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La necesidad de un registro permanente

Por: Observatorio de Venezuela OV_URosario

La nueva y compleja realidad social que presenta la inmigración en Colombia requiere el establecimiento de un registro permanente y obligatorio para migrantes y retornados a nivel nacional. Este es un instrumento que el Estado aún no contempla, pero que se necesita para lograr una gestión asertiva e integral de las necesidades de más de un millón de migrantes y de un número incierto de colombianos retornados.

Según Migración Colombia hay 1’032.016 venezolanos en el país con vocación de permanencia. Este es uno de los reportes más completos y actualizados en comparación con otros países de la región, sin embargo esta data presenta serias inconsistencias: no incluye la importante cifra de colombianos retornados, no mide el creciente número de migrantes que ingresan al país por vías irregulares (las llamadas trochas), y no define cuántos migrantes se encuentran en otros países a pesar de estar ya inscritos en el Registro Administrativo para la Migración Venezolana (RAMV) o tener el Permiso Especial de Permanencia en Colombia (PEP).

Por su parte, los ministerios han visto la necesidad de perfeccionar sus sistemas internos de información, que hasta hace un año no identificaban o clasificaban la atención a población extranjera. El Ministerio de Salud cuenta con el SISPRO, una de las plataformas más sólidas actualmente; el Ministerio de Educación ha debido hacer ajustes significativos al SIMAT para medir la cobertura de su servicio a niños y niñas migrantes; y con el reciente RUTEC del Ministerio de Trabajo, se busca avanzar en el registro de trabajadores extranjeros formales.

Si bien todas estas iniciativas son importantes, no ayudan a identificar amplios segmentos de la población migrante como son los venezolanos o colombianos retornados que no han solicitado atención médica, los desescolarizados y la gran proporción de trabajadores migrantes informales, entre muchos otros.

Responder a este tema no da espera. Los síntomas de la crisis humanitaria se acentuarán el próximo año, el delicado contexto diplomático binacional continuará, así como también se hará más difícil el ejercicio del control migratorio en nuestra extensa, porosa e insegura frontera. Las trochas de tránsito irregular se multiplican a diario junto con los migrantes indocumentados que no tienen planeado regresar a su país y diariamente aumentan los casos de apatridia, refugio y de niños migrando sin acompañantes.

Igualmente, está el escenario de empresarios, profesionales y estudiantes venezolanos y  colombo-venezolanos  que también han llegado a Colombia desde hace más de una década. Muchos de ellos, al no encontrar oportunidades aquí, continúan hacia Estados Unidos, Europa o países de la región como Ecuador, Perú, o Chile donde esperan encontrar mejores condiciones de integración social y espacios que les permita aportar en materia económica, laboral y formativa.

Definitivamente, la migración ha impuesto grandes desafíos a corto, mediano y largo plazo para Colombia, pero este panorama se hace más confuso y puede traducirse en mayores costos económicos y sociales para el país ante la falta de información. La ausencia de fuentes estadísticas confiables impide hacer proyecciones nacionales y construir sistemáticamente políticas diferenciales y asertivas a nivel departamental y municipal acordes a las demandas de los migrantes y a las necesidades de nuestras regiones. 

Garantizar la migración segura, ordenada y regular va más allá de los torniquetes de frontera y los controles migratorios al interior del país. Exige la articulación del Estado con entidades como la Registraduría Nacional, el DANE y DNP en la construcción de un sistema estadístico integral, permanente y obligatorio para migrantes y retornados a nivel nacional y el enlace interministerial de los sistemas de información especializada en atención al migrante.

Acciones inaplazables, que además de facilitar las proyecciones nacionales, les brindaría información a los gobiernos locales para establecer una mejor gestión y lograr asertivamente la asignación de recursos de la nación y del fondo de cooperación internacional para afrontar un fenómeno complejo que perdurará en el tiempo, más allá de la crisis humanitaria. 

Por: Observatorio de Venezuela OV_URosario