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Una venezolana que ha enfrentado la xenofobia y el machismo hace una nueva vida en Perú

Ana Marchant, venezolana en Perú
Ana Marchant, venezolana en Perú

El desabastecimiento de productos de la canasta básica en Venezuela como pañales y leche llevó a Ana Marchand a migrar cuando quedó embarazada.

Por Martha Cotoret – Periodista Te Lo Cuento News

Ana Marchand salió hace cinco años de Venezuela, cuando la crisis económica estaba en su peor momento y la falta de productos básicos afectaban a la mayoría de la población. Quedó embarazada y ella y su esposo decidieron que no podrían darle calidad de vida a su hija en un país en el que había que hacer filas para comprar un litro de leche o un paquete de pañales.

“Un día, hablando con mi esposo, decidimos que lo mejor para nuestra pequeña era que viniéramos a Perú. Escogimos este país porque mi esposo estuvo un tiempo en Estados Unidos cuando yo estaba embarazada y conoció a un peruano y su amigo le dijo que le gustaría que cuando viniera a Perú si decidía emigrar, que emigrara a Perú, y lo ayudó”, cuenta Ana.

Y así fue. Un día metieron sus sueños, ilusiones y lo básico en una maleta. Primero su esposo llegó a Ecuador y de ahí pasó a Perú. Luego de tres meses, regresó a Venezuela por su familia y desde entonces se radicaron en la nación sudamericana.

Actualmente, Marchand realiza trabajos en computadora de diferente tipo para ganarse la vida. “Hago estadística de tesis, escribo tesis, monografías, también hago diapositivas de PowerPoint junto con una amiga, que es como mi familia acá en Perú”, cuenta.

Explica que trabajar en ese país ha sido un reto para ella. En Venezuela, obtuvo un título como electricista. “Hice pasantías en CIDETUR. Me ofrecieron un trabajo, pero tuve muchos problemas por el machismo. La electricidad tiende a ser un campo de hombres. Solo tenía 19 años, así que fue muy difícil y decidí no seguir allí”, dice.

Cuando llegó a Perú, afirma, tuvo que dejar de lado su zona de confort para sacar a su familia adelante. “He sido cocinera, he cuidado de personas mayores, también me capacité para hacer videos, editar, páginas web, todo lo que tenía que ver con marketing porque me ofrecieron un trabajo y vi la forma en que este trabajo podría mejorar nuestra situación”, narra.

Otro obstáculo ha sido la xenofobia que existe en Perú hacia los venezolanos. “Hubo un momento en 2021 donde un grupo de venezolanos que no nos representan hicieron cosas muy malas y tres o cuatro días estuvimos todos en tensión”. Sin embargo, Ana agradece que Dios ha puesto a muchas personas buenas en su camino. 

La constancia, manifiesta Ana, ha sido la clave de su éxito. “Yo le digo que sí a todo, así no lo sepa. Me pongo a estudiarlo y trato de hacerlo mejor. Ahorita me sigo capacitando para seguir escalando en esto de las estadísticas”, asegura.