Gracias a su capacidad para comunicarse y su vocación pastoral, Abner Elías Hurtado llegó a ser predicador. Ahora lleva su mensaje por todo el mundo.
Por Diliver Uzcátegui – Periodista Te lo Cuento News
Abner Elías Hurtado nació en San Fernando de Apure, pero pasó la mayor parte de su juventud en la capital de Venezuela. De joven descubrió su propósito de vida. Desde entonces, todo lo que hace se basa en lograr las metas planteadas en función de ello.
La revelación, también en la adolescencia, de su capacidad para comunicarse con los demás y su vocación pastoral, lo llevaron a estudiar teología. Más adelante, ya titulado en esto se percató que, gracias a su don y fe, lograba motivar la positiva transformación de quienes lo escuchaban.
Luego de años como Pastor y consejero, las cuatro paredes de un teatro para una congregación comenzaron a hacer solo una parte de esa gran aspiración como evangelizador, fue así como emprendió su senda por toda Venezuela con su mensaje renovador. Y más adelante dio el salto fuera de su tierra natal.
Sus inicios
En los años 90, Abner se aventuró con su meta clara, sus habilidades y talentos a emigrar a Puerto Rico. Allí realizó trabajos varios en oficios para los que no había estudiado. “Nunca me sentí menos por hacer algo diferente a mis estudios. Lavaba platos o lo que me tocaba pensando: esto lo hago porque debo obtener dinero para comprar un carro y con este recorreré la isla evangelizando, luego haré esto, y esto otro”.
Después de Puerto Rico, Abner llevó su palabra a Estados Unidos, donde vivió 8 años. Seguidamente, sus pasos le llevaron a: España, República Dominicana, Colombia, entre otros países de Latinoamérica, donde ha compartido su fe, visión, tácticas, más estrategias para a partir de lo que llama principios de vida, alcanzar la felicidad plena.
Entre viaje y viaje, Abner que además de profundos pensamientos, se dio tiempo para plasmar sus reflexiones en lo que se convirtieron en libros: El ejercicio de la fe, Cápsulas para la vida, 365 días de virtud, Cómo obra la fe del doctor Frederick Price.
Logros
Abner Elías Hurtado es un Pastor que, gracias a sus reflexiones, se hizo escritor, luego conferencista y, a la par de todo esto, se preparó para actuar como motivador y guía espiritual.
“Cuando salí de Venezuela, mi proyecto era llevar la palabra de Dios a más personas. Siempre he estado enfocado en ello, lo que me permite que con el pasar del tiempo todos mis esfuerzos se manifiesten en logros que van en consonancia con lo que me propuse en un principio, al descubrir mi propósito de vida”.
El coach promueve una fundación de nombre: Mi esperanza Jesucristo, la cual nació de una conferencia donde estuvo su mentor Billy Graham. Esta organización tiene como objetivo dar protección a los necesitados de diferentes comunidades vulnerables de América Latina y Estados Unidos, en alianza con otras instituciones con las que además coopera en otras áreas con emigrantes de diversas nacionalidades.
“Siempre me preguntan la razón por la que un venezolano está ayudando en la actualidad a personas vulnerables en América Latina y Estados Unidos, cuando en mi país hay tantas carencias. Y a esto respondo que: ayudar no es un tema de nacionalidad, ni siquiera de dinero, sino de vocación de servicio”, asegura Hurtado.
Según el teólogo venezolano, la ayuda que requieren las personas no siempre es que le den pan. “A veces necesitan que les enseñen a hacer su propio pan. Otros incluso piden la oportunidad de aprender un oficio para comprar su propio pan y sentirse satisfechos consigo mismo. Esto es lo que como orientador y Pastor trato de hacer con todas mis acciones para quienes les llevo la palabra de Dios”.
El propósito de vida del Pastor
El poder de tener claro su propósito de vida como brújula para alcanzar sus metas por sí mismas, siguiendo principios esenciales como la fe, voluntad, constancia, trabajo, perseverancia y disciplina que permiten lograr tus objetivos, es lo que Abner Elías Hurtado desea dejar como legado detrás de sí. Para el 2024, se ha planteado hacer una cruzada por la fe iniciando por los Estados Unidos, para luego tomar otras latitudes porque considera que la fe y el verdadero trabajo de un evangelizador debe emigrar, traspasar fronteras.