“La migración no te da tiempo de nada, sino de salir adelante y yo tenía una depresión muy fuerte, pero no lo quería aceptar y solo escribía”, evoca Fernando Naranjo.
Por Sandra Flores – Periodista Te lo Cuento News
Fernando Naranjo Santaella no planeaba ser escritor. Sin embargo, empezó a escribir para aliviar la depresión que le causaba el proceso migratorio y, a la fecha, ya tiene publicado un poemario titulado La raíz del vértice (2022). Además, trabaja otros tres proyectos literarios que planea concretar a corto y mediano plazo.
Lo cierto es que así de cambiante ha sido su trayectoria laboral y profesional. En Venezuela estudió Seguridad Industrial, pero trabajó en una empresa de tecnología y después en la petrolera PEDVSA. Más tarde, estableció un negocio de postres criollos que cerró en medio de la crisis venezolana y, entonces, inició su carrera como administrador de redes sociales que le ha dado éxito y sustento en Argentina.
“La vida me ha llevado y yo digo que me especialicé, porque las últimas cuentas que he trabajado como administrador de redes sociales son de escritores”, comenta complacido y añade: “Sí manejo otras cuentas, pero con la experiencia que he ganado en mi propia cuenta de Instagram me es fácil llevar las cuentas de otros escritores”.
Por otra parte, parece indudable que la vida lo llevó a despertar su talento dormido, porque fue el trauma de la migración, las nostalgias y una profunda depresión le inspiraron las primeras frases que se atrevió a publicar en Instagram, y que no solo conmovieron a un amplio número de personas, sino que impactaron de manera especial en otros migrantes que vieron sus propias emociones reflejadas en sus escritos.
Escribir: Terapia contra la depresión
Fernando nació en Caracas y ahí vivió hasta el día que salió de Venezuela. Según explica, él y su esposa habían pensado salir del país, pero aplazaron la partida porque querían que su hijo terminara el colegio. Sin embargo, las cosas se pusieron tan mal que hicieron un primer intento de migración en 2016, cuando se trasladaron a Ecuador.
A los tres meses de su llegada a la ciudad ecuatoriana de Cuenca, recibieron la noticia del fallecimiento de su tía, la hermana de su madre, que además vivía con ella desde que enviudó. Decidieron regresar con la mejor disposición de quedarse, pero la situación en Venezuela era cada vez peor y la calidad de la educación en la universidad donde su hijo inició estudios de música dejaba mucho que desear.
En esas circunstancias, tomaron la decisión de migrar a Argentina. La ciudad de Mendoza fue la elegida porque la cátedra de música era de las mejores. No obstante, no fue fácil dejar su casa de toda su vida y sus afectos, ni tampoco llegar con un solo cliente en Instagram como administrador de redes sociales.
“Mi esposa trabajaba en línea, pero yo no ganaba suficiente plata para mantenernos”, recuerda, “dependía de ella y era muy fuerte para mí no poder aportar mucho”.
Sin embargo, Fernando no se rendía. Además de estudiar Photoshop para complementar sus servicios como administrador de redes, abrió una segunda cuenta en Instagram para promocionarse… Esa cuenta se convirtió en secreto y revelación.
“Empecé a publicar frases de personajes conocidos y tenía bastante receptividad, luego comencé a escribir mis propias frases, pero no las publicaba porque me daba pena y si las publicaba, no aclaraba que eran mías”, comenta y agrega: “Tenía una depresión muy fuerte y lo sabía, pero no lo quería aceptar; solo escribía y llegó el momento en que ya no eran frases, aunque tampoco decía que eran poemas.”
Nuevos proyectos editoriales
A decir de Fernando, su padre era buen lector y tenía preferencia por los libros de Stephen King. Confiesa que alrededor de los 10 años decía que sería escritor y que incluso empezó a escribir una novela, pero no prosperó.
Lo cierto es que, en el proceso migratorio, sus frases y poemas se convirtieron en terapia. Solo fueron eso hasta que su esposa notó la buena respuesta que tenía en Instagram y le preguntó por qué no publicaba un libro si ya tenía los textos escritos. Finalmente, en el ámbito editorial también hizo equipo con su esposa, pues como diseñadora editorial e ilustradora se hizo cargo del proyecto.
Los poemas de La raíz del vértice reflejan los sentimientos que fluyen a raíz del exilio: “Es el libro de una persona que sufre la agonía de un proceso migratorio y le ha pegado durísimo la nostalgia”, explica, “algunos son una protesta y aunque no lo expresan abiertamente, se refieren al sistema venezolano porque vienen de mis vivencias.”
Sin embargo, su historia como escritor, aunque espontánea, no termina. Ya tiene material para un segundo poemario en el cual quedan atrás la depresión y las nostalgias: “Pasó el dolor y ahora puedo hablar del renacer en mi nueva vida”, comenta.
También tiene en marcha el proyecto de un libro para niños. Es un poema infantil rimado titulado Dinosaurios en pañales, que ya está escrito y editado y solo espera el trabajo de ilustración y diseño editorial para poder ser publicado.
Además, en cuestión de meses debe salir La Despedida, el cual consiste en un solo poema de alrededor de 24 páginas que será enviado a concurso, con un texto de su autoría y el talento de su esposa en el diseño y las ilustraciones.
En la actualidad, ya con la nacionalidad argentina, Fernando Naranjo Santaella sigue dejándose llevar por la vida en la tierra que abrió oportunidades para él y su familia. Está entusiasmado con su actividad como escritor y mira el futuro con la esperanza de ese mejor porvenir al que aspiró cuando decidió salir de Venezuela.