En El Retiro, Antioquia, encontró la inspiración para contar el ‘Andar de una princesa’

Reynoa Suárez, escritora venezolana.
Reynoa Suárez, escritora venezolana.

Su migración no fue planificada. Tampoco el libro que por “mensaje de Dios” decidió publicar. Cuenta a través de ilustraciones y cuentos de princesas, el transitar por la vida y sus adversidades.

Por Keissy Bracho – Periodista Te Lo Cuento News

Raynoa Suárez, conocida como Ray, Noa o ‘flaca’, es una mujer venezolana que, sin miramientos, un día decidió escuchar su corazón y darle un giro inesperado a su vida.

Lo que comenzó como un paseo de esparcimiento planificado por tres amigas, para huir de los malos recuerdos y la frustración de un apagón nacional, se convirtió en una de las decisiones más trascendentales en la vida de Raynoa. 

“Yo no tenía intenciones de migrar. Yo soy una mamá con dos hijos, divorciada y empezar irme del país, para mí era bastante complicado”, recordó. Por lo que fue contando cómo comenzó todo: “fue por el invento de una amiga, de un viaje a algún lugar del mundo por tres meses, donde pudiéramos estar en paz y conectadas a internet. Recordarán lo rudo que fue el tema con la luz ese año en Caracas”. 

Mientras planificaban el viaje, había una regla: debía ser, un país “de este lado del mundo”, además, un sitio donde pudieran estar los tres meses de vacaciones que había solicitado Raynoa; por lo que, surgió la idea de cruzar la frontera e instalarse en Bogotá, pero la idea de la capital colombiana no les hizo gracia, poco después hablaron de República Dominicana, también fue desechada. 

“Un día una de mis amigas me llamó y me habló de Medellín. Le dije que la llamaba después de salir de una reunión. Lo que pasó al día siguiente fue increíble, porque antes de abrir los ojos, lo primero que se me vino a la mente fue ‘Medellín’ y todo el cuerpo se me erizó”, contó. 

Ésta fue, a su juicio, la primera señal: “Ahí entendí que algo me esperaba allá, así comenzó todo. Entre búsquedas y más búsquedas, llegamos a 33 kilómetros de Medellín, un pueblo maravilloso que se llama El Retiro de Antioquia. Un pueblo donde hay mucho verde. Donde hay montañas, donde el paisa es un ser tan hermoso, tan amable que te sientes como en tu casa. En ningún momento sentí xenofobia”.

Un mundo de princesas 

Cuando se le pregunta, cómo nació Inolvidables caminos, el libro que la convirtió en escritora. A la arquitecta de profesión, no le intimida confesar que hace 20 años transitó la dura experiencia del cáncer de mamas. “Entendí que lo que me estaba pasando, era por una insatisfacción interna, por no vivir el presente y muchas cosas. En ese entonces entendí mucho del por qué o para qué me había tocado vivir esa enfermedad”. 

Dijo que sintió la necesidad de compartir su mensaje a otras mujeres, pero “yo no quería escribir de cáncer; así que, empecé a escribir cuentos de princesas y el 4 de abril de 2020, me llegó un mensaje de Dios, que decía que debía publicar mi libro, fue la señal que necesité para ponerme seria y poder publicar”. 

Inolvidables caminos, es, como su autora describe, un libro que narra los “caminos de una princesa para llegar a su hoy. Es una historia ilustrada que narra el andar por la vida. Contada en forma de cuentos, son 21 cuentos, donde nos conectamos con el sentir. Donde la princesa va expresando todas esas sensaciones que va teniendo y todo ese caminar por la vida”. 

Dijo que no es un escrito para niños; sin embargo, la receptividad ha sido fortuita, sin distingo de edades “cuando planifiqué el libro, no pensé en nada de eso, solo me lancé al ruedo y tuve una aceptación muy linda”. 

Un libro que se ha expuesto en diferentes ferias y que le brindó a Raynoa, considerarse a sí misma, escritora: “Participar en la Feria de Cartagena, fue muy especial, porque yo como extranjera estaba siendo reconocida en un país donde entendemos que la migración venezolana ha sido muy buena en algunos aspectos, pero en otros no tanto. Fue muy hermoso porque yo pude hablar de mi historia”. 

Recordó que su presencia en esta feria del libro, la inundó con el espíritu omnipresente del Gabo: “Hicimos entrevistas en el Claustro de la Merced, donde están los restos de Gabriel García Márquez, mi escritor colombiano preferido y estar tan cerca de la escritura, de otros escritores de otros países, me llenó de mucha ilusión, sobre todo porque en algún momento cuando yo empecé a escribir el libro no me consideraba escritora, ahora sí –risas-”. 

“Yo soy arquitecto de profesión, orfebre, artista, pero no me consideraba escritora”, continuó señalando que esa invitación fue un reto ara ella: “mucho compromiso de dejar a mi país en alto, de que conocieran una parte de ese venezolano diferente. La Feria de Cartagena, fue muy rica, fueron varios días, se vendieron libros, envié mis libros a Chile, otros se quedaron en Cartagena. Fue muy rico saber que tu libro paso a paso se va yendo a caminar por el mundo”.

Asimismo, contó que durante el tiempo que estuvo en Colombia, también, participó en otras ferias, “la primera feria que estuve, cuando mi libro aún era una maqueta, en octubre de 2022. Me fui a caminar por mi pueblo, a hablar con la Casa de la Cultura y con otras personas para que conocieran mi historia. Entonces, en El Retiro, fue la primera vez que me dieron la oportunidad de leer cuentos de mi libro”. 

Con el tiempo fue sumando ciudades y experiencias: “Luego vino la Feria de Bogotá donde participó mi libro. Estuvo en la Feria de Medellín. En la Feria de la Ceja, allí estuve como invitada especial, que es otro pueblo de Antioquia. También estuve en la Feria del Libro del Laboratorio del Espíritu, una biblioteca hermosísima que está también en El Retiro; ahí los niños interpretaban a la princesa Ashanti desde su perspectiva, desde lo que escuchaban y lo que su corazón les decía. Finalmente, volví a la Feria de El Retiro”. 

“No me devuelvo” 

Cuando se le pregunta cómo fue tomar la decisión de emigrar, señala que un día, durante una conversación con sus amigas de viaje, en medio de un café se decidió a decirlo: “Yo no sabía lo que me esperaba ahí, pero decidí escuchar a mi corazón y tomando café con mis amigas, les dije ‘niñitas, yo no me devuelvo’. Una migración súper loca. No es el común de los casos, pero necesitaba estar fuera de mi país un tiempo”. 

Aunque pareciera que huía, no fue así, solo fue un llamado de su corazón, a pesar de que en Venezuela estaban sus hijos. Pasó tres años sin volver a pisar su país, alejada de sus afectos, luchando con la soledad y distancia que impuso al mundo entero, el monstruo de 2020: la COVID, pero creciendo personal, profesional y espiritualmente. 

Hoy mira atrás, recuerda lo que logró en ese tiempo y se le quiebra la voz cuando afirma que: “para mí, haber participado en la Feria del Libro y en todos los eventos que me invitaron en Colombia. Para mí haber formado parte de esas ferias fue demasiado importante porque yo siempre he querido llevar el nombre de Venezuela en alto y, mira, que te lo digo y se me parte la voz”. 

Dijo que coincidió con algunos paisanos que “lamentablemente han migrado y han dejado nuestro país muy mal. Entonces, que la gente te reconozca, que la gente de allá te quiera y que la gente te lea, para mí no tiene precio”. 

Al tiempo que, contradiciendo el viejo proverbio que señala que nadie es profeta en su tierra, el pasado 20 de octubre, Raynoa decidió volver a Venezuela, para traer su libro a las librerías y bibliotecas nacionales, además, brindarle herramientas a su gente, a través de un taller llamado “Reconoce Tu Ser”: “donde hablo del ser y de muchas cosas que nos permiten estar en presente, y cuando una persona está bien, su productividad aumenta”.

Aunque confiesa que está haciendo planes para quedarse un tiempo en Venezuela, no olvidará el calor que recibió en Colombia: “para mí fue muy importante que los colombianos y las personas de otros países vean, que en Venezuela hacemos las cosas desde el corazón. Lo más valioso que me dio Colombia, fue conocerme más, crecer espiritualmente. Volvería a Venezuela, extrañando muchísimo la tierra que dejé”.