

Y es que el Reglamento General de Torneos Nacionales, aprobados por la Federación Colombiana de Baloncesto, en el artículo seis, parágrafo dos, dice que los jugadores participantes deberán ser colombianos de nacimiento, extranjeros de nacimiento, pero hijos de padres colombianos, o extranjeros hijos de padres nacionalizados en Colombia. 

En el caso de Colmenares, su mamá es hija de padres colombianos que se fueron a Venezuela cuando este era un país próspero. Ella nació en Venezuela y cuando emigra a Colombia por la crisis, intenta obtener su ciudadanía, pero por errores de transcripción en su partida de nacimiento venezolana no ha logrado obtener su registro de nacimiento y, por ende, Harrinson tampoco puede obtener su correspondiente segunda nacionalidad. 

En ese sentido, son pocas las posibilidades de que Harrinson logre obtener su documentación legal para participar en torneos nacionales o formar parte de clubes departamentales o, incluso, de la selección nacional de baloncesto colombiana. 

Este caso pone de manifiesto los desafíos que enfrentan los deportistas migrantes en el ámbito nacional, destacando la necesidad de considerar medidas más inclusivas para permitir que el talento prevalezca sobre las barreras administrativas.

Seguir soñando

A pesar de las adversidades suscitadas por la falta de documentos que lo ayuden a llegar más lejos en este deporte, Harrinson y su papá no dejan de soñar en que más temprano que tarde logrará pertenecer a una selección de carácter nacional, de modo que sus sueños siguen adelante y mientras los ve concretados, continúa estudiando y entrenando fuertemente para convertirse en uno de los mejores basquetbolistas de Colombia. 

De no haber tenido que salir de su país, Colmenares estaría haciendo allí su carrera deportiva. Se reconoce venezolano y lleva con orgullo su gentilicio tachirense. Hoy por hoy es uno de los venezolanos que deja el nombre de su nación en alto. Él es un buen y talentoso venezolano.