Rubén Salas, estilista profesional venezolano que llegó a Bogotá hace seis años, ha aprendido a diferenciar las preferencias respecto de su arreglo personal entre venezolanas y colombianas.
Por Nora Sánchez – Periodista Te lo Cuento News
En octubre de 1999, el diario colombiano El Tiempo publicó los resultados de un estudio referido a la vanidad de las y los venezolanos.
Para esa fecha, la investigación de la empresa de análisis de tendencias Roper Starch Worldwide arrojó que “65% de las venezolanas y 47% de los venezolanos viven siempre pendientes de su imagen, casi tres veces más que el promedio mundial”.
Refiere el estudio que 56% de los venezolanos encuestados manifestó “pensar sin descanso en su apariencia” y si queda alguna duda de eso, podemos convencernos de que en cuestión de belleza Venezuela es el país con siete Miss Universo, seis Miss Mundo y ocho Miss Internacional.
La migración, además de contribuir a la economía del país de acogida, trae consigo la transferencia de cultura que con el tiempo adopta la sociedad que la recibe y de eso puede dar fe Rubén Salas, estilista profesional venezolano quien reside en Bogotá desde hace seis años y asegura que la vanidad de la mujer venezolana se mudó a Colombia.
Paisas y costeñas con más parecido
Aunque la mayoría de las clientas que atiende Rubén, en su estudio Ruben Salas Hair Color, son venezolanas, ha sabido diferenciar el gusto de la mujer colombiana por regiones y en ese sentido señala que la bogotana -en cuanto a estilismo de cabello- es más conservadora y clásica.
Estima que 10% de las mujeres de Bogotá buscan cambios a colores rubios con diferentes técnicas en su cabello, mientras que el 65% prefiere llevar colores naturales, oscuros y más sutiles y 25% restante prefiere sólo cortarse y secarse o cepillarse el cabello.
Rubén asegura que la vanidad de las venezolanas es más común encontrarla en las mujeres paisas (Medellín) o de la costa (Barranquilla y Cartagena), “son mujeres que se arreglan mucho, priorizan su belleza, invierten dinero y son constantes yendo a un centro de belleza”.
Y precisamente de esa constancia, este estilista profesional en color ha observado que la clientela colombiana no se fideliza como la venezolana, de la cual dijo si va constantemente al salón de belleza para ser atendida por el mismo estilista, situación que ha visto sólo en algunas regiones o departamentos de Colombia.
“La belleza y la vanidad es un tema cultural. Para muchas colombianas esa no es una prioridad, la culpa de la vanidad de la venezolana la tiene Osmel Sousa (quien por años estuvo al frente del concurso de Miss Venezuela). La mujer venezolana prefiere estar muerta que sencilla”, dice Rubén.
La tendencia de cejas y pestañas
Darianna Díaz es especialista en cejas y pestañas. De los siete años de experiencia que tiene en este ramo, cinco los ha desarrollado en Medellín y ya ha diferenciado los gustos entre las mujeres colombianas y venezolanas.
Cuando trabajó en Venezuela, la preferencia de sus clientas siempre fue el arreglo de cejas. “De cada 10 , al menos 8 se arreglaban cejas y dos se colocaban las pestañas”, recordó Darianna quien tiene gran habilidad en este tipo de arreglos y una amplia clientela.
Con un lustro de vida en Colombia, esta migrante proveniente de Barinas, estima que no hay mucho gusto de la venezolana por las pestañas postizas, pues de la clientela actual, las venezolanas se arreglan cejas, mientras que la paisa es constante con pestañas y cejas.
Servicios de diseño, depilación y sombreado de cejas, pestañas punto por punto, pelo a pelo, lifting laminado de pestañas, además de depilación facial y corporal, son algunos de los servicios que ofrece Darianna, quien en el ámbito de la belleza y la vanidad no duda en comparar a la mujer paisa con la venezolana, eso sí, acotando que Medellín es una ciudad que se destaca en resaltar la beldad femenina.
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