Con sabores como la chicha, la concha de coco y la paleta de bombón, Ezequiel Gómez Garófalo ha convertido a ‘Gelato Gourmet’ en un lugar que ha capturado los corazones y paladares de la comunidad residente en EE.UU.
Por Angélica Antía Azuaje – periodista de Te lo cuento News
Ezequiel Gómez Garófalo, emprendedor venezolano y orgulloso dueño de ‘Gelato Gourmet’ en Weston, Florida, ha dejado una marca indudable en el mundo de los helados desde su llegada a Estados Unidos en enero de 2017.
Reconociendo el valor de los sabores nostálgicos para los latinos, y en especial para los venezolanos, Ezequiel ha encontrado el éxito al apelar a su recuerdo colectivo a través de sus deliciosas creaciones.
Sus helados emblemáticos, como el popular bati-bati, la irresistible concha de coco y la clásica paleta de bombón, han logrado capturar los corazones y paladares de la comunidad residente en EEUU.
Estos sabores peculiares han sido el motor de su aceptación y posición destacada, convirtiendo a Gelato Gourmet en un destino obligado para aquellos buscando un toque de nostalgia y sabor exquisito en el Estado del sol brillante: Florida.
Recuerda que su salida del país caribeño estuvo motivada al hecho de encarar una tensa situación política en Venezuela, “pero más allá de eso, principalmente fue la inseguridad lo que me hizo tomar la decisión de mudarme”, reconoce.
Ya en su nuevo destino, Ezequiel asegura que el sur de la Florida ha sido un lugar fácil para adaptarse debido a que hay una gran comunidad latina “y digamos que es muy parecido a lo que estamos acostumbrados”.
Junto con su hermana Haydée Gómez Garófalo inició un emprendimiento delicioso: vender sus helados en mercados de agricultores en Florida y en las diferentes ferias de comida.
El negocio comenzó a andar. La producción de helados crecía progresivamente, por lo que en poco tiempo decidieron estrenar su propio local en Weston, en el que consiguieron desarrollar un producto genuino que les abrió las puertas en el mundo de la gelatería: las paletas de chicha una refrescante bebida tradicional hecha a base de arroz y leche, con un sabor dulce y una textura espesa.
A partir de allí, los hermanos Gómez Garófalo se las han ingeniado para deleitar al público con más de 100 sabores diferentes. “Increíble, pues lo que se inició como venta ambulante pasó a ser un emprendimiento real de cuatro paredes y una marca en Florida: Gelato Gourmet”, apunta Ezequiel.
A este muchacho visionario se le ocurrió poner en funcionamiento una máquina de paletas que recién había comprado. Quiso probar con nuevos sabores y por ello improvisó con la de “Súper Bom”, que es un helado de fresa cubierto de chocolate y adentro contiene leche condensada. “Luego creamos la de chicha, que igualmente contiene un centro de leche condensada. Simplemente, fue una locura”, expresa.
Ambas degustaciones se convirtieron en las más populares. La pandemia no los afectó tanto que digamos, pero fue una oportunidad que sirvió para reinventarse. Ezequiel y su hermana sacaron al mercado nuevos productos.
“Lo que más me ha funcionado en el negocio es recurrir a la remembranza que tenemos los latinos y especialmente los venezolanos en cuanto a sabores de helados, entre ellos el bati- bati, la concha de coco y la paleta de bombón. Estos sabores particulares han sido los que mayor aceptación han tenido”.
Considera que el balance hasta ahora es muy positivo. “Estamos en más de 80 puntos de ventas en más de cuatro estados de Estados Unidos, a saber, Colorado, Florida, Texas y Georgia, entre otros”.
Para Ezequiel, uno de los principales retos “es hacer negocios en un país en donde nadie te conoce, con leyes distintas, en donde ir construyendo tu marca es un reto diario”.
Acostumbrarse y perderle el miedo al idioma también es una prueba. “Digamos que emprender en este o cualquier país es una carrera de resistencia”, remarca.
Por el momento, los planes a corto plazo se supeditan a seguir prosperando como negocio, lograr que ‘Gelato Gourmet’ tenga más alcance y presencia en más puntos de venta.
Toda esta experiencia le ha enseñado a Ezequiel que no basta tener una idea o un producto, “debes actuar y trabajar duro para que funcione”, concluye.