Desandar los pasos de sus padres, 40 años después

Nataly Taborda, venezolana viviendo en Medellín
Nataly Taborda, venezolana viviendo en Medellín

Buscando un mejor futuro, los padres de Nataly Taborda viajaron de Medellín a Venezuela en los setenta. Cuatro décadas después, las circunstancias la obligaron a recorrer el camino contrario. Una familia que siente dos países como propios.

Por Angélica Antía Azuaje – Periodista Te lo Cuento News

Nataly Taborda Saldarriaga creció en Venezuela, en un hogar en el que se hablaba acento paisa.

Hace 40 años, sus padres tuvieron que emigrar hacia ese país por diversas circunstancias y buscando un mejor futuro. Aún así, mantuvieron sus costumbres típicas y viajaban al menos una vez al año al país.

Pero a raíz de la crisis económica, iniciada en el período de Hugo Chávez y agravada con la llegada de Nicolás Maduro, Nataly tuvo que hacer sus maletas en 2013 y emprender el camino inverso de sus padres.

“Me costó casi un año adaptarme a Colombia, y a pesar de que he vivido acá y este país me ha dado oportunidades, uno nunca olvida la tierra donde nació. En enero del 2023 cumplí 10 años viviendo en Medellín, decisión de la que no me arrepiento”, dice.

Sus padres siempre le inculcaron el amor a sus dos patrias. “Si alguien los escucha hablar de Venezuela, solo tienen palabras de agradecimiento y amor, dicen que nuestro país se los dio todo; además sienten un profundo dolor por la situación que atraviesa Venezuela”.

Se define como ‘súper patriota’, siempre lleva a su país por delante, orgullosa de haber nacido allá, por eso cuando se le pide hablar de su infancia recuerda que como migrantes, sus padres tuvieron muchas oportunidades que les permitieron darle a ella y a su hermano una vida bastante cómoda.

“Estudié en un colegio privado en Caracas y Comunicación Social en la Universidad Santa María, tuve la oportunidad de trabajar en varios medios, luego me fui por el área corporativa y también pude trabajar en la empresa familiar. A mis mejores amigas las conocí en la universidad y aún tengo amistades del colegio. Yo tenía 14 años cuando el difunto presidente Chávez llegó al poder, digamos que la situación aún no había desmejorado tanto y pudimos vivir muy bien, tengo mucho que agradecerle a Venezuela, no solo en el ámbito económico sino también personal. Obviamente, fuimos víctimas de la situación, de la delincuencia, robos y secuestros, pero son situaciones políticas ajenas a lo que es realmente el país”, dice.

La decisión de migrar

Nataly se mudó a Colombia cuando la situación en Venezuela ya era delicada en el tema de la seguridad, pero afirma que no era tan ruda como sí lo fue después con el tema de la escasez de comida, la delincuencia, los apagones, las muertes de los muchachos en las marchas.

“Lo que realmente me motivó a emigrar fue una decisión familiar, paralelamente a la situación política y económica. De no haber sido por todo eso, seguiría viviendo allá. Colombia fue la opción más lógica, ya que tengo ambas nacionalidades y familia colombiana”.

Pudiese parecer que el hecho de que ya conocía Colombia y su cultura, de que sus padres nacieron en ese país y que no tendría inconvenientes con la legalidad, todo sería más sencillo. Pero no es así. Para Nataly vendría el reto de insertarse en la sociedad y comprender todo lo que conlleva la cotidianidad y más porque decidió emprender su propio negocio, tal y como lo hizo en Venezuela.

“Fue muy duro, porque uno en Venezuela está acostumbrado a que todo sea más sencillo con los temas fiscales, las regulaciones y los impuestos, cosa que en Colombia es más complicado de hacer el proceso. Por ejemplo, el tema tributario es muy difícil, acá hay muchas obligaciones tributarias que se deben cumplir. Cuando vivía en Venezuela, uno tenía un porcentaje de ganancia mucho más alto, mientras que acá, el gobierno te lo regula a un porcentaje no mayor de un 30-35%, a eso sumado todos los requisitos legales que tienes que cumplir por ley, debes cumplir con el sistema de facturación electrónico, entre otras cosas”, agrega.

El reto para ella fue convertirse en una empresaria, adaptarse al sistema comercial.

Caminos que se abren

Nataly explica que Colombia, sobre todo en Medellín, hay mucho regionalismo y se apoya mucho al producto nacional y local, cosa que no pasaba en Venezuela, un país donde casi todo se importa y no se fomenta la producción nacional.

Con esa área de oportunidad creó Ramona Store, una marca de ropa 100% colombiana, en la que todos los insumos se compran en Medellín. Ella se propuso conectar su conocimiento comercial, de comunicación y de moda en una marca que busca que cada mujer se sienta cómoda y plena con su cuerpo, animándolas a verse y sentirse bien.

“Entonces eso que fomentan aquí es muy bonito, la producción nacional es muy importante para los colombianos, el gobierno trata de apoyar al área textil y de calzado, fue un área de oportunidad que vi y en el que decidí apostar”, dice.

Luego de 10 años en Colombia, el balance de Nataly es positivo. Tiene estabilidad social y económica, las cuales no tenía en Venezuela, formó un hogar con su esposo y su hijo, además de que sus padres regresaron hace 5 años.

“Obviamente extraño a Venezuela, me va a doler siempre porque es mi país y lo amo, y luché mucho por el, como ciudadana, haciendo todo bien, cumplir con mi deber democrático, siempre creer en la libertad, y una parte de mi corazón siempre va a estar allá, siempre va a querer que Venezuela cambie y mejore.

No sé qué me depare el futuro, puede que regresemos, no lo sé, pero por el momento quisiera que mi esposo colombiano y mi hijo conozcan el país que me vio nacer, crecer y que me formó”.