La decisión de migrar es un reto e implica un proceso de adaptación con múltiples obstáculos para la integración laboral, la regularización y la construcción de una red de apoyo en un país que, en muchos casos, es totalmente desconocido. Sin embargo, esas dificultades parecen exacerbarse aún más cuando, además de ser migrante, se es transexual.
Un ejemplo de esta situación es Dayana Tovar, una mujer trans venezolana de 23 años que, en busca de mejores oportunidades, decidió dejar Maracay para migrar a Cúcuta. Pero que al llegar a esta ciudad al nororiente del país, por cuenta de su apariencia y orientación sexual diversa, se encontró con la discriminación y la exclusión.
La historia de Dayana es el reflejo de la doble estigmatización a la que se enfrenta la población migrante parte de la comunidad LGBTI en Colombia, que en muchos casos es víctima de violencia física y verbal. De hecho, según el informe ‘Sobre violencias a personas venezolanas LGBTI en situación de movilidad humana’ de la organización Caribe Afirmativo, entre enero y agosto del 2020 se registraron 41 hechos de violencia contra esta población.
Precisamente, fue ese panorama el que en 2020 llevó a la creación de La Casa que Abraza, un centro de referencia creado en la capital de Norte de Santander para atender y orientar a mujeres migrantes y refugiadas en condición de riesgo y a personas con orientación sexual e identidad de género diversas.
La Casa que Abraza es operada conjuntamente por Acnur y la Corporación de Profesionales para el Desarrollo Integral Comunitario (Corprodinco). Allí, de forma gratuita, ofrece servicios en atención nutricional, asesoría jurídica, asistencia psicosocial y orientación en salud sexual y reproductiva.
“Este lugar nace para cumplir con el mandato de proteger y acompañar a la población refugiada y migrante y además, para dar respuesta de forma diferenciada a los venezolanos de la comunidad LGTBIQ+ que suelen enfrentarse a situaciones de estigma y de discriminación”, señala Carolina Arenas, punto focal de los temas de Género de la Suboficina de Acnur en Cúcuta.
A través de este proyecto, Dayana ha accedido a mayor información sobre la terapia hormonal de feminización a la cual quiere someterse. “Yo realmente lo que busco es una guía para completar el proceso de hormonización sin dañar mi cuerpo, sin afectar mi salud como le ocurre a muchas personas trans. Por eso busqué ayuda en la Casa que Abraza”, cuenta Dayana.
Adicionalmente, fuera del acompañamiento y orientación médica, ha recibido atención psicológica y orientación jurídica para su regularización y la vinculación a servicios de salud.
La Casa que Abraza ofrece servicios en atención nutricional, asesoría jurídica, asistencia psicosocial e información y orientación en salud sexual y reproductiva / Por: La Casa que Abraza
Atención en violencias basadas en género
De acuerdo con Arenas, otro de los grupos vulnerables identificados con la llegada masiva de población venezolana a la zona de frontera es el de las mujeres cabeza de hogar y aquellas dedicadas al sexo por supervivencia. Según la funcionaria, llegan a Colombia sin una red de apoyo y se enfrentan a dinámicas de violencia física, explotación sexual, entre otras formas de violencia basada en género.
“Encontramos que muchas mujeres se ven obligadas a ejercer el sexo por supervivencia para poder acceder a medios de vida y muchas de ellas no tienen con quién dejar a sus hijos y pues los niños quedan expuestos a muchos riesgos en el contexto de calle”, explica la referente de género de la Casa que Abraza.
Yusbelis Benavente es una de las mujeres beneficiadas por los servicios del proyecto. Pese a que llegó a Colombia en el 2018, nunca ha tenido un empleo estable y hasta hace unos meses vivía en la calle con sus cinco hijos menores de edad. Ahora se encuentra alojada temporalmente en un Centro de Atención Transitorio a Migrantes en Cúcuta y, mediante la gestión del centro de referencia, accedió a una ayuda económica para el pago de arriendo y la formación en emprendimiento.
“Con nuestras ayudas buscamos a toda costa evitar incurrir en una acción con daño. Es decir, de nada nos sirve darles un alojamiento cuando, una vez esta ayuda temporal culmine, vuelven a quedar en las calles. Lo que se hace desde el proyecto es gestionar una salida segura para que puedan generar sus propios medios de vida”, señala Tatiana Tavares, trabajadora social de La Casa que Abraza.
Los interesados en la oferta de servicios de La Casa que Abraza pueden contactarse a través de su página de Facebook (aquí) o a través del número +57 323-2205521.
Por: Laura Cristancho