Delsa Solorzano, candidata a las primarias venezolanas por el partido Encuentro Ciudadano, asegura que antes que en el retorno, hay que pensar en reconstruir el aparato productivo. Primera entrevista de la serie: ‘Los candidatos hablan de migración’
Angélica Antía Azuaje, Te lo Cuento News
El nombre de Delsa Solórzano tiene años resonando en la política venezolana, la abogada y especialista en Ciencias Penales y Criminológicas, con estudios en diversas universidades del mundo, ha mantenido una lucha sostenida en oposición con el expresidente Hugo Chávez y con el actual presidente, Nicolás Maduro.
Después de haber sido diputada a la Asamblea Nacional, diputada al Parlamento Andino y vicepresidenta del Comité de Derechos Humanos de la Unión Interparlamentaria, hoy es una de las candidatas, con su partido Encuentro Ciudadano, para las elecciones primarias de la Plataforma Unitaria Democrática que se realizarán el 22 de octubre del 2023, y en donde se escogerá al candidato presidencial en la contienda de 2024.
Su estilo siempre ha sido realista y frontal, lo que le ha servido para mantenerse en el escenario político del país suramericano que, en las últimas dos décadas, ha vivido intensos conflictos políticos y sociales.
Entendiendo que la diáspora es un punto importante en la agenda, Solórzano tiene claro que lo primero es garantizar que los venezolanos en el exterior puedan participar en las primarias y posteriormente en las presidenciales, pero para ello es necesario solventar los detalles técnicos que esto conlleva.
“Sé que hay temas técnicos importantes que revisar en cuanto a la participación en las primarias de los venezolanos en el exterior. Es una lucha que hay que dar ya y en la que me estoy enfocando. Luego viene la etapa de luchar para que puedan votar en la elección presidencial, que son dos cosas distintas y dos trámites distintos. Este es un tema de garantía de derechos, porque un venezolano es un sujeto a pleno derecho este donde este”.
A Solórzano no le gusta hablar de quimeras ni de utopías, sabe de cierto que el sueño del retorno para algunos pasa por contar con ciertas garantías de estabilidad que en este momento no existen en el país.
“Es hermosa la idea de imaginarte los aeropuertos y los puertos llenos de nuestra gente que se fue, pero hay que ser realista. Venezuela es un país que no tiene agua, que no tiene luz, que no tiene servicios públicos en general, que no tiene transporte, que no tiene gasolina, para abrirle la puerta de inmediato a siete millones de venezolanos, vamos a terminar de colapsar, porque van a venir y no van a tener donde trabajar porque aquí no hay fuentes de empleos”, señala.
Por eso, su propuesta es generar, en primer lugar, las condiciones para que cada venezolano que se fue, pueda volver para contribuir con la reconstrucción de Venezuela, con las condiciones óptimas a partir de la reactivación del aparato productivo nacional y la generación de fuentes de empleo.
“No podemos pretender que la gente vuelva para ganar seis dólares mensuales. Ellos se fueron buscando un salario mejor y una mejor calidad de vida. Nuestro trabajo se enfocará en la activación del aparato productivo, que tengan un trabajo estable, pero que, además, apoyen a Venezuela en su reconstrucción”, explica.
La candidata dice que no es de las que vende ilusiones. Ella y su equipo plantean un plan integral, que va a corto, mediano y largo plazo, con el cual en los primeros 100 días de gobierno serán para buscar recursos con los organismos multilaterales como el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Mundial y la Corporación Andina de Fomento.
Esta idea viene de su experiencia trabajando en el Parlamento Latinoamericano, donde asegura, tuvo la oportunidad de ver cómo esos organismos tienen proyectos de apoyo alcanzables.
“En los primeros cien días de gobierno vamos y debemos ir a buscar los recursos donde están, para generar esos planes y esos proyectos que sirvan de incentivo para que los venezolanos puedan volver y al mismo tiempo para que quienes nos quedamos podamos irnos recuperando, de manera progresiva, de esta crisis”.
Migración y relaciones bilaterales
Delsa señala que creen en las políticas de Estado y no en políticas de gobierno. Rechaza que las relaciones entre países se traten como personales, más que como institucionales. Con respecto a la relación entre el presidente colombiano, Gustavo Petro, y el presidente Nicolás Maduro, tiene sus reservas, porque, asegura, no beneficia a ninguno de los países.
“La labor de los líderes es defender, en primer lugar, su país y luego los intereses de los otros. Las relaciones que yo estableceré con cualquier gobierno de la región tendrán que ser aquellas que beneficien a nuestro país, llámese Petro o cualquier otro presidente”.
Con respecto a la crisis migratoria en la frontera colombo-venezolana, asegura que tiene varias aristas y temas a resolver: la diáspora, la penetración de los grupos irregulares, la legalidad de los productos que se comercian en la frontera y el contrabando.
“La crisis migratoria existe porque los venezolanos se están yendo debido a lo que estamos sufriendo en Venezuela, cuando eso cambie, los venezolanos no se van a querer ir, algunos van a querer volver, entonces el establecimiento de las relaciones con el presidente Petro cambiarán para enfocarnos en las necesidades de los ciudadanos. Pero eso va a pasar una vez que nosotros recuperemos la democracia”.
Delsa se permite mostrarse sensible cuando se le pregunta cuál es el mensaje para los venezolanos que están en Colombia y sueñan con volver o para aquellos que han dejado atrás la idea del retorno. Se le quiebra la voz al responder porque no es ajena al duelo de tener a familiares y amigos en otros países.
“Yo quiero volver a abrazar a mi gente que se ha ido, tengo grandes amigos que viven en Colombia y es dura la distancia porque el WhatsApp no abraza, no tiene olor, no huele al pabellón de la abuela los domingos. También es lógico que haya quienes no quieran volver, porque construyeron su vida en otra nación, es natural y nada condenable. Pero quiero decirles que este es nuestro hogar y uno nunca puede abandonar su hogar. Una cosa es que no quieran volver a vivir aquí, y eso está bien, pero Venezuela siempre va a ser el hogar de todos los venezolanos estén donde estén. Posiblemente, van a venir a visitarnos y van a volver a abrazarnos, vendrán y verán un país al que siempre va a valer la pena regresar. Lo más importante es que sus hijos sepan que estén donde estén siempre van a ser venezolanos”.