Ha trabajado con clientes tan exigentes como Antonio Banderas y Cristiano Ronaldo. En Málaga, la capital de la Costa del Sol, se convirtió en un artista abriendo ostras.
Por Angélica Antía Azuaje –Periodista de Te Lo Cuento News
Imagínate estar en un restaurante gourmet y presenciar a un chef abrir una ostra con tanta destreza y elegancia que parece ser todo un arte. Eso es precisamente lo que hace el talentoso chef venezolano Elías Tang, quien se ha convertido en todo un campeón al dominar el fascinante mundo de las ostras.
Tiene esa aptitud excepcional para abrir ostras que ha dejado boquiabiertos a todos aquellos que han tenido la suerte de presenciar su habilidad en acción. Esa destreza con estas delicadas joyas marinas le havalido el reconocimiento como campeón en diversos certámenes gastronómicos en España.
Su restaurante @mercadosanmartin1982 se ha convertido en un referente gastronómico en Málaga. Con una propuesta innovadora que combina lo mejor de la cocina venezolana con influencias internacionales, cada plato es una experiencia única para los comensales.
Además, Elías tuvo el honor de trabajar personalmente para celebridades como Antonio Banderas y Cristiano Ronaldo. Estas experiencias le permitieron ampliar aún más sus conocimientos culinarios y nutrirse del intercambio cultural que ofrece la gastronomía internacional.
En la casa de Banderas, sorprendió al actor con platos exquisitos inspirados tanto en sus raíces venezolanas como en influencias internacionales. La cocina se convirtió así en un escenario donde el sabor y la pasión por los ingredientes se fusionaron para crear experiencias gastronómicas únicas.
Por otro lado, trabajar para Cristiano Ronaldo fue todo un desafío. El futbolista portugués es conocido por ser estricto con su alimentación y exigente con los sabores. Sin embargo, Elías logró conquistar su paladar refinado al presentarle platos saludables pero llenos de sabor. Fue una experiencia gratificante poder contribuir a mantener el rendimiento físico óptimo del deportista.
Estas experiencias inigualables han dejado una huella imborrable en la carrera profesional del venezolano. Le han enseñado sobre adaptabilidad, excelencia y cómo cumplir las expectativas más altas, incluso cuando se trabaja bajo presión.
En el 2006 empezó todo
Desde muy joven, supo que quería dedicarse a la cocina y buscar nuevas oportunidades fuera de su patria. Así fue como llegó en el 2002 a España, específicamente a Málaga, dispuesto a hacer realidad sus sueños.
“Emigré solo en el 2006 y meses después me traje a mi esposa e hija”, recuerda. Lo que lo motivó a salir de Venezuela fueron las ganas de evolucionar y conocer nuevos horizontes, y aprovechando la oportunidad de que ya tenía un familiar en Málaga.
Su principal desafío ha sido la integración. “Esa palabra para un venezolano es muy difícil de entender a la hora de emigrar, creemos que todo está hecho como en Venezuela y no es así, empezando por el clima, la gente, el horario y por supuesto la gastronomía. Es muy difícil ajustarse, pero no imposible. Una vez que pases los obstáculos puedes considerar que has superado el 50% de lo difícil”.
Elías lleva 16 años de profesión, de los cuales, nueve los ha ejercido como chef ejecutivo. Tiene cuatro años como propietario del Restaurante Mercado San Martín. Recientemente, fue premiado como mejor restaurante de cocina internacional y como profesional tiene el título como mejor abridor de ostras en España.
¿Qué significa Venezuela para Elías? No duda en responder que es su segunda casa. “Venezuela es mucho para mí y mi familia, la llevo a todos lados y siempre presente en todo momento y más cuando me rodeo de panas”.
En cuanto a los planes a corto plazo, Elías enfatiza que desea mantenerse activo con su trabajo “y seguir sembrando y apostando a su emprendimiento familiar para que dentro de unos años podamos vivir de eso”.
Tras su experiencia como migrante y emprendedor en tierras ajenas, Elías se define como una persona empática. “Hay que ser comprensivo, hacer las cosas con mucho amor sin importar donde estés y lo más importante, crecer sin pisotear a nadie y extender la mano para ayudar a crecer a otros”.