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Una defensora de perseguidos políticos, que trabaja por una migración segura y humana

Flor María Ávila, defensora de derechos humanos.
Flor María Ávila, defensora de derechos humanos.

Flor María Ávila exploró diversas opciones en Chile, Argentina e Italia y finalmente encontró en una universidad colombiana la oportunidad de tener un lugar en donde aportar sus conocimientos.

Por Alicia La Rotta – Periodista Te Lo Cuento News

En Bogotá, la historia de Flor María Ávila cobra vida como un testimonio de compromiso inquebrantable con la defensa de los Derechos Humanos. Esta abogada, especializada en este campo crucial, ha forjado un camino guiado por la búsqueda de una existencia más plena y equitativa.

Su historia se entrelaza con el deseo de una mejor calidad de vida, un sueldo acorde a su formación y el anhelo de retomar su carrera académica. Con valentía, dejó atrás su labor como abogada defensora de perseguidos políticos, en especial los estudiantes, los trabajadores, y los profesores en Venezuela, para enfocarse en la lucha por los derechos humanos a nivel global, específicamente en el ámbito de la migración segura, ordenada y regular y la formación de los futuros abogados defensores de los Derechos Humanos en la Universidad Católica de Colombia. 

“Colombia es una Universidad y Venezuela un Cuartel”, 

Citando una frase del escritor ecuatoriano Juan Montalvo, quien alguna vez dijo: “Colombia es una Universidad y Venezuela un Cuartel”, Flor María llegó a Colombia en 2016, un cambio premeditado pero desafiante. Exploró diversas opciones en Chile, Argentina e Italia, donde obtuvo su Doctorado en Filosofía de Derechos Humanos. A pesar de las adversidades iniciales, halló un refugio laboral en la Universidad Católica de Colombia, validando su título en un año y ganándose un lugar en un entorno que valoraba su experiencia.

A través de días cargados de trabajo en la universidad, corrección de exámenes, asesorías a estudiantes y momentos de conexión con prácticas como el tai chi, Flor María Ávila tiene muy clara su misión de vida: Su compromiso por un mundo más justo y equitativo para todos. 

Se siente inspirada por la juventud de estratos medios y bajos, a quienes da clases en la Universidad de Colombia, observando en ellos una fuerza laboral vibrante y una búsqueda constante de progreso. La tenacidad y su amor por la cultura es sin lugar a duda algo que esta sociedad tiene muy arraigada. “El colombiano es muy trabajador y estudioso, con mucho deseo de superación”. 

Un corazón que late en venezolano

Su mensaje para los migrantes es claro y motivador: la preparación y la educación son pilares fundamentales. A pesar de la competencia en el mercado laboral extranjero, insiste en que siempre existen oportunidades para aquellos con un sólido bagaje académico y cultural.

Aunque su labor actual enriquece su trayectoria profesional, no puede evitar añorar su tierra natal, Venezuela. Extraña profundamente la vida política, la lucha por los derechos y la cultura que una vez fue el epicentro de sus sueños y valores. “Dejé la lucha desde Venezuela, pero ahora me enfoco en los derechos humanos de los migrantes en el mundo entero, especialmente por la migración segura, ordenada y regular”.

El compromiso de Flor María con la justicia y los derechos humanos continúa siendo su faro guía. Ante un posible cambio político significativo, contempla regresar a su país para contribuir a su reconstrucción política y jurídica, abogando por una nueva constituyente y una transformación en las instituciones públicas. Es que su corazón de migrante sigue latiendo por Venezuela.