Salió muy joven de Venezuela; ahora trata de cumplir sus sueños en Bogotá

Jesús Hernández disfruta el giro que le ha dado a su vida en Colombia
Jesús Hernández disfruta el giro que le ha dado a su vida en Colombia

Nunca olvidar las raíces, conectar con lo nuevo sin dejar atrás la esencia que fue sembrada en la tierra de sus padres. Construir un futuro a base de talento, humildad y esfuerzo, esas son las claves de Jesús Hernández.

Por Moisés Sánchez – Periodista Te Lo Cuento News

En 2019, Jesús Hernández, un joven de 26 años, salió de Venezuela con su maleta de sueños al hombro, y la esperanza de poder cumplirlos en Colombia. 

Después de casi cinco años de vivir la experiencia como migrante, cree que es importante que solo aquellos que sientan la verdadera necesidad de salir del país lo hagan, ya que considera que “esto no es para cualquiera”. Aunque, según él, es respetable que las personas, sin importar edad ni condición, quieran abrirse a explorar nuevos horizontes y culturas.

El primer desafío: salir

La decisión está tomada. Jesús se va del país. Dejará Michelena, un municipio del estado Táchira –fronterizo con Colombia– en noviembre, porque la incertidumbre se cernió sobre la culminación de sus estudios universitarios. La estabilidad e independencia con la que todo joven sueña se veía muy lejana y poco probable dadas las condiciones económicas de Venezuela. 

Para 2019 los pasos legales entre Colombia y Venezuela seguían cerrados. Salir del país bolivariano supuso todo un reto para Jesús, ya que a su juicio existía “una frontera militarizada y corrupta” que representaba un peligro para la integridad personal. Pese a esta realidad, decide arriesgarse y emprender camino hacia Colombia. Lo hace legalmente. Sella su pasaporte venezolano en San Antonio y luego en Cúcuta. De este modo, la nueva vida comenzaba. 

Un maracucho muy tachirense

Jesús nació en Colón, capital del municipio Ayacucho, a la edad de un año sus papás lo llevaron a vivir a Maracaibo, estado Zulia, en Venezuela, pero desde muy joven se mudó a Michelena, en Táchira, donde inició estudios de Ingeniería Mecánica en la Universidad del Zulia, luego en la Universidad Nacional Experimental del Táchira, en San Cristóbal, ciudad capital. 

La revolución de Chávez que continuó Nicolás Maduro arruinó la vida y el futuro de muchos jóvenes venezolanos. Estudiar en el país no era garantía de conseguir un buen empleo con salarios justos. La fuga de mano de obra cualificada estaba en auge y los desafíos a los que se enfrentaban los universitarios eran tales que la mejor opción para crecer personal y profesionalmente se divisaba fuera los límites fronterizos nacionales. 

La oportunidad llegó hablando inglés

Jesús pasó de Cúcuta a Bogotá. Allí lo recibieron un par de amigos que le abrieron las puertas de su casa y le fueron ayudando en su búsqueda laboral. 

Pero, conseguir un trabajo legal en Colombia sin documentos es complicado. “Al principio fue rudo, puesto que solo tenía pasaporte”. Sin embargo, logró trabajar en una tienda de zapatos deportivos como vendedor. 

No dejaba de practicar inglés, pues tenía una meta segura: trabajar en un Call Center bilingüe. Sin permiso de trabajo la oportunidad no llegaba, pero su perfeccionamiento del idioma iba viento en popa. Su aprendizaje del idioma fue empírico, a través de la música, las películas, videos y muchas ganas de aprender. 

El Gobierno del entonces presidente Duque emitió en 2020 un nuevo Permiso Especial de Permanencia al que aplicó y obtuvo, con este, estatus legal. “Me permitió ingresar al mercado laboral y al sistema de seguridad social, con este instrumento he podido desenvolverme fácilmente”, aseguró.

Con estatus legal y un buen nivel de inglés, aplicó al trabajo deseado y lo consiguió. Así logró mejorar su calidad de vida, mudarse solo, comprarse una moto, y ayudar a sus papás en Venezuela. 

Extrañar “el barrio de sus andanzas”

Al son de la gaita zuliana, Hernández vive el mes más bonito del año, diciembre. “De Venezuela extraño la comida, la gente, la jerga, los modismos, las tradiciones, la gaita, el sentirme en casa”, añora. 

Recuerda, sobre todo, las celebraciones en la Plaza Bolívar de Michelena, esas vísperas navideñas de aguinaldo, llenas de algarabía, pólvora y celebración.

Sin embargo, agradece vivir en Colombia, este país que le ha permitido alcanzar metas. “De acá, valoro sus paisajes, sus tradiciones, su música, específicamente la de la costa. El vallenato para mí es un género musical complejo, que no cualquiera se atreve a tocar. Aunque tenga rechazo de algunos sectores, sus letras no reflejan más que apologías al amor y a la tierra donde nació”. 

Agradecer es clave

Jesús considera que el agradecimiento es algo que le ha ayudado en su vida diaria. Considera que “el colombiano, al menos en Bogotá, es muy cordial y amable” y, por supuesto, ejerce la buena ciudadanía a través de sus acciones y su comportamiento, de modo que la comunidad venezolana en la capital colombiana tiene un digno representante del buen venezolano. 

Dentro de su proyección a corto plazo, espera seguir construyendo estabilidad e independencia, a mediano plazo, conseguir la solvencia económica con la que ha soñado toda su vida y finalmente invertir, a largo plazo, en un negocio propio.