Así como los portugueses, españoles e italianos llevaron sus productos a Venezuela, ahora en Colombia los venezolanos introducen la panadería propia y hasta la adaptan a las peticiones de los clientes del país de acogida.
Nora Sánchez – Te lo Cuento News
Si hay algo que extrañan los venezolanos en Colombia, entre tantas cosas, es el pan venezolano y la panadería venezolana en general. Francés, canilla, piñita, golfeados, cachitos, acema y hasta la pizza de panadería llegaron al municipio de Sabaneta, en Antioquia y sus alrededores, de la mano y la buena amasada de César Méndez, ingeniero de profesión, pero panadero de corazón.
César se inició hace tres años en la panadería. Ya en Venezuela había hecho cursos y tenía conocimientos generales sobre este apetecido producto. Durante dos meses hizo pruebas, amasó bastante harina hasta que logró sacar los panes venezolanos que hoy vende desde un punto de venta que inauguró el pasado diciembre de 2022.
Llegó a este oficio ante la dificultad de conseguir empleo como ingeniero, más de 40 hojas de vida repartidas sin ninguna respuesta y en otras la sinceridad golpeó su realidad: “usted está muy cucho (viejo)”.
Después de muchos intentos y con una frustración a cuesta, su esposa, Evelyn Bello, sabiendo su gusto y pasión por la cocina, lo impulsó a desarrollar la panadería venezolana y así fue que un día cualquiera César comenzó a emprender en este ramo y dejó de lado esos trabajos de domiciliario y técnico de computadores que en un principio hizo para mantenerse.
Transformación y adaptación del pan venezolano
César comenzó con PanaPan, hace tres años. Un exhibidor, una mesa de trabajo y un horno, fue la inversión para dar inicio a una producción más amplia desde un garaje y al que llegaban mayormente venezolanos a comprar ese alimento que añoran.
La curiosidad del paisa por probar el pan venezolano no se hizo esperar, muchos probaron y les gustó su producto, otros propusieron una mezcla de ambas culturas gastronómicas y a partir de allí César decidió adaptar su producto al paladar antioqueño.
“Nos fuimos dando cuenta de que había una necesidad de adaptarnos a la localidad, el venezolano compraba las canillas y pan el francés crocante, pero el paisa no, el colombiano no. Entonces, nos dimos cuenta de que había que adaptarnos porque nosotros somos los visitantes y dijimos: vamos a adaptarnos y empezamos a hacer pan más al estilo del pan sobado y así producimos las canillas con masa de pan sobado, el francés con masa de pan sobado y el pan quedó precioso y bonito”, relata César describiendo que el pan es suavecito pero sin perder la esencia del venezolano.
Complaciendo a la clientela de acogida
Gracias a su capacidad de transformación y de entender el mercado, César dice que hoy día PanaPan tiene una gran cantidad de clientes paisas similar a la tradicional clientela venezolana.
Es así como el cachito tres quesos es una reinvención del cachito de jamón venezolano, el tradicional pan de jamón ya tiene sus versiones paisas, pues los clientes lo piden en navidad con jamón y piña, con queso mozzarella, con o sin aceitunas o pasitas. Y por supuesto no puede faltar el pan de arequipe, el de chocolate y el de bocadillo o guayaba.
Además de tener una amplia variedad de pan a la venta, PanaPan panadería artesanal, distribuye para diferentes restaurantes pan de hamburguesas, pan para el tradicional pepito, pan de orégano y parmesano y pan para sandwich Deli.
La creación más nueva de César y la que está gustando mucho es el pan integral hecho con ingredientes como afrecho, coco rallado, almendras, nueces, cebada, entre otros. “Lo hacemos tipo mogolla, para comer solo o relleno y ha gustado bastante, es un pan para aquellos que quiere comer sano y se cuidan”, recalca este ingeniero de la panadería.
Aliados que nutren
A diferencia de muchos emprendedores que durante la pandemia por Covid-19 vieron afectados sus negocios, César Méndez destacó que él pudo seguir distribuyendo sus panes en su bicicleta y gracias a Gilberto, un venezolano vendedor de chicha en Sabaneta que se le midió a ofrecer los panes de PanaPan.
Hoy día, Gilberto es un aliado de este emprendimiento, sigue vendiendo los panes de César junto a la deliciosa chicha venezolana, otro alimento por el que suspiran los migrantes venezolanos.
Glenda León, cantante y locutora venezolana, es una asidua cliente de PanaPan. En su hogar no faltan los 10 panes francés diariamente y ahora, confiesa, su mamá se hizo adicta al pan integral.
“César es una persona que le gusta complacer al cliente”, asegura resaltando la personalidad de este panadero que es conversador, con una vocación de servicio al cliente y dispuesto siempre a dar lo mejor de sí.
Entre risas, Glenda recuerda que la primera vez que fue a comprar pan lo hizo por recomendaciones de amigos venezolanos que ya habían probado las delicias de César. “Él habló muchísimo, me demoré comprando el pan porque me describió como lo hacía, los ingredientes que usa, entre otros temas, la segunda vez también fue igual y así ha sido en lo sucesivo, con él todo es una tertulia, refiere entre risas para acotar que César es una maravillosa persona”.
Esta clienta no vacila en recomendar a PanaPan y cuando en sus reuniones sociales las personas, tanto colombianas como venezolanas, le preguntan ¿dónde compró ese pan?, inmediatamente ella se refiere a César y sus productos.
La panadería venezolana es una herencia que dejó la migración de portugueses, españoles e italianos a Venezuela, hoy, desde Colombia, César dice que preserva la esencia y la tradición del pan venezolano con la intención de dejar la semilla sembrada en Colombia.
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