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De ser arrestada en las protestas en Venezuela a ayudar a otros migrantes en Argentina

Liset Luque, comunicadora venezolana
Liset Luque, comunicadora venezolana

Fue víctima de la represión policial durante las protestas de 2018. Tuvo que dejar Venezuela, pero no ha perdido su interés de trabajar por los demás.

Keissy Bracho – Periodista Te Lo Cuento News

Liset Luque vivía en Los Teques, capital del estado Miranda, cuando en noviembre del año 2018, decidió emigrar junto a su familia, compuesta por sus dos hijos menores de edad y su esposo. Ella es Consultora en comunicación política e institucional y la conflictividad social que se vivía en Venezuela, para aquel entonces, la empujó a tomar las riendas de un futuro, lejos de su país natal. 

“Emprendí un nuevo camino, al país que ha sido mi hogar hasta hoy, Argentina”, dice cuando se le pregunta dónde está residenciada, actualmente. Ligada a la política y al bien social, esto de estar cercana a la gente se le ha dado bien, desde siempre. Por eso es que hoy se desempeña como secretaria de la Organización Alianza por Venezuela.

La Organización Alianza por Venezuela, es una asociación civil sin fines de lucro que se constituyó formalmente en 2018, “cuando hubo el mayor número de venezolanos que ingresaron a Argentina. Había ya algunas personas que venían haciendo actividades de protestas solicitando el retorno de la democracia y se creó la alianza para acompañar el ingreso de esos venezolanos que llegaron a este país para buscar mejores condiciones de vida”. 

La alianza pasó por algunos cambios en cuanto a su directiva, pero en esta oportunidad, tras una asamblea ordinaria, Liset pasó a ser la secretaria, encargada de relaciones institucionales y de comunicación. Entre risas confiesa que “quienes me conocen saben que soy imparable”.

Agrega que la asociación tiene varios pilares, pero los fundamentales son: “el acompañamiento a la comunidad migrante y a la información de sus derechos, pero, también, hemos dado un giro muy importante porque las personas que llegan a Argentina, muchos necesitan más herramientas para la reinserción socioproductiva, entonces, hemos creado proyectos y programas que son apoyados por IAF y OIM, pero, además articulando trabajo con otras organizaciones y el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires”. 

Abriendo caminos a los venezolanos

Liset, orgullosa, cuenta que, se ha sorprendido de los alcances que ha tenido la alianza: “por ejemplo, el programa Mujer Brillante, que ha sido uno de los más exitosos, justo ahora vamos por la séptima cohorte, que junto al presidente de la organización soy la coordinadora y facilitadora del programa. En este programa les damos a las mujeres migrantes herramientas en Marketing Digital y Desarrollo Emprendedor, para que puedan ver el emprendimiento como una solución creativa y posible”. 

Con Mujer Brillante, la Organización Alianza por Venezuela, ha logrado formar a más de mil mujeres venezolanas migrantes en Argentina, para que puedan ver el emprendimiento como una oportunidad de reinserción en el parque laboral del país sureño. “También, tenemos el proyecto Avanzar, que complemente a través de herramientas prácticas y en cuanto a conocimientos de temas de derechos e integración a la comunidad”. 

Explica que este proyecto tiene la belleza de ayudar, especialmente, a los adultos mayores. “Estamos trabajando en la alfabetización digital de los adultos mayores. Para muchos de ellos, emigrar ha sido un retroceso porque no todos se adaptan de la misma manera, por ejemplo, aprender a usar el celular o aplicaciones móviles es complicado y, además, los estamos acompañando en el manejo de finanza digital”. 

Ninguna comunidad queda abandonada frente a esta alianza, explica Liset que trabajan por visibilizar los derechos de todas las personas y grupos sociales. También, realizan jornadas sociales, que tienen que ver con “solidaridad, atención y contención. Lo importante es que toda la sociedad esté informada de sus derechos”.

Una decisión difícil 

Aunque Liset no se arrepiente de su decisión, tampoco niega que abandonar su tierra natal no fue fácil: “Fue una decisión difícil, como la que han tomado más de 7 millones de venezolanos. La mía tuvo que ver con las condiciones políticas, sociales, económicas y las libertades que empezaban a agudizarse en Venezuela”. 

Su voluntad por defender los derechos civiles, por visibilizar la crisis por la que atraviesa Venezuela, en la época de 2017 cuando se vivían fuertes protestas sociales a lo largo y ancho del país, Liset pasó a ser una estadística más. Fue arrestada injustamente por las fuerzas represivas del Estado, junto a un grupo de amigas y compañeras de oficio, que protestaban en la ciudad de Los Teques por un mejor futuro para Venezuela. 

El punto de quiebre fue éste, sin duda alguna: “luego de haber sido detenida en una protesta por la lucha de mis derechos e imaginarme estar sin mis hijos, me convencí que no quería ni podía vivir callada, con miedo, administrando el tiempo en filas interminables de alimentos, algunas horas sin luz, algunos días sin agua. Todo esto me expulsó de mi país”. 

Fue cuando tomó la decisión de viajar a Argentina y redibujar su destino, hoy se desempeña como consultora de comunicación política e institucional: “pero esa no fue mi primera salida laboral, cuando llegué, trabajé en salones de belleza. Me convertí en voluntaria de la ONG Alianza por Venezuela hasta que encontré, 6 meses después, mi oportunidad como profesional”. 

Pese a los que muchos podrían pensar y criticar, por tratarse de un país en América Latina que, en cierta medida, comparte algunas similitudes con Venezuela, Liset no reniega de las oportunidades que se le han abierto “Argentina es un país profundamente generoso y los argentinos son muy nobles. La migración en Argentina no está estigmatizada, porque este país se ha construido de inmigrantes. Trabajo y convivo en una tierra que abraza la diversidad y eso me encanta”. 

Cuando se le pregunta por qué convertirse en una guía para los venezolanos que emigran a Venezuela, aun cuando se trata de una labor ad honorem, dice: “servir a otros ha sido parte de mi cultura de vida, de mi experiencia profesional, pero además crear redes de contención y acompañamiento, es clave para que las personas no se sientan solas, desamparadas. El desarraigo es una de las cosas más desagradables que nos toca transitar como migrantes. A los venezolanos nos gusta estar con los nuestros porque es una forma de estar cerca de casa”. 

Mientras que, sobre la posibilidad de volver a casa, confiesa: “Quiero volver, reencontrarme con lo nuestro, aunque sé que no es la Venezuela que dejé, siempre se añora tu país, tu cultura, tus olores, sabores: pero, además de todo eso, yo quiero volver a mi país para ayudar, para sumar toda la experiencia que me ha dejado estar afuera ¿Llegará ese momento? Es una pregunta que siempre me hago”. 

Concluye su relato, aseverando que cada día hace lo posible para que tanto ella como sus hijos se sientan cerca de su país: “Creo que en este momento mi lugar está en Argentina, me siento cerca trabajando por nuestra comunidad. Todos los días, les comparto a mis hijos alguna anécdota de su país para que también lo tengan cerca, después 5 años afuera, ellos han construido su vida y lazos sociales también aquí, sentimos un cariño y respeto enorme por este país y su gente”.