Cuando llegó a Bogotá pesaba 39 kilogramos y su hija estaba casi en estado de desnutrición.
Por Luis Enrique Molina – Periodista Te lo Cuento News
Alejandra Ramírez Mena estudiaba Contaduría Pública en la Universidad de Los Llanos Occidentales Ezequiel Zamora (Unellez) en Venezuela, y, paralelamente, varios cursos para generar recursos adicionales y sobrevivir. Pese a ello, no pudo evitar salir del país por la falta de recursos.
Siempre ha sido muy activa, ha estudiado bisutería, auxiliar de farmacia y hasta penal y criminalística. Cuando salió embarazada congeló sus estudios para la fecha del parto, luego retomó la universidad al año, combinando los estudios con el trabajo.
En 2019 se fue a Colombia con su hija y su pareja, pero su salud estaba comprometida, pesaba 39 kilos porque en Venezuela no se alimentaba bien. Su hija estaba casi en estado de desnutrición.
Al año, después de recuperar la salud, consiguió un trabajo en una bodega de reciclaje. Se encargaba de separar todo lo que llegaba y recibía ingresos de acuerdo al peso de los materiales que seleccionaba.
Alejandra no se detuvo, fue buscando el sustento de su familia en diferentes trabajos, en una bodega, arreglando bolsas plásticas, en un restaurante, no se limitaba.
Manicurista y especialista en belleza
Aunque estaba en un país distinto al suyo y debía buscar el sustento de su familia, el gusanito del aprendizaje no se alejó de ella. Decidió hacer un curso de manicurista, pestañas y micropigmentación de cejas. Obtuvo su diploma en 2020, en plena pandemia, por lo que le tocó esperar a que bajara la situación sobre los contagios y comenzó a trabajar en una peluquería donde se desempeña actualmente. “Aquí me ha ido super bien, gracias a Dios”, señala.
Su estatus migratorio es regular por poseer el Permiso de Protección Temporal y recibe del Estado solamente el beneficio de la salud, ya que el permiso le permite pagar la EPS de ella y su hija, así como la educación de la pequeña.
Una de las razones de su éxito es que es muy profesional, cumple estrictamente con medidas de bioseguridad. “Cuando se hace el servicio de manicura, la profesional utiliza guantes y mascarilla, aunque algunas clientas se incomoden, se utilizan herramientas de metal esterilizadas, se agrega alcohol a las uñas exfoliadas y al final a la silla de trabajo”.
Hoy queda el recuerdo de todo lo que pasó para llegar hasta donde está, del riesgo que vivió con su salud por no poder alimentarse adecuadamente y de cada trabajo que tuvo que hacer al llegar a Colombia para poder estabilizarse. Está consciente de que su espíritu de aprendizaje ha sido clave para su crecimiento y su tranquilidad.