Guillermo Carrasco tenía una compañía que ofrecía animación de eventos infantiles y para adultos, pero la situación económica de su país, lo obligó a salir. Hoy en día siente a Miami tan cercana como su antiguo hogar.
Por Keissy Bracho – Periodista Te lo Cuento News
Guillermo Carrasco, un abogado venezolano que poco ejerció su profesión, hoy reside en Miami, Estados Unidos, y trabaja como agente de Seguros de Salud y Vida Independiente. Su éxodo a la nueva tierra prometida se dio el 31 de enero de 2018, una vez que asumió que su país no estaba andando por el camino de las oportunidades y el futuro que el soñaba tanto para él como para su familia.
Oriundo de la ciudad crepuscular, Barquisimeto, Guillermo cuenta que decidió emigrar por la situación política en Venezuela. “En el 2018 la dictadura en Venezuela se agudizó con el cambio de Bolívar a Dólar, las personas no aceptaban el cambio y las compañías, cuando pagaban, hacían que tuvieras pérdidas. Estábamos bien económicamente, pero veíamos que Venezuela no era un país para formar familia y tener un futuro a largo plazo”.
Decidió viajar con su esposa, Bárbara Vargiu Ortega, que, como dice “ha sido de gran apoyo”, porque juntos han sorteado los contratiempos del camino. “Cuando uno se cae, el otro lo levanta”.
Bárbara y Guillermo, además de ser pareja, son un gran equipo. Como lo reseñan algunos autores, “el amor lo puede todo” y esa es la demostración que se han brindado mutuamente en la travesía de hacer vida en nuevas tierras se animan.
Él es, también, un hombre de fe, que en cada respuesta agradece a Dios por las vivencias y enseñanzas que le ha dejado la aventura de emigrar. En Venezuela, cuando dejó de lado la abogacía, se dedicó al área del entretenimiento con ‘Titirineo’, una compañía en la que ofrecía animación de eventos infantiles y para adultos, empresariales, planes vacacionales, campamentos y talleres. También, brindó charlas en diferentes colegios y fundó un grupo católico que lleva por nombre “Proyecto de Amor”. “Este grupo se dedicó a muchas actividades de servicio, actualmente, está en varios países alrededor del mundo”.
Es el mismo hombre de fe que ve con buenos ojos su experiencia al salir de Venezuela, aunque en ocasiones se le haya pasado por la cabeza replantearse algunos objetivos y, como todos, aun una parte de su corazón se encuentre en su país natal. Alguna vez llegó a pensar en cambiar de estado, especialmente, después de la pandemia por el alto costo de la vida.
También recordó que esta misma situación, del alto costo de la vida, lo llevó a trabajar haciendo delivery con aplicaciones como Instacart / Shipt, “pero luego de ver otros horizontes creo que Dios nos mostró que aquí seguiría siendo nuestro hogar”.
Con Dios en el camino
Guillermo, quien es padre de Jeremías y Mateo, asegura que en que cada una de las etapas que le ha tocado vivir en su proceso de migración, le han ayudado a progresar y ser quien es hoy, por lo que sin ningún tipo de prejuicio ya siente a Miami tan cálida como su antiguo hogar en Barquisimeto.
“Mi experiencia ha sido positiva, gracias a Dios. Me ha tocado progresar poco a poco. Comentaba, hace unos días, con unos amigos que cuando ya sientes este lugar como hogar, a veces digo Barquisimeto en vez de Miami, creo que es porque mi mente y corazón ya lo sienten como mi hogar”.
Cómo no considerarlo su hogar, si en Miami, nacieron sus dos hijos, y cuenta con un gran número de amigos, familiares y un ambiente laborar “súper bueno”, que le hacen el día a día un poco más cercano a lo que dejó atrás; no deja de extrañar a sus padres que aún están en Venezuela, la playa, los tesoros naturales de su país y muchos amigos que se quedaron.
Mientras tanto se acurruca en el placer de la gastronomía mayamera que, a su juicio, “es muy venezolana”, porque reside en una zona donde se han asentado gran parte de sus paisanos. Aunque acota: “En muchas ocasiones, hay comidas que extrañas con el sabor más criollo”.
Vive un día a la vez, sin dejar de lado su mayor sueño de seguir creciendo en su carrera actual y con el propósito cambiar la vida de más personas que se han ido a trabajar con él en el área de seguros, un tipo de negocio que hoy reconoce gustarle. “Hago mucho servicio en mi trabajo ayudando a las personas, pero me gustaría seguir dando pasos para hacer labores de servicio”.
Mientras deposita en las manos de Dios su confianza para seguir adelante y avanza en el cumplimiento de nuevos sueños que lo llenan de ilusión, como comprarse su primera casa, que sus hijos puedan tener un futuro de muchas oportunidades y que sus padres emigren con él para que conozcan a sus nietos.