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La travesía para encontrar un lugar donde acomodarse, de Perú a Estados Unidos

Mapa de Utah. Imagen tomada de Google Maps.
Mapa de Utah. Imagen tomada de Google Maps.

Un venezolano dos veces migrante cuenta su experiencia en una ciudad en donde hay una pequeña comunidad de compatriotas y a donde llegó huyendo de la xenofobia y de las dificultades económicas.

Por Jessica Carrillo Mazzali Te lo Cuento News

¿Qué serías capaz de hacer por el bienestar de tu familia? Para Gerardo*, un migrante venezolano establecido en Utah, Estados Unidos, la respuesta es una: todo

Gerardo llegó a Utah el 7 de octubre de 2022. Su esposa y dos hijas se quedaron en Perú, lugar que habían escogido para establecerse todos juntos en 2018. Pero los planes no salieron como lo esperaban, la creciente xenofobia contra los venezolanos y la situación económica en el país andino llevaron a Geraldo a migrar nuevamente; esta vez a Estados Unidos y sin la compañía de su familia.

El camino no fue fácil. Tras cuatro días de viaje por tierra desde Ciudad de México, ocho puntos de control donde fue robado por los cuerpos de seguridad mexicanos, la incertidumbre de ser un migrante a punto de entregarse a las autoridades estadounidenses y un breve paso por la ciudad de Miami, Geraldo logró establecerse en Utah, un estado al oeste de los Estados Unidos, con la esperanza de poder brindarle una estabilidad y poder reencontrarse pronto con su familia.

A diferencia de Florida, la primera parada de Gerardo en Estados Unidos, Utah no es un estado con un gran asentamiento de venezolanos. De hecho, según cifras del Censo de 2020, de los casi 3.3 millones de habitantes del estado, alrededor de 5.700 son venezolanos. Para Geraldo esto no es una total desventaja. Asegura que hay más fuentes de trabajo y mejores salarios, aunque el invierno de Utah es algo a lo que aún no se ha acostumbrado del todo.

“Al principio sí me costó un poquito, más que todo el frío. Porque aquí son seis meses de frío y luego son seis meses de calor y frío”, dice cuando habla de su experiencia adaptándose a una ciudad con pocos venezolanos y un clima muy distinto al tropical.  “Aquí el frío es -10, -15 grados (centígrados)”.

Y justamente por las mismas ventajas que llevaron a Gerardo a establecerse en la capital de la religión mormona, aproximadamente desde diciembre del año pasado la migración venezolana a Utah se ha ido incrementando. “Poco a poco van llegando más y más venezolanos. Y tú sabes cómo somos los venezolanos, ya empezaron a vender cosas por aquí… y se pueden conseguir pastelitos y chucherías de allá (golosinas)”.

La solidaridad venezolana siempre destaca, incluso dentro de comunidades migrantes más pequeñas. Ya existen organizaciones no gubernamentales y medios de comunicación destinados a cubrir necesidades sociales e informativas de la población venezolana radicada en Utah.

“Aquí hay una organización sin fines de lucro, que se llama Utahzolanos y que lleva una señora, que ayuda a venezolanos. Los orienta y les consigue ropa… yo nunca me he puesto en contacto con ella porque no he necesitado, pero sí sé por lo que ella pone en Instagram, que ayuda a muchos venezolanos”.

*Gerardo solicitó que se omitiera su apellido y sus fotos por protección a su trámite migratorio y por la seguridad de su familia que aún se encuentra en Perú.