Desde la misma esquina del barrio Colina Campestre de Bogotá donde esta semana una mujer les lanzó insultos xenófobos, Dírimo Eduardo Esis y Zamira Hernández decidieron hacer una reflexión sobre el episodio. Ambos ciudadanos venezolanos venden allí tinto todos los días sin hacerle daño a nadie.
“A través de estos medios quisiera darle un mensaje a la señora para que estemos en paz, que no sea grosera, que no todos los venezolanos somos iguales”, dijo Dírimo Eduardo en tono conciliador.
El martes en la noche, Yeimy Lugo, quien lleva cerca de cinco meses en el país y llegó de la ciudad de Punto Fijo, en Venezuela, advirtió de la presencia de una vecina que, según cuenta, suele insultarla varias veces a la semana. A ella y a su compañera Zamira Hernandez. “Es la que viene ahí, dijo”.
Dírimo sacó su celular y activó la cámara. Lo que pasó después el país ya lo conoce. La mujer empezó a amenazarlos con llamar a la policía y a gritarles frases como “usted se tiene que largar de este país”. Cuando Dírimo intentó intervenir, la mujer iracunda dijo “¡usted se calla, imbécil! Lárguese a su tierra. Lárguese. Lárguese. Yo soy colombiana y usted, veneco invasor. Lárguese de aquí”
¿Por qué esa mujer actuó de esa manera sin que existiera aparentemente una agresión de parte de los venezolanos? Rocío Castañeda, oficial de comunicaciones de la agencia de la ONU para los refugiados (Acnur) considera que escenas como esas son más comunes de lo que uno se imagina.
“Los colombianos no estamos acostumbrados a recibir poblaciones extranjeras, no hemos sido un país que históricamente haya recibido flujos migratorios importantes, por lo que la llegada de población venezolana en los últimos años ha planteado retos en diferentes niveles y uno de ellos es justamente la integración”, aseguró.
Reflexiones parecidas están consignadas en un estudio sobre la xenofobia en el país, realizado por Acnur y presentado en noviembre de 2019.
En la investigación se les pregunta a los colombianos qué tanto estaban de acuerdo con una docena de afirmaciones comunes respecto a la migración.
Las que más validaron los encuestados fue “La llegada de venezolanos a Colombia ha disparado la prostitución y la inseguridad” y “Nacionalizar niños venezolanos nacidos en Colombia es un deber de nuestro país”.
Rocío Castañeda, oficial de comunicaciones de la agencia de la ONU para los refugiados (Acnur) considera que escenas como esas son más comunes de lo que uno se imagina.
Llama la atención, sin embargo, que la xenofobia no es tan marcada. De hecho, de las siete frases más validadas por los colombianos, cinco son positivas. Ahí figuran, por ejemplo, “Los medios de comunicación deben promover la solidaridad con los venezolanos” o “los venezolanos son buenos y alegres, tanto como los colombianos”.
“Vale la pena preguntarse si pensar en ‘Colombia para los colombianos’ o ‘los colombianos primero’ profundiza la brecha entre ‘nosotros’ y ‘ellos’ y realmente nos aleja de la posibilidad de reconocer en el otro lo mismo que yo buscaría o incluso haría en una situación similar, que es la capacidad de ponernos en los ‘zapatos del otro’”, agregó Castañeda.
El Proyecto Migración Venezuela contactó a Dírimo, quien aprovechó para enviar un mensaje. “Pedimos respeto. Todos somos iguales. Somos seres humanos. Y no todos los venezolanos somos dañinos”, dijo.
Hay mucho trabajo por delante en aras de erradicar la xenofobia, aún en medio de las diferencias y conflictos que se den entre ciudadanos de países hermanos, incluso entre naciones de continentes disímiles. Los Derechos Humanos, como lo dice Dirimo, son universales y no distinguen religión, raza, país ni creencias.
Los actos de racismo y discriminación por cuestiones de nacionalidad constituyen xenofobia. Sobre estos temas versa no solo la Convención Internacional sobre la eliminación de todas las formas de discriminación racial, sino las leyes colombianas: la 22 de 1981 y la 1482 de 2011.
Y aunque la escena de la mujer es un mal precedente para la integración, da pie también para rechazar todo tipo de acto xenófobo; mas cuando millones de colombianos todos los días dan muestra de valores contrarios a los que se aprecian en el video, como la solidaridad y el respeto.
Por: Andrés Rosales @Andresiro
