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La nostalgia por Venezuela no apaga la música de Oriana Lunar

Oriana Lunar es una talentosa música venezolana radicada en México.
Oriana Lunar es una talentosa música venezolana radicada en México.

Oriana Lunar es una joven música venezolana, radicada en México, que ya trabaja para lanzarse como cantautora en 2024

Por Sandra Flores – periodista Te lo Cuento News

La nostalgia por Venezuela no apaga la música de Oriana Lunar, porque la lleva por dentro y por fuera con alegría de vivir. En la actualidad es residente permanente y muy agradecida en México, pero admite que las Navidades son fechas de dolor emocional y melancolía para ella, pues no ha visitado a su familia desde que migró en 2019.

“Es muy doloroso cada año y se hace costumbre, pero no duele menos”, afirma, “yo tenía programado estar en mi casa este diciembre, pero por varias situaciones no se pudo y se siente esa caída como de montaña rusa”.

Sin embargo, la venezolana oriunda de Puerto La Cruz está contenta y satisfecha con lo que ha logrado. Durante 2023, desde febrero, estuvo de gira en presentaciones y conciertos en mancuerna con el poeta mexicano Edel Juárez, y no solo se declara maravillada por la oportunidad de conocer al país que le abrió las puertas, sino con las nuevas perspectivas profesionales que le ha planteado este nuevo derrotero.

“Yo nunca me había ocupado de componer o producir algo mío porque existe el síndrome del impostor que te dice que no eres suficiente para eso”, comenta entre risas, “pero creo que lo siguiente para mí es iniciarme en una faceta como cantautora, y espero que a principios del año que viene ya empiecen a escuchar temas de mi inspiración”.

Con la música en la mira

Oriana guarda en su memoria el recuerdo de una Venezuela agradable para vivir. Revela que el primer cambio que la estrujó fue el hecho de que su grupo de amigos empezara a reducirse porque algunos de ellos migraron entre 2007 y 2008. Después llegó el 2012 con los problemas de escasez de productos básicos, y finalmente el período 2014-2016, que fue difícil por las protestas callejeras y la violencia.

Con todo, ella seguía su vida. Por difícil que sea creerlo, porque ni ella misma lo cree, empezó a estudiar odontología, pero año y medio después dejó la facultad. Su interés y pasión estaba en la música porque proviene de una familia de músicos, sin embargo, para estudiar esa carrera debía trasladarse a Caracas y no estaba en posibilidad de mudarse, de modo que optó por una carrera técnica.

“Me gradué de técnico superior en ciencias audiovisuales y fotografía”, sostiene con risa alegre, “nunca lo ejercí, pero lo estudié y ahí está mi papelito que dice que soy técnico superior en ciencias audiovisuales”.

Lo cierto es que desde hacía tiempo había iniciado estudios en una escuela de canto. No dejó de prepararse hasta que su profesor y amigo, Francisco Méndez, la invitó a integrarse al equipo docente de la institución.

“Entre 2016 y 2017 abrieron la facultad de música en mi ciudad y yo audicioné y logré entrar”, recuerda, “empecé a estudiar Licenciatura en Música mención canto popular, pero no la terminé porque se abrió la oportunidad de venirme a México”.

Sin perder el objetivo pese a la adversidad

Oriana salió de Venezuela en febrero de 2019, y se declara agradecida de pertenecer a un bajísimo porcentaje de sus compatriotas que emigran con empleo seguro.

“Yo tenía una escuela de música en Venezuela y el grupo con el que trabajaba, todo el equipo, decidimos abrirla en México”, sostiene, y explica: “Me fui porque tenía la oportunidad de hacer lo que me gustaba fuera del país, y en Venezuela no podía aspirar a un buen futuro cuando la posibilidad de tener cosas propias, de poder crecer en cualquiera de los ámbitos era muy difícil”.

Llegó a Monterrey y la academia de música inició actividades en septiembre de aquel mismo 2019, pero no cumplió siquiera un año a causa de la pandemia. Ella entiende que, si bien las clases de música eran distracciones, no formaban parte de la canasta básica. Las actividades extracurriculares fueron lo primero que la gente soltó al hacer sus recortes de presupuestos y la academia tuvo que cerrar.

“Dentro de lo caótico que fue la pandemia, yo agradezco que me haya agarrado en México, porque si me sorprende en Venezuela, no sé qué hubiera hecho en esa situación tan difícil”, sostiene, y bromea: “Viviendo del arte, como buena hippie, y estar en Venezuela sin tener oportunidad de compartirlo habría sido muy difícil”.

La cantante y música venezolana no intentó retomar sus estudios en Monterrey por las complicaciones que ello implicaba, sin embargo, se abrió camino en su profesión y llegó a formar parte del Coro Nuevo León, dirigido por Juan David Flores.

Una mancuerna que renueva aspiraciones

Sobre su gira con Edel Juárez, Oriana Lunar explica: “En Venezuela, el tema de la trova y la poesía no tenía tanto público, porque en un país del Caribe lo que le gusta a la gente es el bochinche, la salsa y el merengue”, afirma bromeando, y añade sin dejar de reír: “Yo conocí a Edel Juárez en Monterrey, pero no sabía que era el rockstar de la poesía”.

Sin embargo, el escritor y poeta mexicano le escribió en noviembre de 2022 para invitarla a formar parte del proyecto que estaba iniciando. Si aceptaba ser cantante y tecladista en la siguiente gira, su primer desafío era mudarse a Cuernavaca porque en aquella región del país iniciarían el recorrido.

“Viví cuatro años en Monterrey y nada me impedía moverme una vez más”, comenta Oriana, “lo sentí como una segunda migración porque fue como mudarme a otro país dentro de México, que tiene una enorme cantidad de cosas: la cultura, la comida, la música, los espacios, los paisajes, todo. En algún momento me dijeron que este es un país de países, y en menos de un año he conocido más de lo que imaginé conocer”.

Sin embargo, no es solo la variedad cultural de México lo que la entusiasma, sino también la perspectiva de iniciarse en una nueva faceta como cantautora.

“Me ha destapado la posibilidad de creer que yo puedo hacer cosas también por mi cuenta”, afirma, y remata con humildad: “Mi plan es que la gente me conozca, y que cuando yo llego a algún sitio o concierto y canto y toco y les hablo de mi país y de lo que yo conozco, sepan que no tengo intención de imponer nada, sino solo de que me conozcan y sepan que yo estoy agradecida de que me permitan compartirlo aquí”.