“Colombia me dio esto que soy hoy”: Yelitza Bravo

Para Yelitza Bravo, su proceso migratorio ha sido como un posgrado en resiliencia
Para Yelitza Bravo, su proceso migratorio ha sido como un posgrado en resiliencia

Dejó atrás una vida de holgura financiera. Después de una etapa que define como un “posgrado en resiliencia”, hoy anota como victorias su transformación personal y la estabilidad para su núcleo familiar.

Por Janett Heredia – periodista Te lo Cuento News 

“Yo agarro mis corotos y me devuelvo pa’mi casa”, pensaba en los momentos más difíciles. Y es que, al salir de Venezuela, Yelitza Bravo pasó de tenerlo todo a contar solo con su fuerza de voluntad y con su familia, tan afectada como ella por el drástico cambio.

En medio del duelo en que estaba sumida junto con su esposo y sus hijos, la asaltaban los cuestionamientos sobre la decisión que había tomado de llevárselos a otro país. Pero al mirar a sus hijos volvía a enfocarse en su misión: reconquistar para ellos la calidad de vida que habían perdido.

Con los nervios de punta

Yelitza Bravo dejó atrás una vida de holgura financiera. Tenía ahorros en dólares, apartamento, camioneta, su academia de danzas: “y también trabajaba la parte de belleza”. 

¿Y por qué iba a marcharse de Caracas con semejante estatus? Nada menos que por la inseguridad.

Su apartamento se convirtió en su prisión voluntaria después de varias experiencias traumáticas con el hampa. “No quería salir ni a hacer mercado. Yo estaba enferma de los nervios”. Fue así como en diciembre de 2017 migró a Colombia, país natal de su progenitora.

Posgrado en resiliencia 

Por ser hija de colombianos, Yelitza obtuvo la nacionalidad y pudo optar por un empleo. En cambio, su esposo, con estudios universitarios en Mercadotecnia y vasta experiencia en el área, no podía ejercer su profesión por las limitaciones derivadas de su condición de extranjero. 

Así que ella terminó llevando sobre sus hombros la responsabilidad del hogar durante un tiempo, mientras su compañero batallaba con su situación entre Colombia y Venezuela, pues él tuvo que devolverse en varias oportunidades.

“Esos primeros tres años fueron el posgrado de resiliencia, de luchar con las dudas, con la melancolía, de buscar una motivación para no enfermarme, para no detenerme a pesar del cansancio”.

Y no era para menos. A la dificultad para construir en otro país unas condiciones similares a las que había tenido que abandonar se sumaba otro aspecto preocupante: el desgaste emocional para todo el grupo familiar; principalmente para sus hijos, ya que ella, sumergida totalmente en la búsqueda de ingresos, se había convertido en una mamá ausente. 

Sabiéndose sin vuelta a atrás, Yelitza no se sentó a esperar que surgiera una oportunidad para ejercer su profesión como docente con posgrado en Orientación Educativa, sino que aprovechó los talentos artísticos y deportivos desarrollados a su paso por la Escuela Técnica Asistencial “Luis Rodríguez Sánchez” de Palo Verde. 

Sin  dudar, se “fajó” a demostrar con hechos las aptitudes contempladas en su hoja de vida. “A la mayoría de los venezolanos que se encuentran en el exterior, nos ha tocado lavarnos la cara, quitarnos el orgullo, la arrogancia, y ser más humildes”. 

Por otra parte, su permanente discurso de motivación encontró eco en sus hijos, quienes apoyaban sus extremas medidas de austeridad con la confianza de que la situación que atravesaban era transitoria.

Equilibrio y coherencia 

Enérgica y entusiasta, se desempeña como instructora deportiva en una cadena de gimnasios, al tiempo que atiende su negocio de estética facial. 

El pasado sepultó su etapa de “sifrina”, como coloquialmente son llamadas en Venezuela las personas que ostentan un nivel social elevado. La Yelitza que nos topamos hoy en la Fantástica Cartagena es una espléndida versión que ella misma define como más equilibrada y coherente.

“Me permito vivir cada emoción. No me guardo nada. Veo el mundo desde el todo y no desde mi perspectiva única. Soy más abierta y sensible”. 

Con gratitud reconoce que todo esto lo aprendió en sus vivencias como migrante.  “Colombia me dio esto que soy hoy”.