El saliente asesor presidencial para la crisis migratoria, Felipe Muñoz, hace un balance de sus 28 meses en el cargo. Habla del impacto social, el peligro de la estigmatización y las oportunidades que generan los migrantes para el país.
PROYECTO MIGRACIÓN VENEZUELA: ¿Cuáles son los avances de Colombia en términos de gestión migratoria?
FELIPE MUÑOZ: Lo primero es que se ha logrado crear una política integral de atención a la migración que ha incluido no solo al Gobierno nacional, sino a los gobiernos locales, el Congreso, las entidades de control, las agencias de cooperación y la academia. Yo creo que el gran logro es haber establecido un trabajo de coordinación que permitió un desarrollo de una política plural para garantizar la recepción de los más de 1,8 millones de venezolanos que están hoy en Colombia.
P.M.V.: ¿Cuál fue la situación que más lo marcó durante estos meses en el cargo?
F.M.: La que tiene que ver con niños y niñas de padres venezolanos que nacieron en Colombia. Uno, por la posibilidad de que muchos iban a quedar sin patria y la decisión que tomó el presidente con la ayuda del defensor, del procurador y de muchos de la Registraduría de darles la nacionalidad. Hoy, más de 50.000 de esos niños que han nacido en Colombia tienen la nacionalidad. Y le diría otras dos. Un niño en La Guajira, en Maicao, se me acercó en uno de los albergues y me dijo que si le conseguía un balón de fútbol, que (el suyo) se lo habían quitado en el viaje. Le dimos el balón, pero al final los niños han sufrido mucho en este proceso. Garantizar que por lo menos esos 350.000 niños que están en los colegios de Colombia, o los niños venezolanos que está protegiendo el Bienestar Familiar (ICBF), hace que haya valido la pena esta tarea. Lo que más me marcó fueron las circunstancias duras que les toca a los niños en este proceso.
P.M.V.: Uno de los grandes retos de la Gerencia de Fronteras es convertir la segunda migración más grande del mundo en una oportunidad para Colombia. ¿Eso está pasando?
F.M.: Eso está empezando a pasar, pero falta camino por recorrer. Si uno mira en Confecámaras, el año pasado hubo un crecimiento muy grande de empresarios venezolanos que crearon empresa. Y está empezando a pasar, pero ese es el único camino. En los últimos indicadores de pobreza multidimensional, el Dane demostró que en los hogares donde por lo menos hay un migrante, hay una circunstancia de pobreza multimodal, por lo tanto eso no es un lujo para Colombia, es una necesidad porque tiene que ver incluso con nuestros propios indicadores de pobreza.
P.M.V.: ¿Cómo ve el tema de xenofobia? ¿Cómo combatirla?
F.M.: Tres mensajes. El primero, la sociedad colombiana ha sido generosa con este proceso y eso hay que mantenerlo como un activo público. Segundo, hay una labor muy importante de los medios de comunicación y de los colegios. Pero, sobre todo, que nos acordemos de que nosotros también fuimos migrantes. Más de cinco millones de colombianos vivieron en el exterior como migrantes. En Venezuela, en España, en Ecuador, en Estados Unidos…
P.M.V.: Dentro de su derrotero estaba, en una primera fase, la acogida de los migrantes. Luego la integración y finalmente el crecimiento del país. Pero la pandemia trastocó todo. ¿En qué momento estamos?
F.M.: La pandemia nos devolvió al menos un año en los esfuerzos (…). ¿Qué es lo importante? Que hicimos un plan de seis puntos para amortiguar e incluir a los migrantes en el golpe incluyéndolos en salud, repartiendo más de 200.000 mercados para un millón de personas y transformando los temas de cooperación internacional –en su mayoría– en transferencias monetarias que les ayudaron a mantener la vivienda y la educación. Creo que estamos logrando superar el proceso y a pesar de que un pequeño porcentaje, el 4 por ciento de los que estaban en Colombia, decidieron retornar, la mayoría se va a quedar acá.
P.M.V.: Aunque bajó el ingreso de migrantes, se habla de una nueva ola migratoria. ¿Estamos preparados?
F.M.: Yo lo que veo es que las circunstancias sanitarias en Venezuela son absolutamente catastróficas, corroborado eso además por informes recientes como el de Human Rights Watch, que hablan de las debilidades en el sistema de salud para la atención. Yo sí creo que en un futuro no muy lejano pudiéramos tener algún retorno de algunos de esos migrantes que han ido y no han encontrado las condiciones que esperaban. Por eso estamos reforzando los temas en frontera.
P.M.V.: Colombia está frente a una crisis migratoria desfinanciada. ¿Cómo ha visto la respuesta de la comunidad internacional y cómo aumentar esa ayuda en esta época de pandemia?
F.M.: Lo primero es destacar el liderazgo regional del presidente Duque para llamar a que nos den más ayuda internacional, y es por eso que hace dos meses se realizó una conferencia de donantes que comprometió cerca de 600 millones de dólares en ofertas de donaciones y otra serie de recursos no reembolsables o en préstamos para la región. Pero tenemos que seguir insistiendo y buscando que no solo haya recursos desde los cooperantes tradicionales, sino recursos desde los bancos multilaterales y del sector privado. Es difícil, hay restricción de recursos, pero tenemos que seguir diciéndole al mundo que necesitamos ayuda para que Colombia pueda seguir ayudando.
P.M.V.: El 57 por ciento de los migrantes venezolanos está en condición irregular. Esto limita el acceso efectivo a derechos, sobre todo en temas de salud y educación. ¿Qué se debe hacer para cambiar esta realidad?
F.M.: La política del Gobierno, liderada por la Cancillería y Migración Colombia, es continuar en una senda de regularización. Tenemos en proceso la posibilidad de expedir un PEP (Permiso Especial de Permanencia) educativo para los más de 340.000 estudiantes y además estamos evaluando por instrucciones de la canciller un mecanismo en el proceso de regularización de mayor plazo. Tenemos claro que la vía es seguir en el proceso de regularización y apenas disminuyaun poco esta situación de la pandemia esa va a ser la agenda, estoy seguro de que Colombia va a seguir.
P.M.V.: Tantos PEP pueden ser un obstáculo…
F.M.: Sería bueno tener un solo proceso. No puedo hablar de futuro, ya solo me quedan horas en el Gobierno, pero sé del compromiso de la canciller y del director de Migración por estar evaluando mecanismos que permitan seguir avanzando.
«La sociedad colombiana ha sido generosa con este proceso y eso hay que mantenerlo como un activo público»
P.M.V.: ¿Cómo incluir en la oferta social a los migrantes sin exacerbar sentimientos de xenofobia en un país en el que casi diez millones de personas siguen viviendo en la pobreza?
F.M.: La ruta es regularizar y seguir ofreciéndola, y que se entienda que es más costoso para Colombia no ofrecer el ingreso a los servicios sociales. Le pongo el ejemplo: de los que tienen PEP, que son 700.000, hay 200.000 en el sistema de salud. Nos cuesta mucho más atender a esas personas por urgencias, como lo estamos haciendo hoy, que tenerlas aseguradas.
P.M.V.: ¿Qué le quedó pendiente por hacer?
F.M.: Mi tarea fue simplemente de coordinar, pero aquí hay una labor de muchas entidades y de mucha gente, es lo que quiero decir. No es un trabajo solitario. Lo segundo es que creo que hay que avanzar más en el proceso de los retornados colombianos, porque hay también medio millón de colombianos que volvieron, creo que tenemos que fortalecer la política de atención a esos retornados. Creo que nos queda el reto jurídico, de regularización; reto de comunicaciones, para acordarnos de que fuimos migrantes y evitar la xenofobia; reto social, mayor cobertura en salud y un apoyo para tener a todos estos niños en la oferta educativa. Reto de pobreza, en el sentido de poder regularizar e integrar a los servicios a muchos de ellos para evitar indicadores de pobreza; y reto económico, de seguir con la política de inclusión, de convalidación y certificación de competencias para que ellos puedan trabajar.
P.M.V.: Usted se va en un momento muy difícil. ¿Qué recomendaciones le daría a la persona que lo suceda?
F.M.: Yo le daría una recomendación básica. Esto es un trabajo de construcción plural. Aquí hay un liderazgo del presidente Duque y del Gobierno en el tema, pero hay que trabajar de la mano de alcaldes y gobernadores, grandes protagonistas del proceso; el apoyo del Congreso, con la Ley Migratoria; Procuraduría y Defensoría, que han sido unos aliados maravillosos; cooperación internacional; la academia, para investigar el tema; y la sociedad civil, para ayudar a atender el fenómeno. Suena a que es una agenda grande, pero el consejo más importante es que esto es una construcción plural y hoy lo que tenemos es un activo público de política de Estado que debemos seguir garantizando.
P.M.V.: ¿Qué se lleva para el BID? ¿Qué le gustaría que pasara en la región en temas migratorios?
F.M.: Me llevo la satisfacción de haber tenido la mejor experiencia laboral y profesional de mi vida y la convicción de que la migración es un fenómeno milenario. Seguirá estando y en Colombia, como en muchos lugares de la región, llegó para quedarse y no se tiene que ver como un tema temporal, sino como un reto al desarrollo, pero, sobre todo, como una oportunidad para los países.
Por: Andrés Rosales @Andresiro