En el marco del Día Mundial contra la Trata de Personas, que se conmemora cada 30 de julio, es crucial reflexionar sobre una de las problemáticas más alarmantes y complejas que afecta a millones de personas en todo el mundo.
Por Redacción MigraVenezuela
La trata de personas es un delito que viola los derechos humanos y explota a sus víctimas con fines de trabajo forzado, explotación sexual, servidumbre y otras formas de esclavitud moderna. De acuerdo con Betty Pedraza Lozano, directora de la Corporación Espacios de Mujer, “la migración forzada o voluntaria juega un papel significativo en el aumento de la vulnerabilidad de la trata de personas. Llegar a un país donde no se tiene muchas garantías, donde no se tienen los permisos, pone a la gente en una condición de aceptar cualquier oferta, cualquier posibilidad para vivir, para poder sobrevivir”.
La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) estima que al menos 25 millones de personas son víctimas de trata en todo el mundo, y que este flagelo no conoce fronteras.
En el más reciente informe publicado por el Ministerio del Interior sostiene que el 41 % de las víctimas son mujeres extranjeras de nacionalidad venezolanas.
Uno de los factores que contribuye a esta relación entre migración y trata es la búsqueda de mejores oportunidades económicas y condiciones de vida por parte de los migrantes. Muchos individuos desesperados, huyendo de la pobreza, la violencia, conflictos armados o desastres naturales en sus países de origen, se arriesgan a emprender viajes peligrosos y caen en manos de traficantes que les prometen una vida mejor en destinos de acogida.
Las mujeres y los niños son los grupos más afectados por la trata de personas en el contexto migratorio. La explotación sexual comercial, el trabajo forzado y la servidumbre doméstica son algunas de las formas más comunes de abuso que enfrentan estas víctimas.
Según Pedraza, “a muchas mujeres les ofrecen venir a Colombia, que aquí hay trabajo”, sin embargo, estando aquí se dan cuenta de que, en algunas ocasiones, se trata de un engaño. “Para algunas que le salió fue irse para otros países, para otras partes, para Panamá, para México, y efectivamente fueron víctimas de trata de personas”, concluye.
Asimismo, el desplazamiento forzado de personas debido a conflictos y crisis humanitarias también los expone a riesgos de trata. Los refugiados y solicitantes de asilo, quienes buscan protección en países extranjeros, se enfrentan a una mayor vulnerabilidad ante traficantes sin escrúpulos que se aprovechan de su situación de desamparo y desesperación.
Fundaciones de la sociedad civil desarrollan estrategias orientadas desde diversas áreas de intervención, desde la prevención: “Realizamos procesos de información y sensibilización en el tema con la población en general. También realizamos procesos de capacitación con funcionarios públicos y profesionales que realizan atención a población vulnerable”, concluye la Directora de la Fundación Espacios de Mujer en Medellín.
Los esfuerzos para mejorar los sistemas de detección y protección de víctimas, así como la implementación de programas de asistencia y reintegración para sobrevivientes, son de vital importancia para prevenir la trata y brindar apoyo a aquellos que han sido afectados.
La campaña ‘Ponte las gafas’, respaldada por USAID, será lanzada este 30 de julio con el objetivo de fomentar la reflexión en torno a una problemática crucial. Su propósito es proporcionar información y sensibilizar a la sociedad acerca de posibles casos que podrían estar sucediendo en entornos cercanos.