La coyuntura internacional que ha implicado cuantiosos y complejos movimientos migratorios en medio oriente y aún la “crónica de una migración anunciada” con la profundización de la crisis venezolana que ha supuesto la salida de más de 4 millones de hermanos venezolanos de su territorio hacia el exterior, especialmente hacia nuestro país, nos propone grandes retos particularmente a quienes asumimos responsabilidad, individual o gremial, en las organizaciones empresariales.
En temas de migración, el sector privado es cada vez más consciente de la necesidad de pasar de la filantropía al activismo corporativo, un activismo que evolucione bajo criterios de sostenibilidad y sea capaz de entenderse, no como la reacción a un obstáculo, sino como acción frente a una oportunidad para crear valor y competitividad. Esta perspectiva es necesaria si queremos ayudar a los inmigrantes a pasar de la dependencia a la autosuficiencia, brindándoles el apoyo a los inmigrantes que se muestran dispuestos a colaborar con las políticas, planes y programas públicos o privados.
Es necesario entonces, ir más allá de la concepción tradicional que se tiene de la Responsabildad Social Empresarial, para que las empresas creen en su modelo de negocio un esquema que, además, les permita crear valor social, económico y ambiental. Esta nueva concepción de la RSE frente a la migración, no rompe con una tradición que poco a poco ha comprendido que la RSE no se limita a buenas intenciones retóricas sino a un modelo integral de creación de valor, por eso las acciones innovadoras de integración de los migrantes en las cadenas de valor, pueden enmarcarse en los programas y modelos que ya tienen las empresas, así como en sus programas de sostenibilidad bajo una lógica de alianzas sostenibles y rentables.
Un buen ejemplo de ello es el reciente lanzamiento de la alianza por la competitividad de la cadena de valor bajo las mejores prácticas del Global Reporting Initiative y el liderazgo de PAR Servicios, que incluye oportunidades de creación de valor incluso a partir del fortalecimiento del capital humano y la creación de oportunidades de inclusión productiva para población migrante.
En definitiva, mejorar la movilidad de los migrantes por medio del talento humano que requieren las empresas puede contribuir con el crecimiento económico, la creación de valor y la competitividad.
* Presidente del Foro de Presidentes
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Por: Víctor Hugo Malagón @Victor_Malagon