En Chile, el tercer país en el que vive, trabajó como conserje de noche mientras obtenía su título. Con él, Osvaldo Llinás, creó Defensa Migrantes, empresa con la que apoya a sus connacionales.
Por Nora Sánchez – periodista Te lo Cuento News
La planificación y el conocimiento de los requisitos y leyes del país de acogida, le han permitido a Osvaldo Llinás Quintero tener dos procesos migratorios exitosos en los que se ha dedicado a ejercer el derecho, su profesión desde 1992, cuando se tituló abogado en Barranquilla, Colombia.
De nacionalidad colombiana, Llinás decide en el año 2003, una vez conoce la frontera venezolana, emigrar al vecino país con el objetivo de convalidar su título y hacer un postgrado en la Universidad de Los Andes (ULA-Mérida) en Derecho Mercantil, mención Sociedades.
Es su primera migración vivió en Mérida, la ciudad universitaria y turística de Venezuela, allí ejerció el Derecho Penal y de migrantes, fue asesor del Consulado de Colombia, creó el portal www.visaparacolombia.com, se destacó en el ejercicio del Derecho Penal y fue integrante activo del Colegio de Abogados donde fundó el club de ajedrez, lo que le permitió ingresar a la Asociación de Ajedrez del estado Mérida, de la que además fue vicepresidente.
En el año 2008 se casó con María Emilia Perdomo, abogada venezolana, con quien formó una familia integrada por dos hijos. Llinás obtuvo la nacionalidad venezolana luego de varios procesos, pues inicialmente ingresó al país como turista, luego tuvo visa de estudiante y posteriormente, una vez se tituló, obtuvo la residencia: así cumplió los pasos para después ser nacional venezolano.
Su tablero de ajedrez
La homologación de su título y la especialización en Venezuela en ese entonces, le dieron a Osvaldo una idea de desarrollarse profesionalmente. Eso, dijo, fue su termómetro para decidir quedarse en el país del que se fue en el año 2018, debido a la Emergencia Humanitaria Compleja.
Su destino fue Chile, a donde llegó con su familia, documentos vigentes, papeles legalizados y apostillados, dinero para vivir aproximadamente seis meses —de no encontrar trabajo pronto— y por supuesto con la idea de “trabajar en lo que sea”, porque a sus 50 años sabía que sería difícil que alguien lo contratara, por lo que su deseo era hacer en Chile lo que sabe, ejercer el Derecho.
Osvaldo ingresó a Chile como venezolano y recién llegó, comenzó a empaparse de los procesos y requisitos para que él y su esposa convalidaran sus títulos de abogado. No hubo respuesta inmediata, por lo que a los tres meses de vivir en Santiago comenzó a trabajar como conserje nocturno de un edificio.
Las noches de desvelos las empleó no sólo en esperar tener su habilitación para ejercer, sino en cursar una Maestría en Derecho en la Universidad San Sebastián y a construir su futuro inmediato.
Con la experiencia de lo hecho en Venezuela, creó la empresa Defensa Migrantes. Aun desempeñándose como conserje y con su empresa conformada, Llinás contrató servicios de abogados que se encargaban de brindar solución jurídica a los conflictos que rodean la cotidianidad del migrante vía online.
Una vez fue habilitado para ejercer el Derecho, en agosto de 2021, Llinás, el colombo-venezolano, se encargó de su empresa, una Sociedad por Acciones, pero además con abogados asociados de Venezuela, Colombia, México, Ecuador, Argentina, Perú, Estados Unidos y Alemania que se encargan de los casos de migrantes.
La irregularidad lo ata de manos
¿Cuál ha sido su éxito? Él se lo atribuye a la planificación. Por eso insiste en que al decidir emigrar “hay que estudiar el país al que vas, sus personas, su geografía, sus hábitos, su cultura, sus comidas, su disciplina, sus leyes, si uno no estudia a dónde va a ir, entonces uno no puede adaptarse a la multiculturalidad, es uno el que tiene que adaptarse a donde va”, asienta al tiempo que destaca que esa planificación debe incluir toda la documentación para tener un estatus regular.
Para muchos venezolanos que deciden salir de su país sin tener al menos un pasaporte, la realidad de Osvaldo pareciera ser una utopía, pero como abogado insiste en que, si hay dinero para migrar, aun en las lamentables condiciones en las que migran muchos venezolanos, ese dinero debe emplearse al menos en obtener el pasaporte y los documentos necesarios para ingresar de manera regular al país de acogida.
Confiesa que le da tristeza atender a connacionales venezolanos que no tienen cédula de identidad y niños sin partida de nacimiento, “es muy difícil así ayudar a personas a una migración segura y ordenada como debe ser, y lamentablemente se convierten en personas de alto riesgo, para ellos mismos inclusive, al pasar fronteras donde hay trata de personas, contrabando de órganos, homicidios, secuestros, violaciones, esclavitud sexual porque su migración no es organizada”.
En Defensa Migrantes, Osvaldo y sus compañeros atienden casos de migración organizada de personas que quieren seguir el proceso de residencia definitiva, o pedir la nacionalidad. Aquellas personas que ingresan con estatus irregular son asesoradas y remitidas al Consulado venezolano, para que puedan obtener sus documentos, a fin de iniciar los procesos administrativos que les darán un estatus regular.
Llinás suma dos migraciones exitosas, asegura que nació para migrar, tiene ese espíritu de salir, pero no cree que haya una tercera ocasión. Quiso ser colombo-venezolano “como la gran Colombia” y así se quedará, “retornaré a Mérida, pero no voy a migrar”.