Sus padres, nacidos en Venezuela de padres colombianos que emigraron en los sesenta y setenta, tuvieron que regresar a Colombia y ahora viven de las remesas.
Por Martha Cotoret – Periodista Te lo Cuento News
Karen Guerrero vivía en Venezuela con sus padres y hermanos, pero como le pasó a más de siete millones de venezolanos, la crisis económica y la falta de servicios básicos los obligó a huir. Hoy, mantiene a su familia con las remesas que le manda desde Chile y Estados Unidos, donde residen ella y sus hermanos, respectivamente.
“Mis papás nacieron en Venezuela, de padres colombianos que llegaron en los años sesenta-setenta a trabajar. Vivieron allá hasta 2016, cuando la crisis nos hizo emigrar a todos”, recuerda.
Su padre era taxista en Venezuela y su mamá vendía helados caseros, pero “decidieron volver a Colombia cuando en Venezuela no teníamos servicios públicos; ir al médico se volvió cuesta arriba y el dinero no alcanzaba para los gastos básicos”, relata la joven venezolana.
Karen cuenta lo duro que fue para sus progenitores volver al punto donde todo comenzó: regresar a vivir a Cúcuta con los abuelos. “Los ayudamos (ella y sus hermanos) con las remesas familiares porque en Colombia, a su edad, la gente no les da trabajo”, explica.
“La economía en Colombia es mejor que en Venezuela, pero para las personas mayores es muy difícil tener un trabajo y mantenerse con él, por eso viven de las remesas de sus hijos que están fuera de estos países”, narra Karen.
Sin embargo, no se dan por vencidos. Su madre consigue algo de dinero limpiando esporádicamente algunas casas; su padre pinta suelas de zapatos para sobrevivir.
“Les gustaría regresar a Venezuela, pero las remesas que les enviamos hoy día no alcanzan para tener en Venezuela acceso a los servicios ni a los gastos básicos. Y mucho menos acceso a los servicios de salud”, concluye.