El Ministerio de Educación reveló que en cerca del 97 por ciento del territorio nacional hay matriculados niños, niñas y adolescentes migrantes que están recibiendo la misma atención que los alumnos colombianos. En menos de cuatro años, el sistema educativo del país logró la meta de no dejar menores sin cupo.
Migración Colombia reveló que, dentro de la encuesta de caracterización de la población migrante venezolana, el 83 por ciento reportó que sabe leer y escribir, un 13 por ciento dice que no aprendió ninguna de las dos cosas.
52 mil personas venezolanas hablan un segundo idioma y 34 mil aseguran tener un nivel alto o medio-alto en inglés. El 24 por ciento pasó por la secundaria y el 17 tiene formación en primaria, un 10 por ciento cursó algún estudio universitario y 11 mil tienen algún estudio en posgrado.
Pero cuando pensaron en la forma de lograr la cobertura escolar para los niños, el Ministerio de Educación puede hoy entregar un parte más que satisfactorio. En apenas cinco años, multiplicaron exponencialmente el número de pequeños con acceso a los salones.
Pasaron de 34.030 en 2018 a 573.846, pese al reto adicional que significó acondicionar los entornos escolares durante y después de la pandemia, y hoy tienen la satisfacción de lograr la meta de que cada pequeño migrante sonría en clase.
“Eso de entrada impacta el tema, porque es cómo responder -con los temas adicionales y las presiones que tiene el sector educativo-, cómo adaptar a un sistema educativo más de medio millón de niños en cuatro años”, explica Constanza Alarcón, viceministra de Educación Preescolar, Básica y Media.
El 78,9 por ciento de los alumnos venezolanos está en colegios urbanos, y el 21,1 restante está en colegios de zonas rurales, en donde el trabajo duro para el trabajo articulado de la institucionalidad apenas comienza.
“En zonas rurales claramente está teniendo un impacto, más del 97 por ciento del territorio nacional presenta matrícula de niños migrantes, lo cual nos pone a nosotros en el reto de ponernos a trabajar con las 96 secretarías de educación”, detalla la funcionaria.
El sector educación se impuso el reto de no dejar niños desescolarizados porque, al estar ausentes de los salones de clase, entran en una zona de riesgo que va desde la mendicidad infantil hasta la violencia intrafamiliar. Por eso hoy, cualquier niño migrante venezolano tiene todo el apoyo para ir a la escuela
“Entender cómo generamos, dentro de la línea de política de la gran apuesta de equidad, temas de acogida, bienestar y permanencia; lo primero fue quitar las barreras de acceso, el niño entra sin ningún requisito”, dice la viceministra, quien además explica que los pequeños hoy están en entornos protectores junto a otros niños que requieren una atención diferenciada, tal como pasa estructuralmente en todo el país.
“La diversidad se convirtió en un elemento vital para mover el sector educativo, con población afro, negra indígena y raizal, pero también en lógicas poblacionales con población migrantes, reincorporados o víctimas del conflicto”, dice la funcionaria.
El 14, 3 por ciento de los beneficiarios está en transición, 55,7 por ciento de los niños migrantes están cursando primaria, y el 23,5 por ciento adelanta estudios de bachillerato.
Por: Mario Villalobos @maritovillalobo