Ser víctima de la violencia intrafamiliar en medio de la migración

En la conmemoración por el asesinato de la menor de edad, Yuliana Samboní, se realizó un homenaje en el Centro de Memoria Histórica de Bogotá donde también se recordaron otras víctimas de feminicidio. (Colprensa - Sofía Toscano)
En la conmemoración por el asesinato de la menor de edad, Yuliana Samboní, se realizó un homenaje en el Centro de Memoria Histórica de Bogotá donde también se recordaron otras víctimas de feminicidio. (Colprensa - Sofía Toscano)

Para muchas mujeres, las dificultades de iniciar una nueva vida, se suman a los maltratos de sus parejas. Esperanza*, quien migró con su esposo a Argentina, es una de ellas. Las dificultades económicas le impedían dejar a su pareja. Estuvo cerca de perder la vida.

Por Carlos Iván Suárez – Periodista de Te Lo Cuento News, Buenos Aires.

Esperanza* salió de su Venezuela natal hace poco más de cuatro años. Quería buscar un mejor futuro con su esposo, con quien se acaba de casar. 

Como todo inicio para los migrantes, no fue fácil. Comenzaron vendiendo comida en la calle, pero con el tiempo montaron un local propio. En medio de estas dificultades, el esposo de Esperanza tuvo una fuerte enfermedad que le impedía la movilidad. 

“Él se portaba bien y todo era perfecto hasta su enfermedad. Yo misma lo ayudé a caminar porque no podía, lo bañaba, lo vestía y hasta le daba de comer. Mi vida en ese momento era muy difícil pues recientemente había dado a luz”, cuenta la mujer. 

La bebé se fue criando al lado de la cocina que hacía parte de su emprendimiento, mientras el padre se recuperaba. Con el paso del tiempo las cosas fueron cambiando. “Quizá su frustración de no poder ser quien era lo hizo tener un mal carácter y así comenzaron los maltratos verbales”, trata aún de encontrar una explicación Esperanza. 

Ella era la encargada de sacar el negocio adelante, cocinando y atendiendo con la ayuda de otras dos personas, “pero los maltratos cada vez eran peores, no sólo conmigo sino con el personal. Ya no le importaba si había clientes, cada día se ponía más mal”. 

El hombre, de 35 años de edad, se iba recuperando físicamente. Ya caminaba con una andadera. “El se venía al negocio, se sentaba a llevar las redes sociales y conversaba con las personas que iban llegando, pero si por alguna razón había un reclamo o me equivocaba, se reventaba de rabia. En una oportunidad hasta me escupió la cara”. 

Esperanza cuenta que aguantó todo este tiempo porque él le prometía que iba a cambiar. “Además, la niña muy pequeña también me ponía a pensar. Yo estaba sola aquí en Buenos Aires. Su mamá se vino por un tiempo y veía como me maltrataba, pero no decía nada”. 

De la humillación al terror

La pareja había acordado mandar a hacer unos uniformes nuevos para su negocio. El día que tocaba retirarlos, amaneció lloviendo, por lo que Esperanza se quedó dormida en la cama de su hija, “él me comenzó a gritar desde su habitación y como no fui rápido, se levantó y me lanzó un balde de agua fría para que me levantara”. 

Una humillación que jamás olvidará, —como muchas otras que le hizo—. “Intenté calmarlo, pero todo fue en vano, él me brincó encima y me golpeó dos veces en el rostro. Ante esto, le dije que iría a buscar los uniformes”. 

Hacía unos meses, los padres y hermanos de ella habían viajado hasta Argentina para hacer una nueva vida: “yo estaba muy mal ese día, así que le mandé una foto a mi hermana y le conté lo ocurrido”. 

Mientras ella se bañaba, el hombre revisó el celular y se percató que ella habló con la hermana, por lo que ingresó al baño y con un cuchillo intentó asesinarla. “Lo que me salvó fue que la niña entró y comenzó a llorar y a gritar. No sé qué pasó pero él medio se calmó y salió”. 

Narra que mientras se vestía su hermana llegó, “cuando tocó la puerta más se molestó y decía que no iba a abrir mientras que yo gritaba pidiendo auxilio. Ella llamó a la policía y lo obligaron a abrir. Fue así como se acabó mi pesadilla, mi peor tormento”. 

Las cifras oficiales de feminicidio indican que cada 29 horas asesinan a una mujer en Argentina. Una de ellas fue la esposa de un barbero venezolano, asesinada por él en frente de su hijo en abril de 2021. 

*Su nombre fue cambiado para proteger su identidad.