La actriz venezolana vive en la actualidad entre Puerto Rico y Estados Unidos, toma un avión al ritmo de cada llamado. Forma parte del elenco de “Las Aventuras de Juan Planchard”, obra que está causando revuelo en Miami
Por Letty Vasquez B. – Periodista Te Lo Cuento News
Elba Escobar, como millones de venezolanos, emigró de su país, primero a Estados Unidos y luego a Puerto Rico, y como tantas madres nuestras, tomó la dura decisión de hacer los arreglos para la migración de su hijo hacia Estados Unidos, un sacrificio que tuvo que hacer para protegerlo de la inseguridad que imperaba en la capital, pues ya había sido secuestrado en dos oportunidades.
Una decisión que con el tiempo, considera fue la más acertada. “Soy una madre venezolana que vive, como vive cualquier madre. A mi hijo lo secuestraron dos veces. Una vez para robarle el carro, en ese entonces Simón tenía 17 años. “Fue en ese tiempo cuando comencé a temer por él y decidí sacarlo del país. Tenía unos ahorros y logramos pagar una universidad en Los Ángeles. Luego con los años fue él quien se preocupó por mí porque fue la época en la que Venezuela se puso super violenta con los atracos y secuestros en los apartamentos y robaban todo un edificio. Yo vivía sola, y entonces me dijo porque no te vienes. Y me vine a Miami, estuve aquí unos ocho años, pero todo se fue poniendo muy caro, acá en Miami y en Los Ángeles, y fue allí cuando nos planteamos irnos a Puerto Rico donde comenzamos una vida nueva”.
Saludo desde la ventana
“Viví una infancia feliz en Caracas en una familia de clase media, la parte que más recuerdo es la etapa del colegio. Vivíamos en Las Acacias, era una cuadra completa de edificios pequeños de tres pisos. Nosotros vivíamos en el primer piso de un edificio que quedaba cerca del colegio”. Así narra Elba parte de sus recuerdos de infancia, con una marcada sonrisa en su rostro. “Mi mamá nos vestía a mi hermana y a mí, nos daba el desayuno, nos ponía el uniforme y yo iba de la mano de mi hermana mayor caminando al colegio. “Mi mamá estaba siempre asomada a la ventana del cuarto de atrás porque daba al patio del colegio, ella nos pedía que le avisáramos cuando llegáramos y que la saludáramos. En el recreo, siempre salíamos a ver la ventana porque mi mamá, cuando escuchaba el timbre se asomaba y nos saludaba. Fue una infancia bien bonita en ese colegio. El colegio Betania”, dice.
Su bachillerato transcurrió en el liceo Santiago Key Ayala de Prados de María. Comenta que desde su colegio y luego en el liceo siempre se anotaba para participar en los actos culturales y los actos de fin de curso, “siempre me gustó la actividad extracurricular”.
“Era una estudiante de 19 y 20 puntos, sacaba buenas notas, pero era muy inquieta. Luego estudié en el Pedagógico de Caracas, Física y Matemática, eran las materias que más me gustaban, las que más fáciles se me hacían”.
Fue precisamente en este andar por el Pedagógico de Caracas que inició sus estudios de teatro, “lo agarré como materia electiva, allí fueron los primeros pasos”.
Hazte responsable del “don”
La Lección, así se llamó laprimera obra de teatro en la que participó Elba Escobar, “era una obra escrita por el mismo director del grupo de teatro del Pedagógico de Caracas, y lo que recuerdo es que en ese entonces yo no tenía idea de que yo tenía el don. Recuerdo que hice un personaje de una señora mayor que su hijo se lo llevaban a la guerra. Y entonces me ponían canas y arrugas. Yo hice mi personaje y cuando se lo llevaban a la guerra, yo lloraba porque sentía que, bueno, una mamá debía sentirse muy tiste por su hijo.
Y justo fue en el estreno de esa primera obra, que hizo conciencia que tenía el don de la interpretación y la actuación.
“Lo que yo no sabía era que estaba poniendo de manifiesto un don que yo tenía y de eso me di cuenta el día del estreno, cuando salí a saludar, gritaron ¡Bravo, bravo, bravo!. Y yo me sorprendí. Algo me dijo “hazte responsable de este don que tienes”.
Nunca soñé con ser actriz
Fue algo que se fue dando, cuenta Elba. “Yo hacía títeres en esa época, era titiritera y trabajábamos con el Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes (INCIBA), que después se convirtió en el CONAC. Y hacíamos funciones de títeres y dictábamos talleres por todo el país”.
Recuerda que cuando estaba trabajando en la obra Los Monigotes del maestro José León, un asistente de producción de una obra de teatro profesional fue quien la motivó a asistir a las audiciones para El jardín de los cerezos de Chejov, que en un futuro cercano se convertiría en su primera obra de teatro profesional y en el gran encuentro con quien se convertiría en su mentor: Isaac Chocrón.
Las Tres Divinas Personas
Así confiesa Elba Escobar que los jóvenes que se iniciaban en el teatro en la década de los 70 llamaban a Isaac Chocrón, José Ignacio Cabrujas y a Román Chalbaud, fundadores del grupo teatral Nuevo Grupo, a quienes criticaba por no abrirse a las nuevas generaciones.
“Un día el INCIBA nos mandó para que ayudáramos con la producción del Festival de Teatro, allí hubo un foro con el Nuevo Grupo, y me topé con Chocrón, y en ese foro le dije que tenían que abrirse a dar clases y a dejar participar a los jóvenes y que había mucha gente que soñaba con trabajar con ellos. Sin buscarlo, ese reclamo me abrió las puertas. En respuesta Chocrón me dijo que pasara por su compañía a hacer una audición “Y si tú tienes talento, seguro quedas”, me dijo”.
Entonces fue a la audición para un papel en la obra El jardín de los cerezos, allí estaba Chocrón “y se acordó de mí, y me dijo: ¿No eres la titiritera? Mira, el personaje es tuyo porque tienes talento. A partir de ese momento se convirtió en mi mentor, y esa fue mi primera obra de teatro profesional. Fue en el año 77, con ese papel de Duniascha que arrancó mi carrera profesional. Y de allí no he parado jamás”.
Del Teatro a la TV
Una plática con Elba Escobar definitivamente es amena y enriquecedora. Pasas de escuchar sus vivencias y sus reflexiones a buscar en tus propios recuerdos momentos de la televisión venezolana.
Trabajó en el Canal Ocho en uno de los capítulos de una serie que se llamaba Las artes y los oficios, basada en el libro de Aquiles Nazoa protagonizada por Simón Díaz. Hizo también Teleteatros con Javier Vidal. “Recuerdo que los dirigía a Ibrahim Guerra. Hice “El Avaro de Moliere” que eran emisiones de una sola hora. También hicimos El Pelícano de Strindberg”.
Sobre su llegada a Venevisión Elba lo narra así: “Un escritor de teatro muy querido, José Gabriel Núñez, fue a verme, él estaba escribiendo una telenovela para Venevisión. Entonces él me dijo que estaban haciendo casting para los personajes juveniles de la novela”.
Se trataba de la telenovela Rosángela realizada en 1979 y protagonizada por Irán Eory y José Bardina.
“Fui, hice mi casting, me dieron el personaje y me contrataron porque en esa época en Venezuela había una ley que se llamaba el 3 x 1, que establecía que si contratabas a una actriz mexicana, tenías que contratar a tres venezolanos. Entonces yo entré de una con contrato en Venevisión”.
Ingresa después en Radio Caracas Televisión, pero ante la crisis que derivo del llamado “Viernes Negro” salió, como salieron todos los artistas de esta plata televisiva.
“Fue a raíz de esa crisis del “Viernes Negro” que montamos El Show del Bolero, canté para sobrevivir, porque ya no teníamos contrato. Luego trabajé con una productora independiente llamada Marte TV y después volví a Radio Caracas. Hice Amores de fin de siglo y al terminar esa novela, me volvieron a pasar el sobre amarillo”, anécdota que cuenta con una gran carcajada.
Desempleo que duró apenas unas horas. “Ese mismo día llamé a una amiga para decirle que me habían botado y me dijo que le diera unos minutos que iba a contactar a Arquímedes Rivero en Venevisión, por lo que apenas estuve cuatro horas desempleada”.
Así transcurrieron los años y Elba vivía más del teatro, del cine y la radio. “Pero la radio también recibió un golpe muy fuerte. Empezaron a cerrar y censurar las estaciones de radio. Fue muy fuerte, estuve haciendo mi programa de radio por casi 10 años. Era un programa de variedades en el que tuve compañeras maravillosas, pero se tuvo que cerrar por la censura”.
Vivir con menos
A pesar de tener años viviendo fuera del país, en su casa de campo en Puerto Rico se reconoce a sí misma como venezolana, “Yo no he dejado de verme en Venezuela. Claro, pero también el venezolano cambió, cambiamos cuando nos sacaron de Venezuela. Muchos de los hijos de venezolanos han nacido en otro país, Venezuela dejó de ser un territorio cerrado y se convirtió en un territorio mucho más extenso en el que cada venezolano de bien está dejando su huella, su luz, su cultura, la gastronomía, el espíritu familiar, el cuidado, el respeto, con esa educación que era muy rica y con esos valores”.
De todo este proceso de migración me fortalecen las sabias palabras de San Francisco de Asís cuando dijo: “Cada día necesito menos cosas, y las pocas cosas que necesito, las necesito menos”, “y esta frase también ha sostenido a muchísimos venezolanos que hemos aprendido a vivir con menos y a valorar más.
Pensar que Elba Escobar, allá en los años 70, cuando asistió a su primera audición de teatro profesional, aún dudaba de su don, un don y un talento que la han llevado a incursionar con éxito en teatro, cine, televisión, en la radio, como escritora, guionista y en el stand up comedy. Y sin parar.
“Yo no he dejado nunca la actuación. Vivo en mi casa de campo, pero me sale trabajo y me monto en un avión. Voy trabajo y regreso. Tengo dos años en Puerto Rico y he viajado muchísimo. Hay como una sensación de retiro en esa casa maravillosa, en mi casita de campo. Pero es un retiro intermitente”.
Y lo dice quien recientemente participó en Dramáticas nueva telenovela de Venevisión y tuvo bajo su responsabilidad dos personajes en el reciente montaje “Las Aventuras de Juan Planchard”, escrita y dirigida por Moisés Kaufman, director y dramaturgo quien se encargó de hacer una magistral adaptación de la novela escrita por Jonathan Jakubowicz. Y quien además confiesa emocionada que se prepara para asumir su rol estelar, el de abuela, pues espera con ansias el nacimiento de su primer nieto Mateo.