Una periodista con una brillante carrera profesional, que ha aprendido a sobreponerse al dolor

María Alejandra Requena, periodista venezolana
María Alejandra Requena, periodista venezolana

María Alejandra Requena decidió transformar los duros reveses de la vida no solo en lecciones personales, sino en lecciones para todo aquel que ha atravesado un duelo.

Por Letty Vásquez B. – Periodista Te Lo Cuento News

María Alejandra Requena, de acuerdo con la descripción de sus perfiles en redes sociales, @requenaoficial, es autora del libro Elijo ser feliz, conferencista, podcaster, ganadora de dos Emmys y ex ancla de CNN, además de mamá, tía y esposa. 

Lo que no cuentan estos perfiles es sobre su capacidad de resiliencia, además de su honestidad, de reconocerse a sí misma abatida por los duros momentos que le ha tocado enfrentar en la vida, no hablan de su disciplina, ni de su inteligencia, tampoco de la valentía a la hora de asumir nuevos retos y tampoco hablan de su empatía. 

Todas estas virtudes, que no describen sus perfiles sociales, conforman la personalidad de esta periodista venezolana, que ha desarrollado una brillante carrera en medios de comunicación en Estados Unidos y a quien le tocó enfrentar, justo cuando profesionalmente mejor le iba, uno de los golpes mas dolorosos que cualquier ser humano pueda recibir.  

Fueron momentos muy duros

“Ya estaba en Panorama Mundial con CNN en Español, estaba ya en Prime Time, y estaba cubriendo la Cumbre de las Américas en Perú, y estando allá recibo un mensaje de texto de mi hija para avisar que Samuel, mi esposo, se había caído y que no le entendían lo que decía. Hablé con mi hermano que también vivía en Miami para que se trasladara a la casa y nos apoyara mientras yo intentaba retornar”.

Fueron 12 tortuosas horas de viaje para intentar estar con sus hijos y con su esposo. Narra: “Ismael estaba todavía con vida, todo gracias a lo que hicieron mis hijos para salvarle la vida, fue un derrame cerebral, pero nunca recuperó la conciencia”.

Cuenta María Alejandra que todo ese momento doloroso se hizo aún mayor porque además su esposo era donador de órganos, por lo que tuvieron que, a pesar de esa situación, cumplir con los protocolos propios de la donación. “Eso nos hizo, en medio del llanto, sentirnos orgullosos de él, por haber salvado tres vías, y ayudar a muchos más porque era donante completo”.

No hay una forma correcta de vivir el duelo

“Después de ser esta familia perfectamente imperfecta, como yo le llamaba, porque teníamos nuestros problemas como todos, claro, pero en general, éramos muy unidos y yo estaba enamorada de él y el de mí, teníamos casi 26 años juntos cuando falleció”.

Señala que todo en la vida es un proceso, que no hay forma correcta vivir el duelo y que cada uno lo vive completamente distinto.

“Hemos logrado sanar cada uno a su ritmo, porque no hay un tiempo para ello. Yo me obligué a levantarme, hice muchas cosas que no quería, porque cuando tú estás en una oscuridad, no te provoca hacer absolutamente nada, sino tirarte en una cama a llorar o a dormir o mejor dicho, a morir, porque esa es la verdad”, así confiesa María Alejandra como se sentía luego de la muerte de su esposo. 

Y agrega: “Todo tu presente se derrumba por completo y todo tu futuro también. Ya no existen los planes, ya no están, nada es como te lo imaginabas. Entonces comienzas a entender que ese pasado, no puede volver a ser mi presente. Nos tomó tiempo a cada uno, pero gracias a Dios, los tres nos fuimos apoyando, cada uno fue el pilar del otro para tratar de levantarnos y de sacarnos de donde estábamos. Entonces, yo tengo que estar muy agradecida con mis hijos, con Dios, por darme a Andrés y a Miranda, permitirme estar allí por ellos y ellos por mí, y tener una familia y una red de amigos que ahora les llamo mi gente luminosa, porque me llenaron de energía y de cosas bonitas”

Requena comenzó su camino de sanación entendiendo que la forma de hacerlo era atravesar el dolor, sin atajos. 

“La única forma de sanar es atravesar el dolor, enfrentar lo que está pasando y comenzar a negociar con tu nueva realidad hasta que la aceptes. Y entender que ahora hay una persona que nos ama y nos adora desde el cielo, cuidándonos, que siempre va a estar con nosotros de alguna manera, porque siempre va a estar en nuestro corazón”, señala.

Ella considera que “el dolor no se va, uno aprende a vivir con el dolor y uno puede si quiere. Y si debes obligarte, como es el caso de nosotros, puedes crecer alrededor de ese dolor para convertirte en algo mejor”.

Tu mejor versión

Debes elegir, señala María Alejandra, vivir a plenitud, con lo bueno y con lo malo, recordar que estás vivo.

“Para crecer y hacer tu mejor versión y no convertirte en tu peor versión por los golpes de la vida. Yo tenía, como me dijo un amigo, todas las barajitas y todos los números para convertirme en mi peor versión, sin embargo, elegí que no quería vivir desde el dolor y la tristeza. Y que era necesario obligarme a entender que estaba viva y hacer cosas que me llevaran precisamente en ese camino”.

Reconoce que en ese trayecto tuvo varios traspiés, pero nunca dejará de agradecer a sus hijos, amigos y a la familia por el apoyo. “Hasta que finalmente, gracias a Dios, logré recuperar esa paz que había perdido por tanto tiempo”.

Cuando sintió que no podía seguir viviendo con tanto dolor y rabia, se autoimpuso un retiro, allí pedió perdón a Samuel por haberse aferrado a él por tanto tiempo y le pidió a Dios que la ayudara a recuperar la paz. “En ese momento vi por primera vez la luz, luego de tanta oscuridad, y volví a sonreír, ya no para los demás, sino por mí y decirle a la vida: Aquí estoy y si te amo también vida y quiero vivir con lo bueno, con lo malo, con lo que venga. Recuerdo de esos días apreciar, por primera vez en mucho tiempo, un atardecer y día gracias a Dios, por ello. Entonces ha sido un proceso fuerte, unos años muy duros, pero que gracias a Dios ya los tres estamos mejor y estamos en un mejor lugar”.

Migrar también es un duelo

Parte importante de emprender el camino a levantarse de cada golpe de la vida es aprender a reconocer el origen del dolor y saber reconocer los duelos.

Su primer duelo fue el cierre de Radio Caracas Televisión. Luego cuando se convirtió en inmigrante, le tocó trabajar un montón y demostrar muchísimo: “me levantaba más temprano para poder cumplir con las cosas del colegio de mis hijos y atenderlos, irme a trabajar, sin tiempo a nada y muchas veces sola, lejos de los tuyos y de tu país, eso también es un duelo, porque sientes que nada te llena y siempre estás cansado. Luego viví lo de Ismael, y después me diagnosticaron cáncer de piel aquí en la cara. Y cuando tu médico te dice que pasa algo con tu salud, empiezan los miedos, empieza la incertidumbre y vuelve el dolor. Te das cuenta de que tienes que haber cambios en tu vida, que tu vida como la conocías ya no está. Entonces hay un duelo también de eso. Y están los miedos que te arropan, pero que tratas de luchar contra eso para recuperar tu salud”.

Cosas de Dios

Fueron cosas de Dios. Así cuenta María Alejandra su reencuentro con Luciano D’Alessandro, con quien contrajo nupcias el 14 de mayo de 2022. 

“Yo creo que Diosito dijo: vamos a enviar a alguien a su camino para ver qué tan dispuesta está a vivir. De verdad pasó algo muy extraño, yo no entendía porque lo conocía hace muchísimos años y nunca hubo absolutamente nada con él. Fue una tarde en un café que terminó en horas de hablar y hablar y sentirnos sumamente bien. Me robó un beso, fue muy lindo, pero lo que más me sorprendió de ese beso, no era el beso en sí, sino que yo le estuviera correspondiendo”.

Dice que se llenó de dudas, pero con el apoyo de amigos, y sus hijos comprendió que debía dejar que todo fluyera.  

“Fue fluyendo todo tan bonito y se convirtió en un amor de verdad, tan inesperado como hermoso como esos que te llenan el alma y que te hace sonreír sin proponértelo, otro tipo de pareja, otro tipo de amor totalmente”.

Elegí ser feliz 

Elijo ser feliz es el nombre del libro de María Alejandra Requena, libro que vio la luz en enero 2023 en la Feria Internacional del Libro de Bogotá, Colombia. 

“Yo venía escribiendo desde hacía tiempo, pero como una manera terapéutica, no para publicar un libro, pero en la medida en que las personas me veían, me preguntaban cómo me había superado, entonces dije bueno, capaz, yo puedo convertir esto en un libro y ayudar a otras personas. Mi hijo y Luciano siempre me motivaban a terminar el libro, pero cuando pasa la salida de CNN, que fue otro duelo, claro que lloré, fue el impulso para concretar el libro”. 

Se trataba de una nueva reinvención, ahora como escritora, pero también como conferencista y podcaster.

“Yo elegí ser feliz, pero porque elegí también ser mi mejor versión y trabajo para lograrlo ante los cambios de la vida, la realidad es que lo único seguro en esta vida es la muerte. Lo otro son los cambios. Esos van a llegar, quieras o no. Entonces, si son cambios propiciados por ti, pues trabaja para lograrlo, para que realmente se cumpla lo que quieres lograr”.

Requena llevaba cuatro años sin ir a Venezuela, y sobre ese sentimiento y el hecho de asumir a Estados Unidos, donde reside como su otro país, señala: 

“Entendí que tengo un país de nacimiento maravilloso llamado Venezuela, con todo lo que pueda estar pasando y tengo un país que me adoptó, que es Estados Unidos, al que debo estar agradecida”.