Con el 18 por ciento de la visión, Kristian Calles, conocido como Ilusión, agradece a Medellín la oportunidad de cumplir su sueño de ser artista, “la considero una segunda casa”.
Por Nora Sánchez – periodista Te Lo Cuento News
Si usted se transportó en bus en Medellín y durante su viaje se subió un joven a rapear de forma improvisada (freestyler) quizás haya escuchado a Kristian Calles, un chico con discapacidad visual que se gana la vida mostrando su arte urbano bajo el nombre artístico de Ilusión.
Con apenas 21 años, Ilusión salió de Punta Cardón, estado Falcón, en Venezuela, con el sueño de desarrollar una carrera artística y eligió Medellín como el lugar en el que haría su sueño realidad.
Conocía de la ciudad de la primavera, por lo que le contaba su mamá, quien migró primero que él, pero también porque sabía que es propicia para lo que hace, el freestyle, pues la define como la cuna del arte urbano, con oportunidades musicales y de puertas abiertas para los artistas.
Pero, “no solo es eso, siento que es una ciudad maravillosa”, dice ya con 26 años de edad, una carrera que promete impulsada por un escape a la Emergencia Humanitaria Compleja de Venezuela de la que “me quise ir, por eso lo intenté, me arriesgué y aquí estoy”, dice satisfecho por la decisión tomada.
¿Cómo es vivir cantando en los buses?
-Es muy complicado, no hay salario fijo, a veces se hacía buen dinero, a veces poco (…) llegó un punto en el que me iba muy bien, muy bien, pero por mi discapacidad hubo percances que me hicieron dejar de cantar en los buses.
A Ilusión, producto de su discapacidad visual, lo atropellaron en dos oportunidades y fue allí cuando decidió entre su vida o el dinero y prefirió preservarla; sin embargo, no fue fácil, ya que por su condición encontrar empleo para mantenerse fue casi una carrera de obstáculos.
Este artista paraguanero, quien ya suma cinco años y medio en Colombia, nació con catarata congénita y estrabismo en el ojo izquierdo. Producto de una intervención quirúrgica que le realizaron a los 9 años para colocarle lentes intraoculares perdió el 20 por ciento de la poca visión que tiene, pues uno de esos lentes tocó la visión de uno de sus ojos.
Desde el año 2022 le diagnosticaron sólo 18 por ciento de visión, es decir, en 17 años ha perdido un 2 por ciento más de vista.
No hubo inclusión laboral
Ilusión cantaba en su tierra natal, se dedicaba al verso improvisado, a la música y al arte urbano, mientras estudiaba licenciatura en Música en la Universidad Francisco de Miranda, carrera que no ha podido continuar en Medellín.
Definió sus primeros días en la ciudad como difíciles, más allá de lo que conlleva ser migrante, porque no encontró empleo por su discapacidad visual, lo que lo llevó a cantar en el transporte público de la ciudad.
Para Ilusión no ha habido inclusión laboral, a raíz de cantar en los buses, de agruparse con otros artistas urbanos y hacer trabajo social en beneficio de la población migrante venezolana, este joven cantante ha logrado la inclusión a través de la cultura y la música.
“Esa dificultad para encontrar empleo me hizo abrir los ojos del alma y decirme: no encontraré empleo, pero la ciudad me da la oportunidad para desarrollarme como artista y aquí estoy”, relata ese episodio de superación personal que le dio la oportunidad de cantar más allá de los buses.
El arte integra
La música, como sustento de vida y elemento integrador, le permitió a Ilusión participar en el proyecto denominado “Bajo un mismo techo” de la fundación del cantante Juanes “Mi Sangre” y Aid Live Foundation.
Este proyecto no es más que la participación de jóvenes venezolanos y colombianos en iniciativas por la ciudad, la integración y la construcción de paz en Colombia, fortaleciendo así habilidades, capacidades y liderazgo.
Y es en este campo, en el trabajo social, que el artista ha logrado ser incluido a través de un colectivo al participar en la canción “Bajo un mismo techo”, la cual se ha convertido en una especie de himno nacional para la migración venezolana en Colombia, pues busca la integración y eliminar la xenofobia.
Ilusión por cambiar el mundo
El nombre artístico de Kristian, Ilusión, surgió en su niñez.
Desde los 12 años tiene la utopía de cambiar el mundo a través de la música y esa es su ilusión. “Yo no puedo cambiar el mundo, pero quiero dejar un granito de arena para que sea mejor y esa es mi mayor ilusión”, de allí el nombre artístico de este cantante quien requiere un trasplante de córnea para recuperar su visión.
Ilusión dice con propiedad que el proceso de trasplante de córnea puede costar entre 95 mil y 100 mil dólares y a pesar de que está en una lista de espera, sabe que un donante puede aparecer en mínimo cuatro años; sin embargo, no pierde la esperanza porque “estoy seguro que mi música me puede devolver la visión”.