Colprensa y Te lo Cuento News, con el apoyo de USAID, administrarán este espacio que busca comprender mejor la migración y la integración, y combatir con información e historias de vida la discriminación, los prejuicios y la xenofobia.
Search
Close this search box.

La venezolana que lleva consigo la memoria de la danza

Marcy Alejandra Rangel, periodista y bailarina venezolana.
Marcy Alejandra Rangel, periodista y bailarina venezolana.

“Nosotros bailamos al son que nos toquen sin importar si estamos bien o mal, si estamos en otro país o no”, dice Marcy Alejandra Rangel.

Por Sandra Flores – periodista Te lo Cuento News

Marcy Alejandra Rangel Morales trae la danza en la sangre, y ha sabido armonizar muy bien su talento y vocación en los ámbitos personal y profesional. Migró a Colombia en 2017. En 2022 publicó su libro “Al son que nos toquen”, que cuenta la historia de su natal Venezuela a través de la danza.

Es el único libro en mi país que cuenta la historia completa de la danza contemporánea desde que llegó la disciplina hasta nuestros días”, explica con entusiasmo y añade: “Es un aporte gigante para que los escenarios venezolanos no bajen el telón, y que cuando decidamos reconstruirnos sirva para la reconstrucción de la danza, que es una disciplina tan abandonada”.

Marcy es periodista de profesión, con máster en gestión y políticas culturales y en Music Business. Esta preparación académica le ha permitido diversificar su quehacer laboral y profesional, y se declara agradecida con Colombia, el país que la recibió, porque la ha tratado bien, porque le ofreció importantes oportunidades de trabajo y porque le permitió desarrollarse en la industria de la música que era su objetivo.

Al son que nos toquen, crónica cultural

La comunicadora venezolana describe su libro como un trabajo de autogestión que reúne, en una crónica cultural, los testimonios de 25 directores de compañías activas en Venezuela hasta 2011.

“Fue mi tesis de pregrado para graduarme como periodista en Caracas en la Universidad Católica Andrés Bello, y no fue sino hasta diez años después que pude publicarlo”, comenta y, orgullosa de su logro, agrega que fue seleccionado como parte de la Bienal Iberoamericana de Diseño en Madrid y de la Feria Internacional del Libro de Bogotá.

Marcy recorrió ciudades de cuatro países para presentar su libro en once eventos, y recuerda que fueron días intensos en actividad y en emociones, pues meses antes había muerto su abuela, a quien identifica como “la persona más importante en mi vida”.

Sin embargo, una de sus grandes satisfacciones es que: “Esto me llevó a una narrativa asociada a la migración, porque yo en Colombia tenía clases con dos bailarines increíbles, y a uno de ellos lo llevé a Venezuela a cuatro eventos que hicimos para que intercambiara con los bailarines venezolanos, que en aquel momento estaban saliendo de pandemia y no tenían cómo intercambiar con un bailarín internacional”.

Fin de un ciclo en Colombia

Marcy se declara agradecida con Colombia y su capital, Bogotá, que durante seis años le ha dado cobijo como migrante, sin embargo, afirma: “siento que ya cumplí mi ciclo acá, siento que me quiero ir muy pronto, aunque todavía no he decidido a dónde”.

Bogotá “es fría por dentro y por fuera”, comenta, refiriéndose a que es una ciudad en la que la temperatura es de nueve grados durante todo el año, lo cual es demasiado frío para ella, proveniente del Caribe. Además, algunas personas le resultan también frías, serias, y ella está acostumbrada a otra forma de interacción.

Del país, sostiene que será siempre un capítulo muy importante en su vida porque le permitió vivir ahí, trabajar, idear proyectos y hacer grandes amigos.

“Colombia es una chimba, como dicen aquí. Es un país muy bello, con unos paisajes espectaculares y gente muy amable, pero es un país supercerrado a la migración”, lamenta, “me atrevería a decir que es el país de Latinoamérica donde es más difícil sacarse una visa o una residencia”.

Ella sabe que algunos de sus amigos en Argentina, Estados Unidos o México han optado por la nacionalización, pero en Colombia solo les extendieron un permiso especial que se transformó en el “Estatuto de Protección Temporal”; este documento legaliza su estancia por diez años, pero “no hay una política migratoria clara que nos permita ser residentes o que nos permita ser más adelante ciudadanos”, arguye la venezolana.

Por otra parte, en lo profesional quiere explorar nuevos derroteros y escalar otras alturas en la industria de la música, así que no descarta agitar las alas para volar hacia otras tierras, pero siempre agradecida con la tierra que para ella ha significado Libertad.